Temporal en Huelva

El testimonio desgarrador de las víctimas de las inundaciones: "Nunca habíamos vivido algo así, fue horroroso"

  • Después del miedo del primer día, con el paso de las horas los damnificados por las riadas en Lepe y Cartaya, muchos de los cuales lo han perdido prácticamente todo, intentan reponerse mirando al futuro

Enseres personales amontonados en la calle Cruz de los Milagros de Cartaya

Enseres personales amontonados en la calle Cruz de los Milagros de Cartaya / Jordi Landero (Cartaya)

El primer día fue el del impacto inicial. El shock al ver entrar el agua a raudales en sus viviendas. A ello siguieron, inmediatamente, el miedo, la impotencia, la desesperación y la más absoluta de las incertidumbres. A las pocas horas, ya con el sol luciendo en el cielo, la sensación generalizada fue de una enorme tristeza. No en vano en unas pocas horas lo habían perdido prácticamente todo.

Nos referimos, sin duda, a los cientos de vecinos de Lepe y Cartaya afectados por las inundaciones provocadas por la imponente tromba de agua que el jueves, aproximadamente entre las nueve de la mañana y las doce del mediodía, se ensañó sin piedad con la comarca de la Costa Occidental onubense. Según las primeras estimaciones de ambos Ayuntamientos, Lepe registra unos 900 damnificados y Cartaya más de 700. En total, más de 1.600 inmuebles afectados en ambos municipios, y miles de familias, personas y pequeñas empresas detrás de cada uno de ellos.

Con el paso de las horas llega el momento de recomponerse y, aunque solo sea por necesidad, o por el instinto de supervivencia, de mirar hacia adelante y de pensar que pudo haber sido aún peor si se hubiesen producido pérdidas humanas, lo cual dada la virulencia del aguacero, y de las riadas que le precedieron, parece hasta casi un "milagro" para quienes vivieron tal fatalidad en primera persona.

En Lepe el epicentro de la tragedia se concentró en la zona de los Cruces de la avenida de Andalucía, o en calles como Triana, Rubalcaba, Guadalhorce o la plaza de los Marineros; mientras que en la vecina Cartaya el punto cero de las inundaciones estuvo sobre todo en la calle Cruz de los Milagros y en la barriada de América.

Vecinos de Cartaya intentan salvar lo que pueden tras la imponente riada Vecinos de Cartaya intentan salvar lo que pueden tras la imponente riada

Vecinos de Cartaya intentan salvar lo que pueden tras la imponente riada / Jordi Landero (Cartaya)

En todas ellas miles de familias viven desde el jueves una auténtica pesadilla, de la que aún pasará mucho tiempo antes de despertarse del todo, aunque siempre quedarán secuelas, o como poco un fatal recuerdo. Todos recordarán, por mucho tiempo, la fatídica mañana del 23 de septiembre de 2021.

En el caso de Cartaya, los afectados con los que estos días ha podido hablar Huelva Información no recordaban nada parecido. "Esto no se ha conocido aquí en la vida", repetía una y mil veces, con lágrimas en los ojos, Josefa Medina Gómez (78 años), cuyo domicilio, ubicado en el número 7 de la calle Cruz de los Milagros, quedó completamente arrasado. El agua entró "como una avalancha", relata, hasta superar el metro de altura. "Mi casa era un río y tuve que subir corriendo a las habitaciones de la planta superior".

Los ojos de Josefa se enrojecen aún más al recordar que lo ha perdido todo. Hasta un colchón especialmente indicado para sus problemas de espalda, recién comprado, del que "solo había pagado una letrita". Afortunadamente, dicho colchón pudo ser repuesto en menos de 24 horas "gracias a la ayuda del Ayuntamiento", y Josefa nos muestra apesadumbrada, pero muy agradecida, el nuevo, aún envuelto en plásticos. También ha perdido esta vecina de Cartaya "todos los muebles", lo cual es evidente al observarlos amontonados, totalmente inservibles, en mitad de la calle.

Josefa Medina observa el nuevo colchón que le han traído desde el Ayuntamiento Josefa Medina observa el nuevo colchón que le han traído desde el Ayuntamiento

Josefa Medina observa el nuevo colchón que le han traído desde el Ayuntamiento / Jordi Landero (Cartaya)

Su vecina, Gabriela Macías González, de similar edad que la anterior y muy querida no solo en el barrio, sino en general por todos los cartayeros, tampoco recuerda haber vivido algo similar: "nos hemos inundado muchas veces, pero como ahora, nunca", afirma intentando controlar las lágrimas, que finalmente afloran al señalar que también lo ha perdido absolutamente todo.

Gabriela relata que se tuvo que subir a la azotea de su casa, de una sola planta y ubicada en el número 5 de la misma calle. "Todo fue muy rápido. El agua entró rompiendo las puertas del patio y de un dormitorio y, de repente, al agua me llegaba por encima de la cintura. "Solo me ha dejado las paredes", insiste, aunque para autoconsolarse apostilla finalmente que "gracias a Dios estamos bien de salud, que es lo importante".

Efectos de la riada en una vivienda de Cartaya donde el agua llegó al metro y medio de altura Efectos de la riada en una vivienda de Cartaya donde el agua llegó al metro y medio de altura

Efectos de la riada en una vivienda de Cartaya donde el agua llegó al metro y medio de altura / Jordi Landero (Cartaya)

Charo Rodríguez Ojeda es otra de las afectadas de la misma calle, donde "ni una casa se ha librado de la riada", afirma. "Esto fue imponente, lo más grande del mundo. El agua hasta la cintura", es lo primero que recuerda antes de romper a llorar, como las dos anteriores vecinas. El agua "empezó primero a brotar por el váter y por la ducha, y yo no sabía por dónde tirar", relata, a lo que añade que "el agua me tiraba y mi obsesión fue salvar a mis dos perros, que se estaban ahogando, y con los que al final me fui para la azotea".

Como las anteriores también lo ha perdido todo: "hasta unos calzoncillos para mi hermano he tenido que pedir porque los perdió todos", asegura, y como el resto de vecinos tampoco recuerda nada igual a sus casi 54 años.

La riada también afectó en esta calle, y en las aledañas, a numerosos comercios, entre ellos varios establecimientos hosteleros, de alimentación, y sobre todo la farmacia La Parada y la gestoría Trillo-Palacios, cuyas plantas inferiores han quedado totalmente arrasadas.

Isabel González, de la gestoría Trillo-Palacios, intenta salvar los documentos de sus clientes que puede Isabel González, de la gestoría Trillo-Palacios, intenta salvar los documentos de sus clientes que puede

Isabel González, de la gestoría Trillo-Palacios, intenta salvar los documentos de sus clientes que puede / Jordi Landero (Cartaya)

Una de las propietarias de ésta última, Isabel González Palacios (50 años), califica lo vivido como "horroroso". Al principio pensó que "sería una lluvia como otras, pero de repente nos dimos cuenta de que aquello se nos iba de las manos".

Lo primero que hicieron, añade, todo de forma muy rápida, fue "salvar el ordenador que usamos como servidor y donde archivamos toda la documentación de nuestros clientes, el resto de equipos informáticos, algunos de los cuales fue imposible, así como las cientos de carpetas donde también guardamos documentación de los clientes, muchas de las cuales se han perdido".

"Todo fue cuestión de diez minutos, y menos mal que al final no nos pasó nada a nosotras, ni entró al agua en la planta superior", añade Isabel González, quien asegura que cuando abandonamos la inferior, el agua le superaba la cintura.

Una vecina de Cartaya vacía en mitad de la calle un frigorífico, antes de ser retirado por los servicios municipales Una vecina de Cartaya vacía en mitad de la calle un frigorífico, antes de ser retirado por los servicios municipales

Una vecina de Cartaya vacía en mitad de la calle un frigorífico, antes de ser retirado por los servicios municipales / Jordi Landero (Cartaya)

No obstante, concluye, "en nuestro caso los ordenadores perdidos se reponen, la documentación también, aunque sea un trastorno, pero la peor parte se la han llevado todos estos vecinos que han perdido sus recuerdos de toda una vida".

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