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El sector de los frutos rojos de Huelva busca alternativas al plástico

  • La nueva regulación de envases para la venta de alimentos minoristas obliga al uso del cartón o la madera para menos de 1,5 kilos

  • Los productores piden una exención por el riesgo de deterioro de la fruta

Línea de embalaje de fresas para su comercialización en las instalaciones de una cooperativa onubense.

Línea de embalaje de fresas para su comercialización en las instalaciones de una cooperativa onubense. / M. G. (Huelva)

Sobrecostes, desabastecimiento y deterioro en la fruta son los tres elementos a los que se enfrenta el sector de los frutos rojos onubenses ante un hipotético escenario próximo de plástico cero. La nueva ley que regulará el envasado genera incertidumbre entre los empresarios de un segmento clave en la economía onubense. El borrador del Real Decreto que reordenará la nueva política de envasado de alimentos establece la prohibición expresa de su uso para los comercios minoristas, quienes deberán presentar “las frutas y verduras frescas sin envases de plástico para pesos inferiores a 1,5 kg y fomentarán la venta de productos frescos a granel. Además, si la superficie de venta es mayor de 300 metros cuadrados, los comercios deberán informar a los clientes sobre las repercusiones ecológicas de los envases y su forma de gestión”. La norma llega desde Bruselas y todos los países miembros de la UEtendrán que adaptarla.

Su aplicación entraría en vigor el 1 de enero de 2023, lo que deja poco más de un año de margen y muchas incógnitas por despejar para el sector. “No hay alternativa clara al plástico” sostiene Freshuelva. Los frutos rojos son delicados y exigen unas condiciones de embalaje y manipulación para que lleguen en perfecto estado al consumidor que “solo ofrece en estos momentos el plástico, sin entrar además en otras cuestiones como los sobrecostes”.

Los dos materiales más propicios para cambiar el embalaje son el cartón o la madera. "No se puede vender la fruta como la fresa o las frambuesas en cucuruchos de papel, sería perjudicial porque se pierde la calidad y el consumidor la rechazaría". En estos momentos, "solo el plástico nos garantiza que la fruta llegue en perfecto estado al cliente final".

El sector de los frutos rojos mantiene abierta no obstante una puerta a la esperanza. Quedan liberados los envases de aquellos alimentos “con riesgo de deterioro cuando se venden a granel”, en una lista que elaborará la Aesan (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición). Hasta su publicación en el BOE no quedarán fijadas las exenciones a la regulación. Freshuelva espera que se considere a los frutos rojos exentos. No obstante, la incertidumbre es “muy grande” por la falta de información clara y de alternativas para poder cumplir con la regulación. “Creemos que podemos estar, pero nada es seguro”. Una de las cuestiones que sorprende a los productores es que hasta el momento el papel protagonista haya correspondido al Ministerio de Transición Ecológica, sin que haya tomado parte “el de Agricultura siendo el que debería marcar las pautas para las exenciones”.

En algunos países como Francia se han concedido moratorias para frutas como la fresa, frambuesa, kiwi verde o grosella. Es una tregua que aplaza el final del plástico. En España la petición es más contundente: “Queremos una exención sin fecha”. Sin embargo, los exportadores tendrían que cumplir con las normas de cada país, por lo que los plazos o excepciones en España no impedirán que a partir de 2026 el 100% de lo que se envíe a Francia sea ya libre de plástico.

Las empresas consultadas manifiestan que, por el momento, no existe una alternativa viable, ni en lo práctico ni en lo económico, a los envases de plástico que se utilizan para la comercialización de los frutos rojos en cantidades por debajo del kilo, por otro lado, las más comunes en el circuito comercial general. Sí que confirman una tendencia general a la utilización de envases procedentes de plásticos reciclados, incluso biodegradables, y un interés general del sector por encontrar otras alternativas al plástico, aunque de momento las halladas no hayan satisfecho las expectativas bien en lo relativo a precios –habría que repercutir el coste del envase en el producto y eso, de cara al público general, es imposible-, o en la conservación de la fruta destinada a los circuitos comerciales generales. Cabe recordar que los frutos rojos son extremadamente delicados y precisan de envases específicamente diseñados para que puedan llegar al consumidor en perfecto estado tanto en lo relativo a su aspecto como a sus propiedades nutricionales.

La sombra de la nueva regulación de envases llega además en un momento de incertidumbre generalizada para el sector. El incremento de costes generado por las crisis del transporte y la energética ronda “el 30-40% en suministros básicos como los abonos”, lamenta Francisco Alfaro de El Pilonar Berries. Tener que hacer frente además al cambio de los embalajes “supone disparar más los costes que van a repercutir sobre los productores”. Todo ello sin descartar que “tengamos problemas de abastecimientos de cartón o madera” porque sabemos que el plástico lo tenemos garantizado. Además, el cambio de material podría provocar que “tengamos que renunciar a algunos formatos porque no sea rentable y reducir la oferta a aquellos compensen el coste de la recogida y la manipulación”.

Curiosamente, el sector se había anticipado antes de la pandemia a un escenario semejante. “En 2019 ya buscábamos formatos sin plástico y estábamos trabajando en alternativas”. Sin embargo, la llegada de la pandemia hizo que “volviésemos al plástico por una cuestión de seguridad sanitaria y el cartón se haya esfumado.Ningún otro material nos ofrece las garantías en ese sentido que tiene el plástico y ahora en plena pandemia nos plantean esto. Realmente no sabemos por dónde vamos a tener que tirar”.

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