Vienen de muy lejos pero fueron perfectamente puntuales a la hora de llegar a la Placeta. Los cofrades de La Orden fueron los encargados de abrir la Carrera Oficial. Un privilegio merecido si se tiene en cuenta la distancia que han de cubrir desde Santa Teresa de Jesús después de pasar el bello entorno del Conquero y detenerse ante el Obispado donde fueron recibidos por su titular José Vilaplana.

La Orden siente como suya la cofradía del Perdón. No hay más que ver cómo la despiden por la Avenida Diego Morón einician la subida por el bello Conquero. Antes de que las puertas del templo se abrieran, la cofradía del Perdón se deleitó consigo misma en una jornada tan señalada para estos hermanos.

La amplitud de la parroquia permite una cómoda configuración del cuerpo de nazarenos y el resto del cortejo procesional. Momentos antes de la salida, la Fundación Laberinto, que lleva una encomiable labor con niños con problemas, hizo una ofrenda floral a la Virgen de los Dolores. Asimismo, los cirios de respeto que acompañan el guión sacramental portaban la leyenda Luz de vida, con la que la hermandad hace una apuesta clara por la donació de órganos.

Uno de los momentos más emotivos que se vivieron en Santa Teresa fue cuando la familia del extinto Juan Ramón Rodríguez, persona muy querida en la hermandad y el barrio, procedió a la levantá. Uno de esos héroes anónimos a los que hay que hacer justicia.

En esta ocasión, el bello paso del Perdón se situó a la derecha del altar mayor. Desde ahí comenzó su caminar acompañado por la Agrupación Musical de la Santa Cruz que, como ya es habitual, interpretó el Himno de Andalucía cuando el misterio curzó el dintel de la puerta.

Como novedad, la cofradía regresó por El Conquero haciendo parada en el Santuario de la Cinta.