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Los trabajos de exhumación en la fosa común de Nerva concluyen con los restos de la víctima 266

Trabajos de exhumación en la fosa común de Nerva.

Trabajos de exhumación en la fosa común de Nerva. / Hipólito (Huelva)

Los trabajos de exhumación iniciados en agosto de 2019 en la fosa común de Nerva, la mas grande de la España rural, han concluido con el rescate de los restos óseos de la víctima número 266 del Franquismo en la localidad minera. El hallazgo de una ficha identificativa junto a lo que quedaba del esqueleto de esta última víctima apunta a que pudiera tratarse de un minero.

Miembros de asociaciones memorialistas, entre los que se encontraban el presidente de la Asociación de Memoria Histórica de la Provincia de Huelva, Fernando Pineda, y el de la Coordinadora Andaluza de Memoria Histórica y Democrática, José Esteban Garrido, han querido estar presente en esta última exhumación para valorar el trabajo realizado por el equipo de Andrés Fernández y demandar a las administraciones competentes mayor agilidad en la identificación genética, entre otras cuestiones.

Tanto el director del equipo de arqueólogos, Andrés Fernández, al que el Ayuntamiento de Nerva concedió en agosto de 2022 el galardón Torre de Nerva, como Cristóbal Alcántara, uno de sus integrantes, han destacado las peculiaridades con las que se han topado en la fosa nervense, como la acidez del terreno minero, el gran número de restos óseos pertenecientes a mujeres (una quinta parte) y los evidentes signos de violencia extrema con las que se ensañaron los verdugos.

Tampoco han querido faltar algunos de los familiares que en la primavera de 2021 dejaron su huella genética con la esperanza de encontrar a sus antepasados desaparecidos en plena Guerra Civil española (1936-1939), como son los casos de Pili y Miguel. Ambos han valorado de forma muy positiva los trabajos de exhumación realizados en Nerva para que los restos de sus familiares, por fin, puedan tener un lugar digno para su descanso eterno y esperan que no se demoren los cotejos de ADN.

Para el alcalde de Nerva, José Antonio Ayala, “con los trabajos de exhumación realizados en Nerva se ha deconstruido parte de la historia más terrible vivida por los nervenses que fueron masacrados por los fascistas en el 36”. En similares términos se ha pronunciado el que fuera alcalde comunista de Nerva, Ricardo Gallego,  bajo cuyo mandato comenzaron realizarse los primeros trabajos de adecentamiento de la fosa a comienzo de la década de los 80: “A pesar del tiempo transcurrido, más duelen las barbaridades cometidas por el genocida Queipo de Llano a las mujeres y hombres de esta tierra minera”.

La última exhumación de la fosa común del cementerio de Nerva ha venido a coincidir en el tiempo con el primer aniversario de la muerte del que fuera fundador y presidente de la asociación memorialista de la Cuenca Minera, Juan Barba Robles, principal impulsor de los trabajos iniciados hace seis años con la señalización y delimitación de la fosa, que finalizan con la recuperación de los últimos restos óseos de la víctima número 266.

Precisamente, dos hermanos de Barba, Andrés y Julio, acompañados por todas las personas que han presenciado en vivo esta última exhumación en la fosa nervense, han sido los encargados de trasladar la caja con los últimos restos al lugar donde aguardan los de todas víctimas, a la espera de que los cotejos de ADN permitan reunirlos con sus familiares algún día no muy lejano.

La localización y delimitación de las fosas de Nerva se inició en noviembre de 2017, 81 años después de su creación. La Coordinadora Cuenca Minera del Río Tinto para la Recuperación de la Memoria Histórica es la principal impulsora de este proyecto puesto en marcha gracias a la colaboración de la Administración local, a la que más tarde se fueron uniendo la provincial, autonómica y estatal. Aunque la Junta de Andalucía se ha mantenido al margen de estos trabajos desde la entrada del PP en el gobierno regional, a pesar del compromiso adquirido por el anterior gobierno socialista con el convenio firmado en agosto de 2018.

Los primeros cuerpos comenzaron a exhumarse en agosto de 2019, hasta alcanzar los 160 en la actualidad. Todos se encuentran custodiados por el Ayuntamiento de Nerva a la espera del cotejo de las pruebas genéticas. En algún caso, como el de la caja 28 SUR, el ensañamiento fue de tal magnitud que las múltiples huellas dejadas por los proyectiles en el cráneo hablan por sí solas de la crueldad con la que se emplearon sus verdugos. 

La identificación genética de las víctimas se lleva a cabo en la Universidad de Granada gracias al convenio firmado en septiembre de 2018 con la Junta que regula la entrega y recepción, tanto de las muestras de restos óseos humanos procedentes de las exhumaciones realizadas en Andalucía, como de las de los familiares de las víctimas, para su posterior depósito, cotejo y entrega de resultados. 

En Nerva se sitúa el enterramiento común más grande de los 120 contabilizados en Huelva, la segunda provincia con mayor número de fosas de su región. Se trata de la mayor fosa común documentada en una zona rural de España. Se encuentra en el interior del cementerio municipal y ocupa prácticamente todo el muro de la fachada principal, de extremo a extremo, con más de 200 metros cuadrados, a excepción de la puerta de entrada que divide a la fosa. 

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