Aquel verano de 1930 en Galaroza

El hallazgo de un álbum de fotos revela costumbres y lugares de la localidad y La Sierra

Jóvenes en el verano de 1932.
Jóvenes en el verano de 1932. / M.G.
Antonio F. Tristancho

Huelva, 26 de febrero 2023 - 06:00

¡Cuántos recuerdos caben en un álbum de fotos! Aunque ya no se estilan, los álbumes han recopilado la memoria de nuestras familias, de nuestras instituciones, de nuestros pueblos. Álbumes de comunión, de bodas, de viajes o aquellos que aglutinaban todas las fotos que se iban tomando.

Especial valor tienen aquellos a los que el paso del tiempo han aportado una pátina histórica y son capaces de reflejar las modas, los lugares o las costumbres de épocas pretéritas. Cuando se descubre un viejo cuaderno de fotografías, se abre una ventana al pasado y a la investigación de los hábitos de nuestros ancestros.

Esto es lo que ha ocurrido con el descubrimiento de un álbum de fotos de los años treinta, por parte de la Asociación Cultural Lieva. En un foro de antigüedades, sus responsables vieron un cuaderno con una lujosa encuadernación en piel verde y la inscripción “Recuerdo de la Exposición Ibero-Americana Sevilla”. Fue realizado por los Talleres Fotográficos Green, de Sevilla, y presentaba un estado de conservación aceptable, aunque algunas láminas de papel vegetal estaban rotas. Lo que llamó la atención a la asociación serrana fue que aparecían algunas menciones a Galaroza y a Fregenal de la Sierra.

Con la curiosidad propia de estos momentos, profundizaron en el producto hasta descubrir un auténtico tesoro gráfico. Se trata, en realidad, de un álbum de recuerdos de una familia que incluye las fotos del verano que pasaron en Galaroza. Así, aunque algunas imágenes no pueden descifrarse por falta de datos, otras sí que aportan un hilo visual sobre esta población en los años treinta del siglo pasado.

Además, hay un contenido que ha permitido datar en parte esta colección. Se trata de una postal que una tal Jacinta envía a su prima, Ángela Pérez Martín, el día 3 de enero de 1932 desde La Laguna (Tenerife). El texto era, en realidad, una felicitación por el nuevo año a su prima Angelita, en respuesta a la que recibió desde Galaroza, pero introduce su deseo de un feliz año, “en el que podamos reunirnos para renovar aquellos agradabilísimos días del de el año 30”.

Con este y otros textos, se ha podido identificar a la familia receptora de la misiva, siendo la destinataria Angelita ‘la de Roque’, que ejercieron la profesión comercial durante muchos años en Galaroza. Su padre fue Roque Pérez Pequeño, llegado al pueblo desde Asturianos (Zamora), y que llegó a ocupar puestos de responsabilidad en distintas áreas sociales, políticas y económicas de la localidad cachonera. El día del nacimiento de su hija Ángela, el 29 de julio de 1913, los datos recogidos del Registro Civil le adjudican la profesión de liencero y un domicilio en la calle Toro. Su esposa, María Dolores Martín Hernández, tenía padre y madre salmantinos, pero había nacido ya en Galaroza hacía tan sólo 21 años.

Roque Pérez fue teniente de alcalde del Ayuntamiento de Galaroza, según la Guía de Huelva de 1926, teniendo en aquella época una mercería. Antes, había sido fundador de la Sección Comercial de Galaroza, el 13 de mayo de 1913, y socio principal de la Sociedad Unión Recreativa a partir de 1919, llegando a ejercer prácticamente todos los cargos principales de este casino, incluida su presidencia.

Se han obtenido en diversos archivos facturas de su negocio, que aparece en los años 20 como Tejidos, paquetería y quincalla, Ultramarinos y cereales, mientras que en el Anuario Regional de 1931 se indica que poseía una abacería y en el de 1932 se suma también un establecimiento de mercería.

Tras su trágica muerte, su familia siguió con los negocios, y en una reunión convocada por el alcalde Juan Pérez en 1973 se recoge a la viuda de Roque Pérez regentando un negocio de paquetería y bisutería. La propia Angelita, ‘la de Roque’, atendió al establecimiento de mercería hasta bien avanzada edad, muriendo en su casa de Sevilla, el 5 de enero de 2000.

La narrativa de esta familia es relevante para entender el álbum hallado. Su nivel de vida y pertenencia a un estrato social alto para la época facilitaron sin duda la posibilidad de intercambio, de celebraciones y de atenciones que se visibiliza en la colección. Angelita es la verdadera protagonista del álbum, ya que aparece en la mayoría de las fotografías. Su belleza resalta entre las demás personas y ofrece un hilo conductor al relato que puede apreciarse en este repertorio gráfico.

Su presencia en la primera foto que encontramos, una imagen de estudio junto a otra mujer que pudiera ser su madre, repleta de serenidad, la estética y el pose de la época, ya marca el resto del contenido.

En las páginas se van recogiendo fotos de la familia, de niños, de estancias en otros lugares, y de la propia Jacinta, quien envió la postal canaria, en un retrato firmado en Badajoz en enero de 1931. Otra de las variantes que aparecen es que, aunque la mayor parte de las fotos están fechadas en 1930, también las hay de 1926 hasta 1940, incluso una de 1948, lo cual imprime al conjunto un reflejo de toda la década. De hecho, en una fotografía del 12 de septiembre de 1937 se añade la expresión “II Año Triunfal”, propia de la iconografía franquista del momento.

Las fechadas en el año 30 sí ofrecen una continuidad, al estar tomadas casi todas en agosto y septiembre de ese año. Son las que muestran estampas familiares y vivencias en Galaroza, suponiendo el pilar etnográfico más relevante de la investigación. Aparecen escenas del pueblo, algunas de las cuales son las primeras en conocerse o se trata de lugares que ya no existen o han sido modificados por el paso del tiempo.

Entre estas, se pueden admirar panorámicas de la Cruz de las Pizarrillas antes de su destrucción, la entrada al pueblo por el barrio de Venecia, antiguos molinos desaparecidos, la Era Grande, perspectivas de Santa Brígida, las cercanías del puente del Vao, la ribera del Múrtiga, un puente sobre el río, la cascada de Los Molinos, el Paseo del Carmen o el caserío local tomado desde diferentes ópticas. Un caso paradigmático son las imágenes familiares tomadas en el Molino Blanco, acaso el lugar de descanso de los viajeros ese año, que ha podido ser identificado por un dibujo del pintor local Marcial Muñiz, que se publicó en el periódico El Distrito en 1912.

Igualmente, se hicieron fotos en otras poblaciones cercanas, como La Nava o Alájar, apareciendo escenas en el Puente del Infierno o la Peña de Arias Montano.

En lo referente a la esfera antropológica, hay fotos que recogen hitos festivos o patrimoniales, como la romería de la Reina de los Ángeles, el traje de serrana, meriendas campestres, una matanza tradicional del cerdo ibérico o vestimentas y escenas propias de la burguesía de la época. Mención especial merece una foto de la fiesta de Los Jarritos, que se está investigando para acreditar si podría ser la más antigua sobre este evento conocida hasta la fecha.

El hallazgo es importante para la historia de Galaroza y de la fotografía en La Sierra, ya que aglutina características muy relevantes en diversos ámbitos. La intención es continuar con la investigación y organizar una exposición con las fotografías más destacadas acompañada de una revista-catálogo que recoja los datos más sobresalientes del álbum. Además, se incluirá en el libro sobre Galaroza en los años 30 que se preveía publicar a finales de 2022 pero que, por diversos motivos, tendrá que esperar a la primavera de este año.

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