Lo cofrade perdura en los pergaminos
Francisco Llonís es el autor de la obra que le fue entregada al pregonero José Antonio Vieira
LA minuciosidad y la paciencia son utensilios indispensables en el trabajo que realiza el pergaminista Francisco Llonís que, un año más, ha sido el encargado de efectuar el trabajo que se le entrega al pregonero oficial de la Semana Santa y que, en este 2013, ha sido José Antonio Vieira. Es sin duda, un valioso recuerdo que dará permanente testimonio de un hito marcado en la biografía, en este caso, del pregonero. El prestigio de Francisco Llonís está, a estas alturas, fuera de toda duda. Le avalan más de 700 pergaminos; lo que cuesta es imaginar la cifra resultante en traducir toda esa actividad en horas.
No cabe duda de que el mayor aliado de este arte es el tiempo. En buena medida, la brillantez de lo que se haga depende de él. Cuanto más tiempo tenga el artista, mejor quedará de modo que es bastante aconsejable que los encargos se realicen con bastante antelación.
Y así es como ha ocurrido con el pergamino que le fue entregado, hace un par de semanas, a José Antonio Vieira. Francisco Llonís explica que el encargo lo recibió, por parte del Consejo de Hermandades y Cofradías, prácticamente al mismo tiempo en que se hizo pública la designación del pregonero, lo que tuvo lugar a mediados del pasado mes de noviembre.
El pergaminista comenta que "en cuanto recibo el encargo empiezo a documentarme e indagar aunque no de manera directa con la persona que, finalmente, va a recibir el pergamino". En el caso de Vieira había bastantes facetas a tener en cuenta, porque "debe plasmar en parte la historia de la propia persona". Así, Llonís tuvo en cuenta aspectos como su pertenencia a las hermandades de Estudiantes, Esperanza y Calvario, así como que "es una persona de una devoción mariana muy arraigada".
El pergamino está presidido por una m central en la que se incluyen los escudos de las 26 hermandades de la capital. También hay una a central que contiene el frontal del palio de Rocío y Esperanza; precisamente este aspecto ha tenido una importancia clave en la configuración del trabajo. La obra no excluye, de todos modos, aspectos como el Año de la Fe, el Año Jubilar del Rocío, los titulares del Calvario -en medallones- o la Virgen de la Cinta.
El pergamino de José Antonio Vieira es el 713 de los que han salido de las manos de Francisco Llonís, quien añade que "es una obra muy miniaturista que da como resultado una lámina barroca".
Todo comienza cuando "tienes la piel preparada y satinada. Ahí es el momento cuando, con el lápiz, comienzas a componer hasta que va surgiendo la forma de lo que tienes en la cabeza".
Aunque parece que el pergamino es un trabajo que se ha quedado estancado en el tiempo, no deja de ser demandado por distintos estamentos. Uno de sus grandes valores estriba precisamente, en la perdurabilidad que posee. Como prueba de la minuciosidad y del exquisito trabajo que ha de efectuarse, Llonís comenta que hay ocasiones en que se va toda una mañana en realizar una superficie de 5 cm2.
Como creación artística que es, uno de los grandes valores con los que cuenta es su exclusividad -"no hay dos pergaminos iguales"- y en el caso de los trabajos que efectúa este pergaminista onubense, "entrego un certificado de autenticidad". Aunque no tiene un muestrario, él los tiene todos catalogados y "les he seguido la pista".
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