Huelva saca en procesión la ilusión durante el Domingo de Ramos
Las hermandades se han entregado en cada chicotá para que Huelva disfrute de su mejor Semana Santa
Domingo de Ramos: La Borriquita en Huelva, en imágenes
Domingo de Ramos: La Sagrada Cena en Huelva, en imágenes
Domingo de Ramos: La Redención en Huelva, en imágenes
Domingo de Ramos: Los Mutilados en Huelva, en imágenes
El día más bonito del año llegó, el Domingo de Ramos se lució con sus cuatro hermandades por las calles de Huelva. La ciudad estaba nerviosa, la emoción se podía palpar en el ambiente y los cofrades no se han perdido detalle de esta tarde entrañable. Todo comenzó durante la mañana, en la tradicional misa de Palmas, en la que el obispo de Huelva desató la ilusión de todos los presentes. San Pedro estaba preparado pero habría que aguardar a que la hermandad de la Cena inaugurara la jornada.
El Polvorín era un hervidero de emociones desde el mediodía. Todo estaba listo para que la Cruz de Guía saliese por las puertas del cielo y los alrededores de la iglesia estaban cubiertos por una gran multitud. Cuando el Cristo del Amor salió por el dintel de la iglesia se creyó de una vez que era el día, el que los onubenses aguardaban con impaciencia. Su banda, la del Santísimo Cristo del Amor, se ha entregado en cada nota y le ha tocado a su Señor con una gran devoción.
La Virgen del Rosario le seguía en su caminar, con el sonido tan característico de su palio, en el que los rosarios que cuelgan de sus varales lo vuelven inconfundible. El exorno floral de Antonio Rivera se entrelazan con la luz del sol, en una tarde donde la calor ha sido una de las protagonistas. Los costaleros mecían a su madre mientras bajaban la rampa del Polvorín, donde la fe brotaba del Amor al Rosario. La hermandad ha seguido su caminar hasta la Carrera Oficial en la que La Borriquita ha sido la primera en entrar.
El porche de San Pedro rebosaba alegría y los niños eran los protagonistas de la hermandad. Una marea de nazarenos se aproximaba al paseo Santa Fe y las niñas, vestidas de hebreas, entregaban estampitas a su paso. Ilusión es la mejor palabra para definir ese momento en el que el señor hace su entrada triunfal en Jerusalén y los niños salen a su encuentro, los más pequeños de Huelva han estado más presentes que nunca, formando una cantera cofrade que no deja de crecer.
La Virgen de Los Ángeles, acompañada por la Banda de Música de Nuestra Señora de las Mercedes de Bollullos del Condado, ha danzado en el porche de la iglesia esbozando su sonrisa como la única virgen no dolorosa de la ciudad. La cofradía inauguró la Carrera Oficial de Huelva en la que los palcos aguardaban impacientes a que comenzara la Semana Grande. Los protagonistas del día, los niños, han estado presentes en todas las calles de Huelva. Algunos con su costal, otros con un tambor, haciendo preguntas y atentos a todos los detalles. Un tradición que perdurará en el tiempo gracias a la entrega de todos los cofrades.
Redención ha sido la tercera en presentarse a Huelva realizando su estación de penitencia. El único misterio alegórico de la ciudad, llegó al centro por la plaza de San Pedro subido a su monte de claveles rojos, cargando al Cruz hacia el Calvario mientras un ángel recoge la sangre que cae de su dedo meñique. En su revirá, entrando en la plazam, el público aplaude y el sentimiento cofrade aflora desde lo más profundo de los corazones. Los devotos que le seguían desde el Huerto Paco se emocionan en cada chicotá y Huelva respiraba fe con sabor a incienso. La marchas de la Agrupación Musical de Santa Cruz de Huelva retumbaban en el cielo dejando a toda la calle en silencio.
Mientras, la hermandad de Los Mutilados emprendían su camino desde la parroquia de San Sebastián. Los claveles morados exornaban el misterio de Cristo despojado de sus vestiduras camino a la cruz, que comenzaba su nuevo recorrido hacia el parque Alonso Sánchez. La banda de cornetas y tambores de Jesús Nazareno le seguía en su estación de penitencia que finalizaría de nuevo en su templo y arropado por todos los devotos de la cofradía.
La Virgen de la Paz, adornada con flores blancas, lucía resplandeciente en su salida y su palio se mecía con elegancia presentándose ante toda Huelva. En la primera revirá en el porche de la iglesia ya se evidenciaba que la Paz sería una de las protagonistas de la jornada. En el parque Alonso Sánchez retumbó una saeta y la calle de inundó de silencio.
Al caer la noche, los cirios de todas las hermandades se encendieron para guiar a sus titulares de vuelta a sus templos. El olor a cera quemada mezclado con el incienso predominaba en el ambiente y las hermandades se despedían de su día más soñado.
La Borriquita dijo adiós la primera, donde las caras de cansancio se mezclaban con la emoción, Redención llegaba al Huerto Paco y la Sagrada Cena se paseaba con esmero por su barrio donde cada levantá brotaba desde lo más profundo. Mutilados regresó a su templo en una chicotá eterna donde su madre, la Paz, le seguía en su caminar.
Huelva es cofrade y el Domingo de Ramos ha sido prueba de ello, la ciudad estaba abarrotada en cada rincón para recibir a las hermandades en una Semana Santa plena.
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