La última película del director onubense Antonio Cuadri se alza con el premio del público al mejor largometraje en el Festival de Islantilla

Tras dos meses de rodaje en África, el director Antonio Cuadri, natural de Trigueros, culminó en Almonte y en Sevilla las últimas escenas de 'Te protegerán mis alas', un film que versa sobre la inmigración que cruza el estrecho de Gibraltar y que tiene como protagonista al misionero salesiano José Antonio Rodríguez Bejerano

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Una escena de 'Te protegerán mis alas'.
Una escena de 'Te protegerán mis alas'. / M.G.

El director onubense Antonio Cuadri se ha llevado el premio del público al mejor largometraje de la Sección Oficial en el Festival Internacional de Cine Bajo la Luna de Islantilla. El veterano director competía con su nueva película Te protegerán mis alas, un cine social que cruza fronteras, contada con una delicadeza exquisita.

Tras dos meses de rodaje en África, el director Antonio Cuadri, natural de Trigueros, culminó en Almonte y en Sevilla las últimas escenas de Te protegerán mis alas, un film que versa sobre la inmigración que cruza el estrecho de Gibraltar y que tiene como protagonista al misionero salesiano José Antonio Rodríguez Bejerano.

Te protegerán mis alas gira en torno a la figura del misionero e hijo predilecto de Almonte José Antonio Rodríguez Bejerano y toda la labor que realizó en Togo. Basada en hechos reales, la cinta es una adaptación de la novela homónima Te protegerán mis alas.

José Antonio Rodríguez Bejerano fue un hombre de virtudes cuya humanidad y amor traspasó fronteras. El ayuntamiento de Almonte no solo quiso rotular la calle donde nació el generoso misionero con su propio nombre, sino que también ha querido mantener viva su memoria con una placa conmemorativa.

Unas de las últimas filmaciones se realizó en el término municipal de Almonte y también en una de las calles de esta localidad, concretamente en la calle que lleva el nombre del misionero protagonista de la película José Antonio Rodríguez Bejerano.

Además de dirigir el film, Cuadri también coguioniza y en el elenco de actores se encuentran caras conocidas como Nacho López, Alejo Sauras o Daniel Ortíz.

Te protegerán mis alas es un largometraje independiente, con un diseño de producción asimilable a coproducciones europeas que abordan temas sociales, y está promovido y financiado por Misiones Salesianas en colaboración, en España, con la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR).

Wentinam, un niño huérfano en las calles de Kara, Togo, sobrevive entre la oscuridad y la miseria hasta que encuentra esperanza en la “Ciudad de los Muchachos” y el apoyo de un misionero español, iniciando un camino hacia la redención y un futuro mejor. Cuadri sabe sacar lo mejor de un reparto en estado de gracia formado por Ibrahima Kone, Nacho López, Alejo Sauras, Dani Ortiz, Favour David y Kossa Lelly. La excelente fotografía de Jorge R. Azogue y la delicada partitura de Jesús Calderón hacen el resto para que esta película termine anidando en el corazón. Una magnífica propuesta.

El apoyo del público y la industria, clave para el festival de cine más largo de España

Comenzó como una muestra de cortometrajes sacados del archivo del desaparecido Festival de Cine Inédito, pero, 18 años después, el Festival Internacional de Cine bajo la Luna de Islantilla no solo tiene identidad propia, sino un apoyo del público y la industria clave para sobrevivir.

Y no es cualquier cosa, porque de lo que se trata es de mantener cada verano el festival de cine más largo de todos los que se celebran en España, que comienza en el primer sábado de julio y se clausura ese mismo día de la semana de cierre de agosto.

Su director es Esteban Magaz, que este año ha gestionado el certamen al tiempo que prepara el estreno de su ópera prima como director, El pezón de Elena, y explica, en una entrevista con la agencia Efe, que el secreto de la supervivencia de este festival pasa por "el apoyo de los espectadores que vienen a ver las películas, lo que motiva para seguir haciéndolo".

Un apoyo, además, que no tiene contraprestación económica, ya que el acceso a las proyecciones es gratuito hasta completar aforo, recuerda Magaz, que pone el acento en que "la industria respalda el festival con muchísimo cine que llega cada año".

Esteban Magaz, director del Festival de Cine de Islantilla.
Esteban Magaz, director del Festival de Cine de Islantilla. / Efe

Cine de todo el momento

De hecho, este año llegaron a la costa onubense 1.225 películas en competición con obras que representaban a los cinco continentes, con cineastas de 45 países que aspiraban a un premio que, finalmente, se llevó Paco Ortiz con el documental 'Antonio, el bailarín de España'.

"Después de 18 años, el festival se ha consolidado de tal forma que ya es indispensable para la cultura en la costa de Huelva", defiende su director, que subraya que, una vez "cumplida la mayoría de edad en esta edición", se debe tener en cuenta como "un antes y un después para seguir adelante, donde hay que crecer hacia otras direcciones".

Por eso, ya maneja algunas ideas para las ediciones más inminentes, y se inclina por intentar "que el festival tenga un capítulo de formación y de encuentro de cineastas, de productores", tomando como base que en este rincón de la costa de Huelva, con esta cita como nexo, "han nacido películas, se han hecho negocios entre las proyecciones".

Recuerda entre esas películas que se crearon a partir de reuniones en Islantilla a 'Adú', de Salvador Calvo, que contó con actores de su entorno para el proyecto final, con lo que espera activar "un punto de encuentro real de la industria, porque Islantilla puede ser un buen punto en común".

Un lugar de encuentro para la industria de forma global, "pero si es de cine andaluz, mucho mejor", porque, al final, el objetivo de todos los festivales tiene que pasar por "generar industria, que se haga negocio en torno al cine".

De una muestra de cortos a una referencia internacional

Pero el director del Festival de Islantilla no olvida los comienzos de esta cita, que comenzó "como una muestra de cortometrajes que había en el festival y que se quería poner en valor", y de ahí se pasó al concurso de cortometrajes, que se abrió a nivel internacional, "y a partir de la cuarta edición ya tomó el nombre de Festival Internacional de Cine de Bajo la Luna", donde tanto los largometrajes como los cortometrajes "se convirtieron los protagonistas".

Con todo, la pregunta es: ¿tiene techo este festival? Su responsable cree que "de momento, no se le ha encontrado", y cada año "crece un poco más", por lo que recalca que "hay que crecer en todas las direcciones, en la económica, la social, la cultural, porque se está convirtiendo en una herramienta muy valiosa y muy demandada".

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