La atemporal poda de naranjos

La cantonera

Brotes de azahar en las calles de Huelva.
Brotes de azahar en las calles de Huelva. / Alberto Domínguez
Pedro Cintado

24 de marzo 2021 - 05:09

Una de las señales más bonitas de la llegada de la primavera es la floración del azahar de nuestros naranjos. Al comienzo de cada Cuaresma, empezamos a notar entre sus hojas esas bolitas que con el buen tiempo estallan en blancas flores que entremezcladas con el verde de sus hojas reflejan cual bandera, una Andalucía que por hermosa, se repite en numerosas calles, plazas y patios de nuestras ciudades.

La flor del azahar tiene un ciclo bastante corto y eso provoca que la mayoría de ellas suelan caer al suelo, donde sus cinco pétalos se desprenden para formar una preciosa alfombra blanca que se repetirán al paso de nuestras cofradías.

El azahar que ha conseguido arraigar en el árbol antes de convertirse en naranjas, continuará ofreciendo ese típico cuadro pictórico de una de las flores más aromáticas de la naturaleza, mientras que su embriagador olor, que tanto cautiva a los cofrades, nos introduce de la mejor forma posible en el comienzo de la primavera andaluza con las vivencias de ese espectáculo inigualable donde la luz y el olor ganan el protagonismo.

De hecho, la flor del azahar y su floración han sido uno de los recursos más habituales en la elaboración de los pregones de Semana Santa y la verdad es que es difícil y poco natural imaginar o sentir una Cuaresma sin uno de los símbolos más característicos, el olor a azahar.

Tal es así que esta Cantonera vuelve a dar otro golpe no deseado, al constatar que los jardineros municipales se encontraban realizando la poda anual de los naranjos en algunos barrios de nuestra ciudad.

Tengo la suerte de vivir en una plaza embellecida con numerosos naranjos y dos frondosos ficus. Además, lindo con una casa que posee un antiguo patio con varios naranjos de gran porte. Aunque estos hechos se podrían considerar causas suficientes para el disfrute de los sentidos mencionados, la verdad es que durante estos años pasados me he ido acostumbrando a escuchar el sonido de las sierras mecánicas que utilizan los operarios municipales.

El caso es que durante este año tan peculiar, donde los sentimientos de añoranza aparecen por doquier, he podido comprobar con gran asombro que las calles del casco histórico de la ciudad, esas calles y plazas que componen muchos de los recorridos procesionales de nuestras cofradías, mantienen esa magia, belleza y mezcla de olores que provoca la floración del azahar en Cuaresma y que no ha sido retirada.

No tengo suficientes datos para indicar con soltura si esta situación ha sido programada con anterioridad o surge de forma involuntaria, con lo cual, nos podemos encontrar que esta ilusión, solo dure días.

Me consta que desde el Ayuntamiento de nuestra ciudad se muestra sensibilidad ante estos temas y las peticiones que realizan las hermandades se suelen atender con cariño, pero siempre se escapa algo y desde La Cantonera en este caso concreto, se ha querido dejar constancia del disfrute que actualmente estamos teniendo de poder oler e incluso pasar por maravillosas alfombras de azahar y para que se programen dichos trabajos en la época que la naturaleza dispone.

Así que en el tiempo de la Cuaresma, comienzos de la florida primavera, me atrevo a realizar una recomendación a los jardineros municipales: menos podas de naranjos en flor y más podas de desorbitados y frondosos ficus en nuestras plazas.

stats