Ilusión, ganas y muchas horas de ensayo: así se preparan los Tamborileros de Huelva para la Magna Mariana

Hablar de los Tamborileros de Huelva es poner en el primer plano a un grupo referente que con la flauta y el tamboril, ya que abren caminos en numerosos puntos dentro y fuera de la provincia. No solo marcan el ritmo de una romería, ellos tienen el honor de ser los herederos de una tradición que se transmite de generación en generación y que gracias a su gran dedicación puede seguir viva por muchos años.

Tan solo son un grupo humilde de hombres y mujeres que se consideran una auténtica familia. Con viviendas repartidas por distintos puntos de la provincia, se citan a una hora concreta del día para dar comienzo al ensayo bajo las órdenes del “maestro”, como llaman con mucho cariño a Antonio Rodríguez Cruz.

Para los integrantes del grupo estos momentos no son solo ensayo, son también oportunidades para disfrutar y convivir con amigos. “Es un trabajo que dura todo el año y son muchas horas de ensayo, por lo que hace que nuestro vínculo se fortalezca en cada encuentro”, cuentan.

El próximo 20 de septiembre tendrán el honor de acompañar a la Reina de los Ángeles, patrona de Alájar. Será una cita con la historia y aunque su preparación sigue las mismas pautas de siempre, la ilusión crece de manera exponencial a medida que se acercan los días. Su vínculo con la titular de la Peña de Arias Montano viene de años atrás, ya que se consideran devotos y además comparten fuertes amistades que hacen que esos momentos en Alájar sean aún más especiales.

Según cuentan serán el único grupo de tamborileros que participará en la Procesión Jubilar, lo que hace que la ilusión por formar parte de esta histórica jornada sea aún mayor.

Antes del ensayo a cada uno le gusta prepararse a su manera. Unos charlan, otros recuerdan anécdotas y alguno revisa el móvil atento a algún último mensaje del trabajo. Poco a poco sacan el tamboril, el palo y la flauta de sus fundas, y ajustan los últimos detalles. Es entonces cuando Antonio toma la voz y con su experiencia, arranca el ensayo. Rodríguez Cruz es pura vocación y será por eso que derrocha ilusión y energía en cada proyecto. Para él, “enseñar es más que un trabajo, es una pasión que contagio a todos los que me rodean”.

Una de las principales características de este grupo y que se aprecia en cada rincón que van, es que tocan en la nota SÍ Bemol. Según Antonio, “es un sonido mucho más grave y diferente al que se escucha en otras hermandades que vienen desde Cádiz o Málaga”. A pesar del paso del tiempo y los cambios generacionales, ellos siguen manteniendo su seña de identidad, un estilo propio que no ha cambiado en años y que les distingue dentro del mundo de los tamborileros.

Antonio no dejó de recordar que las puertas de este grupo están abiertas para todo aquel que quiera aprender. Cuentan con una escuela en la que forman a los más pequeños y quienes demuestran talento pueden dar el salto al grupo principal.

Una curiosa anécdota es la de una estudiante japonesa de Erasmus que se integró al grupo y aprendió el toque de camino en tan solo una semana, justo antes del jueves de salida de la Hermandad del Rocío de Huelva. A día de hoy, según cuenta Antonio, se ha convertido en toda una referente en su país, llevando consigo esta seña de identidad onubense y triunfando mientras mantiene viva la tradición que aprendió en Huelva.