Un tsunami de solidaridad para ayudar al pequeño Carlos Conejo

Valverde del Camino

La localidad se vuelca con su vecino, un menor de ocho años con parálisis cerebral

Su caso se hace viral y el crío ha podido volver a sus sesiones de tratamiento y rehabilitación

La espléndida sonrisa del pequeño en su nueva silla salvaescaleras.
La espléndida sonrisa del pequeño en su nueva silla salvaescaleras. / Javier Monterroso

Valverde/"Uno a uno, todos somos mortales; juntos, somos eternos". Apuleyo tenía razón. El escritor romano más importante del segundo siglo inmortalizó esta versión clásica de la unión hace la fuerza sin saber que 1.900 años después la solidaridad se iba a convertir en idiosincrasia de los valverdeños.

Carlos Conejo Fernández tiene ocho años. Su corta edad no ha sido benevolente con su historia. Desde su nacimiento, ha desfilado por la delgada línea que separa la vida del más allá. Sufre parálisis cerebral, pero sus ganas de vivir y la ayuda de su familia son un escudo acorazado para cualquier sueño frustrado.

Cada día es un reto para este superhéroe. Bien lo saben sus dos hermanas. Su padre es el único sustento económico doméstico. Su madre tuvo que dejar un empleo para dedicarle su alma. Sus ojos y sus manos son las de Carlos. Mientras tanto, él le devuelve una sonrisa a cada obstáculo que se presenta.

Hace ya tiempo que la luz se filtra hasta el fondo de los ahorros familiares. El pequeño sigue creciendo y necesita nuevos aparatos de movilidad. Sólo el hecho de bajar la quincena de escalones que separa su puerta de la calle es un peligro. Pagar todos los medicamentos que le alivian, simplemente, una odisea.

Su caso ha trascendido las fronteras valverdeñas. La culpa, dos cestas benéficas con productos de peluquería y estética sorteadas por el salón de belleza donde trabaja su tía. Desde ese momento, las muestras de cariño se multiplicaron por miles. La imagen del pequeño inundaba las redes. Carlos se convertía en hijo de todos.

Como si de un obsequio de Reyes Magos se tratase, la silla salvaescaleras, su necesidad más inmediata, llegó a su casa a principios de este año. Lo trajo Baltasar de la mano. La empresa Otolift, dedicada a la fabricación, venta y distribución de este tipo de modelos, se la regaló al enterarse de su historia a través de Facebook.

En todo este tiempo, la solidaridad hacia Carlos no se ha detenido un solo segundo. Donaciones particulares y eventos colectivos se han repetido día tras día, semana tras semana. Sin distinción de orígenes. Hasta la familia ha llegado el reconocimiento más emocionante de valverdeños y foráneos.

Una competición de pádel, un torneo de fútbol base o un partido benéfico de balonmano han mostrado la cara más amable del deporte. Recaudaciones que han hecho posible que el menor ya descanse sobre una cama más amplia, acorde con su evolución física. Su madre, junto al resto de artículos que se están adquiriendo, los muestra orgullosa en las redes sociales, haciendo así partícipes de ese logro a todo el que ayuda en la causa.

Entre las donaciones, Carlos ha recibido una silla salvaescaleras y una cama adaptada

Especialmente emocionante fue el ensayo de la Cabalgata. Por un día, las majorettes y los niños con sus tambores cambiaron la ubicación habitual de sus clases para sorprender al pequeño en su propia calle en la barriada de Triana. Al ritmo de la percusión, el desfile se plantó en su puerta. Donación incluida. Nadie podía esconder la emoción del momento. Carlos seguía sonriendo.

Su colegio es el colegio Menéndez y Pelayo. Allí, es un alumno más en una clase de Educación Especial. Desde que comenzara esta ola de caridad, el menor ha podido volver a sus sesiones de tratamiento y rehabilitación, mermadas por la falta de recursos. La solidaridad de sus vecinos también ha posibilitado que sus padres hayan encargado un taca-taca y una silla de baño adaptados.

Pero las muestras de cariño de los valverdeños no tienen visos de detenerse. La Asociación Cultural Carnavalera El Templete y el Ayuntamiento han anunciado que la taquilla del acto del pregón y la coronación es para él. Las agrupaciones locales van a celebrar un festival carnavalero para recabar fondos. Y en el mismo marzo, el Club Deportivo Valverdeño La Amistad organizará también un torneo solidario.

Carlos, madridista de corazón, también ha recibido la llamada del club de sus amores. El Real Madrid le ha invitado a ver un partido y conocer a los jugadores. El club blanco, como sus vecinos, como todos aquellos que de una u otra manera han contribuido a la causa, han sabido reconocer que nada en la vida vale más que la sonrisa de un niño. "Uno a uno, todos somos mortales; juntos, somos eternos", que diría Apuleyo.

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