El Recreativo de Huelva presume de su afición allá por donde va, y eso es porque los recreativistas no abandonan, acompañan. En el último partido del conjunto albiazul ayer en Lucena, Córdoba, el desplazamiento del aficionado fue masivo, pasando a un segundo plano el largo trayecto hasta la localidad cordobesa.

Aún no había llegado el autobús del Decano, cuando ya se respiraba sentimiento albiazul en el Ciudad de Lucena con más de un centenar de incodicionales ansiando la llegada de los suyos. El jugador número 12 nunca falla, siempre llega y aprieta a sus hombres cuando más lo necesitan. Incluso los mismos futbolistas piden apoyo cuando la situación se ve más calmada, como Adriá Arjona que pidió que se revolucionaran las gradas, para que no se viniera abajo el sentimiento albiazul ni en los últimos minutos de partido.

El Decano nunca camina solo, está afición supera todas las expectativas que se puedan imaginar, porque estando en el lugar más oscuro de de la trayectoria del conjunto albiazul como es la Tercera RFEF, ellos están ahí para salvar al Recre. Los cánticos no cesaban en el estadio lucentino, las voces de los cientos de aficionados que se desplazaron retumbaron en todo momento y con una fuerza desmesurada.

Esto es el Recreativo de Huelva, en su totalidad. Jugadores, cuerpo técnico y afición se hacen uno para luchar por lo que para la ciudad onubense es más que un equipo de fútbol, es un sentimiento que se clava en lo más profundo de cada corazón albiazul y florece en cada partido esa magia que no se puede explicar con palabras.