Un Recre de menos a más acaricia la segunda victoria del Trofeo de la Bella ante el Mérida (1-1)

Si el primer encuentro tuvo un ritmo eléctrico, el segundo fue todo lo contrario. Al menos durante los primeros 30 minutos. Descafeinado, tosco, con mucho centrocampismo y sin apenas nada que llevarse a la boca. Pedro Morilla cambió el once a excepción de Bonaque y Roni, que se mantuvieron por las bajas de Pineau y los laterales izquierdos, aunque ambos fueron sustituidos para evitar una excesiva carga de minutos.

El Mérida, que jugó anoche ante el Real Madrid C con el bloque más titular, puso sobre el campo una alineación plagada de canteranos. No lo supo aprovechar el Recre, incapaz de generar peligro alguno sobre la meta de Adrián en los primeros compases. Solo Antonio Arcos lo intentaba por la derecha con dos tímidas intentonas que quedaron en nada.

Al contrario que en el duelo frente al San Roque, esta vez primó el juego directo. Los dos equipos trataron de llevar la pelota de un campo a otro dejando a un lado el juego más combinativo. El terreno de juego tampoco ayudaba, algo más irregular por el paso de los minutos.

No pasaba nada hasta que llegó el primer tanto del partido. De nuevo por la banda izquierda albiazul. Juancho Villegas no pudo con el extremo emeritense, Álvaro bajó a la perfección el centro y Benny, con un tiro ajustado al que nada pudo hacer Manu, inauguró el electrónico.

Fue lo único reseñable en la primera media hora de juego. El gol le sentó algo mejor al Recre, introdujo cambios para refrescar las piernas e hizo su efecto. Pudo empatar en un balón en profundidad desde la defensa que dejó en mano a mano a Caye, pero Adrián derribó al isleño cuando se disponía a marcar. La acción solo se saldó con amarilla y el lanzamiento de falta lo despejó a córner el meta romano.

Precisamente, en un saque de esquina llegó la igualada. Centro medido de Domínguez y la peinada de Caye se introduce en el marco visitante. La tendencia cambió. El Decano fue mucho mejor, impuso su jerarquía ante un equipo muy joven y estuvo muy cerca de sentenciar el choque y, a la postre, el trofeo. Sobre todo por mediación de Juan Almeida, con un mano a mano que desvió lo justo Adrián en la última acción del duelo. Esta vez sí, la tanda de penaltis se decantó a favor del Decano, con un Manu Fernández imperial que detuvo dos penas máximas.