El Polvorín se desborda en El Punto
La Cofradía de las Tres Caídas se ve arropada por un mar de gente que le acompañó



LA incertidumbre por el tiempo también se dejó sentir en el Sagrado Corazón de Jesús. Se reunió la junta de gobierno, que este año se estrena con nuevo hermano mayor, Juan Fernando Ojeda, y decidieron echarse a la calle; los partes eran buenos. Se hizo todo muy rápido, la cofradía es de las que con más nazarenos echa a la calle y con menos tiempo saca el cortejo. Ayer no iba a ser una excepción.
Con la luz del Polvorín iluminando al Señor de las Penas, Fabián Tello cumplía un año más los deseos de aquellos chavales, que hace 69 años fundaron la cofradía y tuvoun recuerdo emocionado para su padre, Fermín Tello, ayer en el balcón del cielo, como su hijo dijo, él que fuera alma y baluarte de la cofradía.
Con la cofradía en la calle, todo era un vibrar distinto. Siempre hay muchos sitios donde ver una cofradía, se dice que a la salida, por las calles recoletas del barrio, pero igualmente emociona cómo la cofradía se desborda por la Alameda Sundheim, por esa avenida por la que baja todos los años la cofradía para encontrarse con Huelva. Por esa hilera de edificios altos que marcan la ciudad moderna, por la otra acera las altas palmeras de lo que queda de la ciudad del ayer.
El entorno del paso era un delirio de gente y más, verlo venir a un poco de altura, con un cuerpo de nazarenos compacto y arropado por la gente que llenaba los otros dos carriles de los cuatro de la alameda. ¡Qué arte! ¡Cómo venía ese paso andando! ¡Ole los costaleros!
El Polvorín se desbordaba en El Punto, bajaba un río de gente y tras de él, de nuevo, los capirotes de espuma blanca de sal choquera, para abrir paso a Ella, a la Señora del Amor. El sol nos regalaba ese destello que le alumbraba arriba, en la cuesta de los militares. Una escena hermosa de una cofradía grande. El Señor iba andando y le iluminaba también el sol cuando pasaba junto al monumento a la Virgen del Rocío.
Quedaba luego el adentrarse a la ciudad para llegar al cielo cofrade de Huelva, que no es otro que la Plaza Niña. Allí, el paso del Señor, ese Titanic de fe, se presentaba ante la humildad de las Hijas de Santa Ángela de la Cruz. Allí le dieron las gracias por sus rezos para que el día de hoy estuviese bueno y que Huelva ayudara al Señor de las Tres Caídas a levantarse. Allí estaban ellas para vivir ese instante de complicidad que va más allá de una tarde de Lunes Santo. Muchas veces baja la hermandad cuando nadie está por la plaza, pero sí saben que hay muchos que acuden a las puertas del convento a rogar la caridad cristiana. Luego, la mejor levantá porque en ella siempre va la gratitud a quienes todo se lo merecen.
Huelva siguió disfrutando de la Hermandad de las Tres Caídas, la cofradía que vivió ayer una jornada muy especial, de tranquilidad horaria a pesar de los atrasos del día, pues lo más importante se había firmado en la toma de hora y era el acuerdo horario del Lunes Santo. Ya no se habla de laudo, se habla de confraternidad cofrade del Lunes. Hay que esperar que dure.
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