Semana Santa

Eduardo Sugrañes: “Invitaría a adornar los balcones para mostrar que sí hay Semana Santa”

  • “Los cofrades deberíamos conectarnos en acto propio y participar de las celebraciones online desde la Catedral”

  • “Es el momento de pensar en una oración comunitaria ante San Sebastián”

El pregonero en el balcón de su casa, en la Plaza de San Pedro.

El pregonero en el balcón de su casa, en la Plaza de San Pedro. / Jesús Sugrañes

Hoy Domingo de Pasión, Eduardo J. Sugrañes Gómez tenía una cita con Huelva y su Semana Santa, a las doce de la mañana en el Gran Teatro. La pandemia por el coronavirus lo va a impedir, como tantos otros actos suspendidos por las cofradías. Este es el acontecimiento más importante de anuncio de las celebraciones pasionistas en nuestras calles. Lo siente igual que el resto de los cofrades pero, igualmente, está esperanzado en que todo pase pronto. El Consejo de Hermandades le anunció ayer que será el pregonero del año que viene.

–¿Cómo le ha afectado la noticia de que no habrá pregón?

–No más que a cualquier otro cofrade, que está esperando la salida de su hermandad y le dicen que las procesiones no saldrán este año. Tenemos que ofrecer al Señor esta contrariedad, como nuestra penitencia cuando vamos con un cirio, debajo del paso o detrás del Señor con una cruz de promesa o detrás del palio como el pueblo fiel rezándole a la Virgen.

–Esta es una Cuaresma muy distinta.

–Cuando se inició en la Catedral el obispo de Huelva, José Vilaplana, nos presentó la cruz de Lampedusa, para que compartiéramos el dolor con tantos que sufren. Con este confinamiento y las muertes por el coronavirus estamos viendo lo que es el dolor en nuestras carnes.

–Esto da paso a muchas reflexiones.

–Sí, nunca pudimos pensar una Cuaresma vivida tan interiormente, con tantos sacrificios y esfuerzos. Obligados, sí, pero la aceptamos y eso ofrece la oportunidad de una mirada interior ante una situación límite como la que estamos viviendo.

–¿Qué se puede sacar de todo esto?

–La oportunidad del encuentro familiar, de la oración individual, de una mirada profunda a Dios. De acercarnos más a los mayores, a los padres y abuelos, a tenerlos más presentes. En los amigos vemos las muchas muestras de solidaridad entre nosotros mismo y es una oportunidad de estar más unidos aunque sea por el móvil.

–Se han perdido muchas cosas en lo cofrade.

–Este siempre era un tiempo intenso de convivencia, de cercanía a las iglesias en los cultos, de ir a la casa de hermandad para sacar las papeletas de sitio; o simplemente la cerveza tras el ensayo de costaleros, un tiempo para hacer amigos, que es de lo que se trata una confraternidad de hermanos que es una cofradía.

–Al menos ahora las redes sociales están sirviendo para algo.

–Sí, y me alegra. El foco está puesto en los facebook de las hermandades, lo que nos dicen y comparten. No esa larga lista de frikis cofrades que solo van desde incordiar y hasta el insulto en las redes. Nos debería servir esta situación para a partir de ahora barrerlos.

–Hay muchos afectados indirectos por la suspensión.

–La verdad es que esto paraliza todo y la economía también; los artesanos que realizan sus trabajos, los floristas, los músicos... lo están sufriendo. Como la hostelería, a la que le da vida la gente que sale a la calle en Semana Santa.

–¿Cómo entender lo que está ocurriendo con el coronavirus?

–En una entrevista que hace tiempo realicé al obispo Ignacio Noguer para nuestro periódico, en un tiempo de catástrofes naturales, venía a decir ante estas situaciones que en ellas vemos la debilidad y la fragilidad del hombre, lo que hace a la sociedad a volver la mirada a Dios.

–¿Qué pueden aportar las hermandades ahora?

–Su voluntariado social para atender la demanda que muchas personas van a necesitar, desde ahora mismo como las que están atendiendo a los más vulnerables de sus barrios. La bolsa social también deberá ser generosa como hasta ahora con fondos propios. Mientras, las casas de hermandad cuando abran volverán a ser lugar de convivencia fraterna.

–¿Cómo está viviendo el pregonero estos días?

–Con mucha esperanza y la mirada puesta en Dios. Por el ventanal del balcón desde donde hago mi trabajo telemático tengo la Plaza de San Pedro, la veo tranquila, con esa paz que se sientes el Sábado Santo cuando ya ha pasado el trance de lo peor vivido y esperas la llegada del nuevo día cuando todo resucita. Esa es la esperanza en este tiempo tan extraño y difícil, que resucitemos a un nuevo día.

–Cuando se publique esta entrevista es el domingo de pregón, el de su encuentro con el Gran Teatro.

–Sí, en este tiempo uno sueña con el fondo negro del Gran Teatro, porque sabe que está ahí Huelva con la que quieres compartir tus emociones. Hoy me lo imaginaré con su silencio, con lo que sufre esta ciudad nuestra y sus cofradías e, igualmente, ese silencio interior de tantas oraciones hacia nuestros titulares, agarrando las estampas de la devoción que siempre llevamos con nosotros. Serán ellos los que nos proporcionen la Fe que necesitamos, la Esperanza en un día nuevo, porque Ella es Salud de los enfermos y Estrella de la mañana.

–¿Habría tenido alguna novedad su pregón?

–Sí, es el del 75 aniversario, algo tenía previsto pero permítame que no lo revele, que duerma esa sorpresa. Lo que se estaba preparando era una edición especial con la ilustración del pintor Juan Carlos Castro Crespo, con unos dibujos que le dan frescor y vida a la Semana Santa en el momento actual. El deseo, junto con el Consejo de Cofradías, es revitalizar la edición del pregón que tenga atractivo y despierte interés como el cartel anual. Castro Crespo ha hecho un trabajo magnífico en el que pone toda su ilusión y arte.

–El presidente del Consejo, Antonio González, ha hecho publico que será el pregonero de la Semana Santa de 2021.

–Esta mañana (por ayer) recibí su llamada telefónica, manifestándome el acuerdo de su junta de gobierno. Le he mostrado mi agradecimiento y mi disposición para con el Consejo y la Semana Santa. Me renuevan por tercera vez esa responsabilidad y el honor de hablarle a Huelva en el Gran Teatro, en esta cátedra de Dios y su Semana Santa.

–¿Cómo lo ha recibido?

–Desde el cariño de los míos y mis amigos, los cofrades de Huelva, que no solo me han dado ánimo estos días, sino que además ahora se sienten contentos y yo agradecido.

–¿Cambiará algo el pregón de 2021?

–Lo escrito, escrito está; son vivencias y reflexiones donde tengo muy presente a la juventud y al momento cofrade que vivimos. Sí introduciría este tiempo incierto que estamos viviendo y tomará un mayor protagonismo San Sebastián, nuestro Patrón, al que invocamos como abogado ante las epidemias y entenderemos ahora que no lo procesionamos porque se venden palmitos en un barrio de arte, sino que al igual que antaño se le implora para salvar a esta ciudad de estas calamidades.

–En una entrevista en un tiempo normal le preguntaría ¿qué nos puede adelantar de su pregón?

–Que se abre como cualquier día del año con un saludo a la Virgen de la Cinta, mientras escucho a Huelva saludarle, en esa hora del mediodía cuando es el repique de campanas de toda la ciudad en el Ángelus -que ahora está tomando tanto interés- y se van derechitas al Conquero para aclamarla a Ella, con el Dios te Salve Luna llena, de celestiales reflejos…

–Una primavera muy distinta.

–Sí, echo de menos subir a El Conquero y caminar hacia el santuario de la Cinta, disfrutar de esas laderas vestidas de vida, de verdor, de flores nuevas y desahogar la mirada por la marisma perdiéndome en el horizonte de una Huelva que nos llega al alma. Cosas sencillas. Espero lo retome pronto porque todo haya pasado y como siempre le mostraremos a la Virgen de la Cinta nuestra acción de gracias.

Eduardo Sugrañes en su domicilio particular donde pasa su confinamiento. Eduardo Sugrañes en su domicilio particular donde pasa su confinamiento.

Eduardo Sugrañes en su domicilio particular donde pasa su confinamiento. / Jesús Sugrañes

–¿Será una Semana Santa muy dura?

–Sí, y nos trasladará a las de 1933 y 1934 cuando las procesiones no salieron a la calle por los conflictos políticos y sociales que luego llevarían a este país a la Guerra Civil y a las hermandades a perder prácticamente todo su patrimonio artístico y sus imágenes, de lo que nadie aún les ha pedido perdón. En lo espiritual, debemos trasladarnos a lo que supuso para esa Huelva, nunca lo habríamos podido sentir igual sin pasar este año por esa misma circunstancia. Aunque esta será aún más dura, pues los templos permanecerán cerrados y no veremos a las imágenes ni al Nazareno que estaba entonces en besapiés como todos los Domingo de Ramos.

–¿Qué echa de menos en estos momentos?

–El pregón cofrade de la calle, los hierros apilados y formando ya los palcos, el trajín de una ciudad inquieta. En lo íntimo, las túnicas colgadas fuera del armario entre la librería de casa, el costal de mi hijo Jesús y el chaqué de pregonero. A mis amigos en casa en una cena con tortillas de bacalao y buena tertulia cofrade. Al menos nos queda el olor a azahar.

–¿Una invitación a los cofrades?

–No hay que olvidar que aunque no salgan a la calle nuestras procesiones Dios vuelve a recorrer la vía dolorosa y celebraremos la Semana Santa de manera interior, porque va a resucitar al tercer día. No podemos olvidar su presencia por nuestras calles e invitaría por ello, en la medida de que fuese posible por las cautelas sanitarias, a adornar nuestros balcones, con las colgaduras o con aquello que nos muestre a todos que sí hay Semana Santa, que el Señor resucitará y esta sociedad también tras esta pandemia.

–¿Qué le parece trasladar las procesiones de Semana Santa a septiembre?

–Es una barbaridad, las procesiones son una extensión en la calle de lo que pasa en el templo durante la celebración del triduo sacro y eso no se cambia. No comparto hablar de salidas ‘magnas’ en septiembre, no sé si esto habrá acabado para entonces y cómo estará este pueblo o si es una frivolidad cuando ayer los datos de fallecidos sobrepasaban de los cinco mil seiscientos. La situación llama a invitar al rezo ante este dolor; antaño se sacaban los santos durante las epidemias, eso ahora no es posible pero sí se puede tener una oración compartida que encabece el señor obispo ante el Patrón San Sebastián, abogado de las epidemias y que tantas veces ayudó a este pueblo en situaciones similares; y a la Virgen de la Cinta, a la que llevamos siempre nuestras suplicas.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios