Puerta del mar

La Virgen de la Cinta de la Catedral de Huelva de Martínez Montañés

  • La imagen se encuentra en una exposición en el Museo de Bellas Artes de Sevilla

  • Los investigadores la documentan en 1616 y llega en su festividad de 1618

Hay ocasiones que son únicas para acercarse a una imagen. En las que tienen sus propias cofradía se mucho más fácil gracias a los besamanos o besapiés que se realizan habitualmente en alguna fecha del año, es una forma de humanizarla y de disfrutar del rostro al que se le tiene devoción. De bajarla del retablo donde no se pueden apreciar esos trazos con los que un artista consigue hacer de ellas una imagen que refleja la divinidad.

Esa es la oportunidad que ofrece la exposición en la que se muestra la Virgen de la Cinta de Martínez Montañés, que se encuentra habitualmente presidiendo la Santa Iglesia Catedral de Huelva.

Imagen de la Virgen de la Cinta de Martínez Montañés. Imagen de la Virgen de la Cinta de Martínez Montañés.

Imagen de la Virgen de la Cinta de Martínez Montañés. / José Ángel García

Forma parte de la gran exposición dedicada a su autor, Montañés, maestro de maestros en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, donde se puede visitar hasta el 15 de marzo con entrada gratuita.

Es, sin duda, una ocasión única para detenerse en la penumbra de la sala y rezarle a la Virgen de la Cinta, aunque sea en este espacio expositivo pero tan cercano que hace que la emoción por su belleza supere el momento del encuentro. Que, por otra parte, ofrece en claves actuales un acertado discurso, con piezas inigualables, que vienen a poner de relieve la maestría ya conocida de Martínez Montañés.

La exposición ofrece un recorrido por una selecta representación de 44 esculturas y relieves del genial artista, de un total de 58 obras que la compone. El itinerario, a través de tres secciones, muestra un excelente repertorio de obras que testimonian la ambición de los grandes encargos que abordó, lo sublime de sus imágenes devocionales y la novedad de sus modelos iconográficos. La exposición permite acercarse a obras que en la mayoría de los casos están lejanas en sus retablos o escondidas en sus recintos conventuales, por lo que no son habitualmente contempladas por el público, como ocurre con esta talla de la Catedral de Huelva.

Ahora podemos acercarnos a la imagen de Nuestra Señora de la Cinta que, como dio a conocer Diego Díaz Hierro, su historia aparece en el momento en el que Manuel Pérez de Guzmán el Bueno, conde de Niebla, funda en 1605 el convento mercedario de Huelva. Es cuando manda en una de sus cláusulas fundacionales que “todos los sábados del año el dicho convento ha de ser obligado a decir la Salve en tono delante de la imagen de Nuestra Señora de la Cinta, que ha de estar en el altar mayor de la dicha iglesia con una oración y conmemoración por sus Excelencias y los descendientes de su casa”.

Se trata de la primera imagen de bulto de la representación iconográfica de la Patrona de Huelva, Nuestra Señora de la Cinta. Hay que destacar que la Virgen Chiquita de la Cinta no se realizaría al menos hasta cerca de 145 años después, pues corresponde su hechura a la donación que realiza, en 1759, Francisco Martín de Olivares para que existiera una procesión entorno al santuario.

Una oportunidad para verla de cerca ya que está siempre arriba del altar mayor

La imagen de Montañés estuvo presidiendo la iglesia de la Merced al menos hasta que llegó la titular del templo, que fue realizada más tarde. Eso es lo que sostienen ahora los investigadores Antonio Romero Dorado y José Manuel Moreno Arana, que han descubierto en el Archivo de la Fundación Casa de Medina Sidonia el documento de libranza del pago de la imagen. Se trata de una obra que Martínez Montañés realizó en 1616 y por la que Manuel de Guzmán y Silva pagó 150 ducados. Sen sabe por la libranza que la imagen no fue para el convento de Sanlúcar, sino para el de Huelva a donde se llevó el 4 de septiembre de 1618, recibida con todos los honores con procesión desde el puerto hasta la iglesia de la Merced y de ahí a San Pedro, para hacerse procesión solemne el 8 de septiembre que le lleva hasta la Merced.

Los autores aclaran que la imagen se realiza en Sevilla en 1616 y se trasladó a Huelva en 1618, después de haber pasado ese intervalo de tiempo en Sanlúcar, ya que se piensa que fue concebida para presidir el retablo mayor de la iglesia de la Merced de aquella localidad.

Aclaran que la imagen que llega con toda la suntuosidad descrita en las crónicas, y que recoge el Archivo Municipal de Huelva, no es la talla de la que hoy se venera como Virgen de la Merced, sino esta de la Virgen de la Cinta de Montañés, que es el último gran regalo que hace el conde de Niebla a la ciudad y que se entroniza en la iglesia en su festividad, el día de la Natividad.

Los investigadores señalan que la actual imagen que se conoce como la Virgen de la Merced es una talla de vestir que carece de la impronta de los trabajos procedentes del obrador montañesino.

Ahora, cuando han pasado cuatro siglos de aquella hechura y aprovechando que la Virgen ha sido bajada de su altar para la exposición, es una buena ocasión para que cuando vuelva la imagen pueda ser visible lo mismo que en el Museo de Bellas Artes de Sevilla al menos para un besamanos a la Virgen y besapiés al Niño que Ella que nos muestra.

Cuatrocientos años de devoción bien lo merecen.

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