Las Colonias rebosa tinte cofrade

Los barrios marcaron gran parte del protagonismo del Martes Santo. Las Colonias rebosaba de gente en la bajada de Don Bosco para ver salir un año más al Santísimo Cristo de la Sagrada Lanzada y a Nuestra Señora de los Dolores.

Dentro de la Casa de hermandad, el cuerpo de capataces junto a las cuadrillas de costaleros comenzaron a ultimar los detalles previos a la salida cuando los primeros nazarenos salían de la parroquia de los Dolores. Así, Francisco Javier Michina, capataz general de la cofradía, ordenaba quitar las ruedas a los pasos para intercambiarlas por los zancos. Y poco a poco, en busca del encuadre de la salida, el misterio de la Lanzada asomó a su barrio, y a todos los onubenses que no quisieron perderse el momento. Y tras la subida de la Cruz del Cristo, la Banda de Cornetas y Tambores Virgen de la Salud interpretó La Lanzada, Una vida de Esperanza y Medea para comenzar una gloriosa estación de penitencia.

Y el sol llegó a su auge cuando Estrella Sublime sonó, por parte de la Banda Municipal de Aznalcóllar, para el deleite de Nuestra Señora de los Dolores que lucía rosas achampanadas en sus jarras de palio como exorno floral.

Para el Cristo, las flores escogidas fueron iris morado, que acompañaron al misterio en un recorrido marcado por el reguero de devotos. A su llegada a la Merced a las 19:10, donde aguardaba una representación de Los Judíos, el Martes Santo comenzó a tomar plenitud cofrade.

Además, la Hermandad de la Sagrada Lanzada tenía varios estrenos para este año. Entre ellos, el dorado de las cartelas de los cuatro Evangelistas y de la crestería trasera del paso de misterio o unos nuevos candelabros para el paso de palio.

Con todo, el discurrir de la cofradía tuvo todo el color de una jornada llevada a la perfección que ya comienza a quitar hojas del calendario en busca de una nueva cuenta atrás.