San Juan de Dios,‘red de seguridad’ de 370 personas con problemas de salud mental y discapacidad en Sevilla a través de medidas de apoyo
La Fundación Padre Miguel García Blanco, de la Orden Hospitalaria, apoya en distintos ámbitos de la vida a personas con problemas de salud mental, discapacidad o deterioro cognitivo que no tienen un referente familiar que lo pueda hacer

¿Qué sucede cuando una persona con problemas de salud mental, discapacidad o deterioro cognitivo no tiene a ningún familiar que le acompañe y le apoye en lo que necesita? Esta es la realidad que viven miles de personas en nuestro país, que necesitan que se les apoye porque no tienen estructura familiar o bien porque, aun teniéndola, los familiares claudican por motivo de enfermedad o porque incluso, para poder mantener el vínculo, ven necesaria la intervención de un apoyo externo.
Por este motivo existe la Fundación Padre Miguel García Blanco, un recurso de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en Sevilla, que se encarga de ejercer la curatela de más de 370 personas que se encuentran en esta situación en Sevilla y su provincia. Para el coordinador jurídico de la Fundación, Francisco José Hortal, esa curatela tiene un trasfondo muy profundo, porque, según explica, “somos la red de seguridad de muchas personas con trastornos de salud mental o discapacidad”, ya que un equipo entero de trabajadores de San Juan de Dios para la Fundación, formado por abogados, administrativos, trabajadores sociales, educadores e integradores sociales, se ponen a disposición de estas personas para parecerse lo más posible a una familia.
La coordinadora social, Isabel Ortiz, se ocupa de la intervención que han de llevar a cabo con cada una de las personas curateladas. Tenemos varios equipos formados por un trabajador social, y cada uno de ellos, trabaja con dos auxiliares, que son quienes están en el día a día, de manera más directa, con las personas que atendemos. El perfil profesional de estos auxiliares es de educadores sociales e integradores sociales. Están permanentemente en contacto con ellos, acudiendo a sus domicilios particulares o residencias para atender todas las necesidades que tienen. Y cuando dicen “todas las necesidades” son, efectivamente, todas. “Los acompañamos a sus revisiones de salud mental o cualquier otra consulta médica, vamos con ellos al supermercado si lo requieren, o nos solicitan que les hagamos la compra online, pero también los ayudamos con cualquier detalle de la vida diaria, como puede ser organizar unas vacaciones, hacerles las reservas, tramitar suscripciones a alguna plataforma de televisión o incluso localizarles talleres de bachata o de costura, gestionarles las matrículas en la universidad a distancia… Tienen intereses, inquietudes y gustos, como todas las personas en este mundo”, explica Ariadna López, una de las educadoras.
Todo este trabajo es multidisciplinar. Los profesionales enfocados en las tareas más sociales lo llevan a cabo en completa coordinación con el equipo jurídico y el administrativo. Al frente de este último, el coordinador económico de la Fundación, Marcos Prieto, explica que, aunque los que tratan día a día con las personas curateladas son los profesionales sociales, todos conocen a las personas que se atienden, porque desde su equipo han de gestionar los gastos y patrimonio de estas personas, teniendo siempre en cuenta que son dueños de su proyecto de vida y que ellos son un recurso que les ayuda a mantenerse y a conservar patrimonialmente sus bienes.
“Desde nuestro departamento, trabajamos las asignaciones económicas que reciben estas personas para sus gastos de ocio y tiempo libre, que las entregan en mano los auxiliares cuando van a visitarlos. Igualmente, nos preocupamos de gestionar todas las necesidades económicas que nos planteen. Hay personas que quieren hacer un regalo económico a un sobrino porque ha sido su cumpleaños, y nosotros nos encargamos de que se haga realidad. Igual que tenemos que gestionar sus deudas, porque muchos de ellos, ante el desconocimiento, han firmado microcréditos o pequeños préstamos que no pueden permitirse, y tenemos que negociarles estas deudas a base de fraccionamientos y otras gestiones para que no se vean asfixiados económicamente”.
Marcos trabaja codo con codo con los servicios jurídicos de la fundación, porque muchas veces las gestiones van de la mano. Cuando la fundación da conformidad ante el juzgado de un nuevo caso de curatela, en la mayor parte de las ocasiones, uno de los apoyos precisos en estas personas es el de la curatela económica. Para ello, desde el departamento financiero solicitan a las entidades bancarias el acceso a las cuentas de estas personas, un procedimiento que generalmente es lento, pues supone una novedad para los propios bancos y cajas. Es entonces cuando la fundación toma pulso real de los recursos de estas personas, porque es donde se ven reflejadas las deudas y las estafas a las que han podido verse sometidas.
Algunos de ellos han estado ingresando dinero en cuentas de estafadores que, virtualmente, les han hecho creer que mantenían una relación sentimental. “Los engaños hacia las personas que atendemos son de todo tipo. A una de ellas le robaron sus datos personales por internet y los ciberdelincuentes han utilizado su identidad para estafar a otras personas. Por tanto, ahora tiene procedimientos penales abiertos por todo el territorio español. Yo, como abogado, ya lo he asistido varias veces tanto en la Comandancia de la Guardia Civil como en los Juzgados para explicar su situación. Todo esto es lo que abarca nuestro apoyo hacia estas personas”, relata Francisco José Hortal.
La soledad de estas personas suele ser un factor común, principalmente cuando hablamos de salud mental. El móvil de los auxiliares no para de sonar en todo el día. “Y detrás de muchas de esas llamadas no hay una necesidad material por cubrir, sino la necesidad de saberse escuchado, de mantener una conversación que la mayoría de ocasiones va más allá de la relación laboral que nos vincula. Creamos un vínculo personal con ellos”, afirma Ariadna. Una de las personas a las que visita habitualmente esta educadora la llamó hace poco porque quería saber qué le parecía a ella que se apuntase al gimnasio, necesitando auto reafirmarse. “Es como cuando, antes de tomar una decisión, uno le consulta a su madre, a su pareja o a un amigo. Nosotros somos lo más parecido a su familia, su red de seguridad”.
La Fundación Padre Miguel García Blanco
Este recurso de San Juan de Dios en Sevilla tiene una trayectoria de 24 años en la provincia prestando apoyo a personas vulnerables que forman parte de este colectivo. Hasta finales del 2023, la fundación centraba su labor únicamente en personas con discapacidad residentes en los distintos centros de la Orden en Andalucía. Sin embargo, en 2024, a través de un contrato de emergencia, la fundación se hizo cargo de 290 personas con problemas de salud mental y deterioro cognitivo a consecuencia de que la anterior fundación que los atendía se declarase en concurso de acreedores.

Todas ellas planteaban realidades residenciales de diferente índole (sinhogarismo, domicilios particulares, recursos residenciales, etc.). Desde este momento, la fundación tuvo que adaptarse a esta nueva realidad, llegando a triplicar la plantilla de profesionales para poder dar una respuesta de calidad a tantas personas.
La directora de la Fundación Padre Miguel García Blanco, Irene Alba, explica que “cuando aceptamos la curatela judicial de una persona, en San Juan de Dios ponemos a la persona en el centro de todo. Para ser capaces de darle a cada uno de ellos lo que necesitan. Los esfuerzos que se han hecho desde la fundación y desde la Orden Hospitalaria son enormes, pero esto es el significado de dignificar a estas personas, y así lo entendemos en esta institución”.
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