CAMBIAMOS de año pero no de reconocimiento a un gran pintor de Huelva: José Caballero. En 2015 se celebró el centenario de su nacimiento y, nada más finalizado, en la primera fiesta de la ciudad, la de San Sebastián, los onubenses le volvieron a mostrar su afecto de manera póstuma como hijo predilecto. La verdad es que desde los años ochenta se le ha dedicado los mejores homenajes, fueron en vida después de una larga trayectoria creativa. En esta ocasión es su viuda, María Fernanda Thomas de Carranza, quien recibió el cariño que Huelva le mantiene de manera perdurable a José Caballero.

Coincidía con el regalo hermosísimo de los Cuadernos de Huelva. El recuerdo gráfico de su ciudad, nuestra Huelva de siempre. Un obsequio para todos los onubenses, porque en esos dibujos hay un recorrido especialmente interesante. En ellos se ve impregnado el afecto perdurable en el tiempo de José Caballero a Huelva y, además, vestida de nostalgia pero tratada con trazos vanguardistas.

Son dibujos valientes que muestra toda la Huelva que vio, vivió y guardaba con el tiempo en su corazón. Una colección que se guarda en el Archivo Municipal de Huelva y que recientemente ha estado expuesto en la casa Colón. El deseo de la Concejalía de Cultura es que toda la colección pueda estar disponible en la web del archivo, para que esté al alcance de todos los onubenses, ante el interés que la colección ha despertado.

Ahora, que vivimos los días de la Semana Santa, sacamos de esta colección los dibujos que José Caballero dedicó a esta celebración, a sus protagonistas y a las tradiciones. Una temática a la que ya dedicó un trabajo muy interesante con sus plumillas que hizo para la Semana Santa de 1927, cuando tenía tan solo 14 años, publicadas en la prensa y revistas cofrades de la ciudad. Un chaval del colegio de los padres agustinos que mostraba entonces sus dotes de artista.

Lo más destacado ahora, cuando hablamos de los Cuadernos de Huelva, es que vuelve a recordar en los años cincuenta aquella Huelva cofrade que recompone en su memoria cuando, en su estudio en la capital de España, los realiza en dedicación a María Fernanda.

Es una colección de seis dibujos de la Semana Santa, aunque se puede añadir uno más, el de la casa de sus abuelos, que la pinta con una balcón en el que aparece la palma del Domingo de Ramos, reflejo de la familia cristiana y cofrade que visualizan en su casa durante todo el año la alegría de ese domingo gozoso.

Un Domingo de Palmas que describe en otro dibujo. Es la puerta de la iglesia de la Purísima Concepción, donde todo es jubilo en esa mañana, y se ve el azulejo del Nazareno.

De la parroquia mayor de San Pedro ofrece el dibujo que titula Semana Santa, con el porche de la iglesia como referencia muestra la grandiosidad del muro y la esbeltez de los capirotes alto. Una exaltación excepcional de lo cofrade.

Dedica otro a los costaleros. Se puede pensar que el paso es el del Señor de Pasión por la cruz que aparece en una cartela. Resalta como nadie el trabajo que realizan los costaleros bajo los pasos. Costaleros profesionales que efectuaban entonces un esfuerzo titánico, cuando la hermandad solo contrataba con los justitos para el ahorro en salarios. Con menos personal que hoy bajo los pasos y ni pensar en cuadrillas dobladas de hombres. Ellos hacían posible que la Semana Santa estuviera en la calle. Sin ellos la cofradía no podía una realidad. Al pie deja su comentario: "Los costaleros recuerdan a los antiguos galeotes".

Refiere en otro la tradición, el de la salida del Nazareno. La seriedad de lo cofrade que se refleja en cuestiones como los horarios: "A las 12 en punto de la noche". Es el título que deja al pie.

Dedica otro a las penitencias que van detrás de los pasos y para ello elige un palio, perfectamente entendible que es el de María Santísima de la Amargura, acompañada por San Juan. En una salida que recuerda cuando tenía el manto bordado de Antúnez, de la Virgen del Patrocinio. Con un dibujo del manto que el artista idealiza poniéndole el escudo de Huelva. En esta Cuaresma la hermandad ha acordado la realización de un nuevo manto, que ocupe el sitio de aquel perdido en los tumultos de la Guerra Civil.

Hay un guiño al recuerdo más tierno. Al del niño que mira las imágenes secundarias, tan feas, tan rudas y marcando el rechazo de quienes maltrataron al Señor.: "El niño perseguido por el cirineo". Parece como un sueño que asustaba a José Caballero en su infancia, como él mismo refiere: "Siempre me intrigó dónde se escondían durante todo el año aquellos muñecos, figuras secundarias de los pasos de Semana Santa y que tanto miedo me producían".

En este recorrido cofrade de los Cuadernos de Huelva José Caballero ofrece un hermoso recuerdo, con pinceladas claves de la Semana Santa.

En este tiempo en el que el centenario de José Caballero no termina sino que se proyecta en la ciudad, tenemos estos dibujos que la Semana Santa debería poner de referencia.

La casa natal del artista está en plena Carrera Oficial, esperemos que algún día la calle Espronceda pase a tener el nombre de José Caballero. Mientras tanto, disfrutemos de la colección de estos dibujos.