Vemos que todo se está animando, que las cofradías vuelven a convocar a los onubenses en el centro de la ciudad con la salida de la Virgen del Carmen, lo mismo que ocurriera anteriormente en los barrios del Polvorín, Hispanidad y la Merced.

Todos tienen ganas de pasos en las calles y, sin duda, también los propios costaleros.

Sin embargo no hay que olvidar que la pandemia no ha desaparecido, que lo único e importante es que los casos han remitido gracias a las vacunas, aunque los datos también hablan de repuntes.

Todo esto no pasa desapercibido en las propias hermandades y ni mucho menos en las cuadrillas de costaleros. Los pasos van de 24 a 60 costaleros, no olvidamos a las costaleras, las de la cuadrilla del Santo Entierro.

Lo cierto es que el oficio bajo las trabajaderas es muy junto, todos unos al lado del otro y separados entre los palos por escasa distancia. Así las cosas se están tomando medidas y la primera de ellas son los test de coronavirus necesarios para saber el estado de quien se va a a meter debajo del paso. Se hace imprescindible el máximo cuidado por el bien de toda la cuadrilla. Debajo del paso todo es una piña, ahora igualmente debe ser una piña en lo referente a responsabilidad.

Cuando se sale pues como no es obligada la mascarilla pues pueden tomar un poco de aire entre relevos.

Estos test se hacen necesarios no solo para el día de la salida, sino para los ensayos. Ocurre que hay cuadrillas que ya tienen planificado los ensayos de costaleros como si estuviéramos en un año normal en cuanto al número de estos. Así las cosas habrá quien tenga hasta al menos cuatro ensayos y la mudá. A lo que se añade el día de la salida y que en la mayoría de los casos, salvo afortunadamente raras excepciones, pues hay dos cuadrillas.

Con ello, en el último pleno del Consejo se estuvo echando cuentas de lo que valen los test que tienen que hacer las hermandades y que pueden irse a los 30.000 euros. Una cifra que no podrá salir de las arcas del Consejo de Cofradías, sino que serán las propias hermandades las que tendrán que afrontar el gasto.

Con ello pues a los capataces que gustan de estar todos las semanas posibles de ensayos, podrían ver reducido el número de ellos. Que, por otra parte, tampoco hacen falta tantos. Lo que se confirma en los ensayos es que se pueda contar con personal el día de salida, más allá de que hagan bien su trabajo bajo el paso que eso se le da por sabido. Lo difícil será para los chavales que van hasta en cinco pasos, así que se podrían llevar durante el mes de ensayos haciéndose un test casi a diario. Seguro que este año primará la moderación.