La cofradía subraya su personalidad agustina

Si la mañana de este Jueves Santo fue un constante ir y venir de personas que se acercaban hasta Santa María de Gracia para contemplar los dos espléndidos pasos de la Buena Muerte, fue a las 19:00 cuando la puerta principal de este templo se abrió ante la expectativa del público que se encontraba en la Plaza de las Monjas mirando hacia esa estrecha calle que se abre entre el antiguo Banco de España y Santa María de Gracia.

Tres de Agosto se convierte en la antesala de una procesión que siempre se caracteriza por su belleza y seriedad. No hubo, en los momentos previos a la salida, ningún acto de primera levantá por así considerarlo la actual gestora.

La estrechez de la céntrica calle proporciona un atractivo añadido a la pericia de los capataces y las cuadrillas. El paso de caoba del Señor de la Buena Muerte salió, como es habitual, con el crucificado enterrado hasta cerca de la cintura para realizar posteriormente su alzado hasta alcanzar la altura correcta.

Los cuerpos de nazarenos, procedentes del colegio, bajaron por Tres de Agosto recibiendo de esta manera a los titulares que salían del templo junto a los componentes del cuerpo litúrgico. Los estrenos de las banderas concepcionista y de la hermandad se juntaron al de la marcha Tolle Lege, que se interpretó en el momento en que la cofradía llegaba a la Placeta. Con Tolle Lege se hace además una nueva reivindicación de las raíces agustinas de la hermandad, ya que la expresión latina está vinculada a la conversión de San Agustín. La nueva marcha es obra de Antonio Domínguez, director de la Banda de Música del Villalba del Alcor que acompañó al palio.

El último tramo del recorrido de la Buena Muerte, ya en la recogida, fue consagrado desde el punto de vista musical a todas aquellas marchas que están dedicadas a la Virgen de Consolación y Correa en sus Dolores.

Con su salida de ayer, la Hermandad de la Buena Muerte inició su segundo centenario de vida después de que en 2016 se viera involucrada en todos los actos conmemorativos relacionados con sus primeros cien años de existencia.