En Ayamonte se deja notar la falta de costaleros en algunas cofradías

Parece que existe una serie de problemas en algunas hermandades de Ayamonte para completar las trabajadoras de algunos pasos de la localidad fronteriza.

Eso, según apuntan personas vinculadas con las hermandades, se debe principalmente a la dejadez de la mayoría de los jóvenes que, aunque seguidores y muy de cerca de las cofradías, no quieren adquirir la responsabilidad de ponerse el costal y trabajar debajo de una trabajadora. Y la verdad es que ya muchos de los costaleros van haciéndose mayores y necesitan de un recambio a corto plazo.

Hay veces también que en una misma hermandad en la que, por ejemplo, tienen dos misterios y la dolorosa, en uno de ellos le sobran más de 15 costaleros y a otro le faltan bastantes con lo que tienen que traerlos de fuera pagándoles. El mundo cofrade, y sobre todo de los costaleros, es muy complejo, según resaltan ellos mismos. En ocasiones son los propios capataces los artífices de que tengan costaleros de sobra, o les falte. Y eso es debido al comportamiento de ellos. Los costaleros que se meten debajo de los pasos lo que quieren es que los capataces sean amigos todo el año, y se comporten de la misma manera que lo hacen durante los días que duran los ensayos y el día de la salida.

Hay quienes, después de los ensayos y salida, ya el resto del año ni les miran. Por ello se quedan solos. Por el contrario el ser amigos todo el año, siempre hace que tenga gente a su lado. Estos son comentarios de muchos costaleros y la verdad que es así.

Pero también hay imágenes, como los dos Santo Entierro, el Descendimiento, etc. que son llevados por personal de fuera, ya que la verdad es que el costalero no se siente a gusto dentro de las trabajaderas. Por descontado habrá excepciones que confirmen las reglas. Lo que se tienen claro es que, como todo en la vida, existen sus altibajos y el boom de los costaleros ha bajado ostensiblemente.

En Ayamonte se recuerda que salvo Pasión, todas las demás imágenes, y en especial las más antiguas, han sido llevadas en principio por cargadores que cobraban por su trabajo, y que se limitaban a llevarlas sin la emoción ni la gracia de los actuales costaleros. Después, a falta de cargadores, ya que muchas veces cargaban hasta con tres pasos durante la semana, se pusieron las ruedas, que aunque seguían paseándolos por las calles de Ayamonte, la emotividad y la afluencia de personal iba decreciendo de tal manera, que o se cambiaba el chip o por el contrario desaparecería en gran parte algunas hermandades. Pero gracias a Dios, llegó el mundo costalero y la subida fue meteórica. En Ayamonte todos esperan que los jóvenes aviven sus llamas de amor a sus imágenes y se pueda decir que la Semana Santa de Ayamonte sigue pletórica y que cada cofradía tienen sus hombres y con reservas suficientes en cada trabajadora.