Ayamonte, la unión de Pasión y León Ortega

La Hermandad del Santísimo Cristo de la Victoria, Nuestro Padre Jesús de la Pasión y María Santísima de la Paz, ambas obras maestras de León Ortega, recorrió en procesión las calles de Ayamonte en la noche del Miércoles Santo, en una brillante procesión de la cofradía conocida como la Hermandad de Excombatientes.

La primera salida de la hermandad la realizaron el Cristo de la Victoria y Pasión el año 1942 y dos años más tarde se le unía María Santísima de la Paz. Desde 1986 dejó de salir, por acuerdo de la asamblea de hermanos, el Cristo de la Victoria, más conocido como Beso de Judas, y lo hicieron los dos restantes, Pasión y la Virgen de la Paz.

A las nueve de la noche se abrían ayer las puertas de la Parroquia de las Angustias, que se encontraba completamente repleta de personas con ganas de seguir viviendo las tardes noches de la pasión de Ayamonte en estos días.

Con paso lento, pero perfectamente acompasado, salía la primera de las imágenes, obra maestra de León Ortega que no se perdía este día en su pueblo mientras vivió. Él sabía que Pasión era su obra más grandiosa. Precisamente esta imagen fue la primera venerada en la Diócesis en conmemorar con procesión extraordinaria el 22 de junio de 2013 el acontecimiento del año de la fe promulgado por el papa emérito Benedicto XVI.

El nazareno era exornado con claveles rojos y acompañado por la banda de cornetas y tambores La Merced de Huelva y cuyo capataz es el hermano mayor de la Hermandad, Arturo Romero Puntas. María Santísima de la Paz, con exorno floral blanco y acompañado por la banda municipal de música de Valverde del Camino tiene como capataz a Rafael de Paúl García.

Uno de los lugares donde más se aglomera la gente es sin duda alguna la esquina de la antigua Peña por su estrechez, donde es difícil de llevar a cabo el trabajo de los costaleros, por lo que se ganan fortísimos aplausos.

Si los días anteriores el Paseo de la Ribera, lugar donde está instalada la Tribuna Oficial, estaba repleta de ayamontinos y visitantes, en la noche de ayer, bajo una luna llena que, ella sola, iluminaba todo el paseo, el gentío era impresionante. Ya de por sí el lugar es de una belleza sin igual, pero con el paso cansino por el peso de la cruz de la imagen de Cristo de la Pasión, y del tintineo de los varales con el palio de la Vírgen de la Paz, esos lugares se convierten en mágicos. Una vez pasada la tribuna oficial, el personal se unió en una comunión total al propio paso, animando con sus aplausos a los costaleros de ambas imágenes hasta llegar a la parroquia de las Angustias, sede canónica de la hermandad sobre las dos de la madrugada, poniendo punto y final a un día cargado de emociones y bendiciones.