Desamparados

La Concepción le abre paso a La Redención

  • La cofradía continúa introduciendo nuevos elementos en su escena externa

Es difícil hacerse un esquema de espacio con al Cofradía de la Redención. Las hermandades tienen algo especial y es su innata vinculación a un espacio que le da vida; ir caminando de un lugar a otro ofrece nuevas perspectivas para imágenes y fotografías, pero se hace necesario un vínculo a ese lugar que no es solo espacio físico sino identidad de un grupo social de un barrio, que se hace cofradía porque ha vivida la hermandad.

La Redención volvió a ofrecer ayer un lugar nuevo y van... Más de la cuenta en tan pocos años. Las cofradías son algo más que estética para que subsistan durante todo un año como hermandad. Ayer vivimos un nuevo escenario, gracias a la generosidad de la comunidad parroquial de la Concepción, pero esta eventualidad puede pasarle factura algún día a la hermandad.

La de ayer hay que recocer que ofreció un marco adecuado al que no estamos; además se vio abierta la iglesia de la Concepción a las cofradías en una jornada que no es habitual y es que aquí son de Jueves y Viernes Santo. Lo que sí es cierto es que resultó incómodo como en otras salidas de este lugar por los palcos alrededor de la puerta, sin saber si ponerse en ellos o no, pues luego aparece el abonado y hay que buscar nueva ubicación, todo u n trastorno.

Con las campanadas de las seis de la tarde se abrieron las puertas de la parroquia de la Purísima Concepción y la cofradía romántica echó a caminar con su característica cruz de guía. Todo un cortejo de diversos detalles y algunas nuevas pinceladas de color, como el monaguillo que despliega las partituras para que pueda interpretarla el grupo de música.

Una celosía de humo cubría la puerta de la Concepción mientras en el interior caminaba el nazareno de la Redención, la cofradía va consiguiendo darle el toque que desea y mostraba con gusto el paso de misterio. Un momento encantador fue ese en el que el sol le alumbraba la cara; de ahí hacia Mora Claros mientras la torre de la Concepción iba guardando sus caminar; Curro Asuero volvió a mandar el paso con arte. A pie de acera la primera saeta para emocionar la tarde.

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