Vuelve a secarse por tercer año la laguna de Santa Olalla: "El tiempo nos ha dado la razón con Doñana"
El secretario de Estado de Medio Ambiente ha subrayado la necesidad de actuar ante la situación "agonizante" que vive el Parque Nacional
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Doñana/El secretario de Estado de Medio Ambiente del Gobierno de España, Hugo Morán, ha subrayado este domingo que "el tiempo nos ha dado la razón con Doñana" sobre la necesidad de actuar ante la situación "agonizante" que vive el Parque Nacional, y que ha vuelto a quedar en evidencia con la confirmación, por tercer año consecutivo, de que se ha quedado "prácticamente seca" la laguna de Santa Olalla, la mayor de este espacio natural.
Morán ha remarcado que "los hechos han venido a darnos la razón en el sentido de que no podíamos esperar más. Andalucía no podía esperar más tiempo observando cómo Doñana agonizaba". En este punto, y en relación con el plan de actuaciones consensuado con la Junta de Andalucía y valorado en algo más de 700 millones de euros, el secretario de Estado de Medio Ambiente ha asegurado que los convenios a firmar con catorce municipios del entorno del Parque beneficiarios de subvenciones estarán "listos para la firma bilateral con el Gobierno a lo largo de las próximas semanas, con carácter prácticamente inmediato".
Un equipo de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha advertido esta semana del "estado crítico" de Santa Olalla, la mayor laguna del espacio natural de Doñana, que ha cerrado el verano "prácticamente seca y con solo una lámina superficial de humedad residual y barro".
Según indicaba el CSIC, esta laguna se secó por completo dos años consecutivos, en los veranos de 2022 y 2023, algo que "no se había registrado nunca" desde que la EBD-CSIC comenzó a tomar datos hace 50 años. "Doñana está atravesando años muy duros. La combinación de una intensa y prolongada sequía y la sobreexplotación del acuífero están teniendo un gran efecto sobre el sistema de lagunas del espacio protegido", ha explicado el director de la EBD-CSIC, Eloy Revilla.
En este sentido, desde la EBD han explicado que la laguna de Santa Olalla era casi la única de las más de 3.000 lagunas de Doñana que solía mantener agua durante todo el año. La gran variedad de lagunas, tanto temporales como permanentes, permite conservar especies con ciclos de reproducción y desarrollo diferentes, más cortos o más largos, lo que convierte a Doñana en un refugio incomparable para la biodiversidad acuática.
Sin embargo, en el verano de 2022, Santa Olalla se secaba por completo justo al final del ciclo hidrológico anual, que se mide de septiembre a agosto. La situación se repitió al año siguiente y, en la segunda semana de agosto de 2023, la laguna más grande de Doñana ya no tenía agua.
"El ciclo hidrológico que se acaba de cerrar, el de 2023-2024, comenzó, por tanto, con una Santa Olalla totalmente seca. La situación se mantuvo durante dos meses continuados hasta que las primeras lluvias caídas a mitad de octubre ayudaron a que el nivel del acuífero subiera y el agua comenzara a inundar la cubeta de la laguna. El máximo de inundación se alcanzó finalmente a finales de febrero", ha detallado Javier Bustamante, también de la EBD-CSIC.
De este modo, a partir de abril, los sensores de la ICTS-Doñana detectaron "una gran proliferación de algas filamentosas debido a una proporción elevada de nutrientes, favorecida por las altas temperaturas y la poca movilidad del agua". Las imágenes de satélite analizadas por el equipo del Laboratorio de Sistemas e Información Geográfica y Teledetección de la EBD-CSIC confirmaron que se situaban en torno a la orilla de las lagunas. El pico más alto se detectó a finales de junio, con más de 280.000 células de cianobacterias por mililitro. Aunque no todas son tóxicas, se consideran excesivas cifras superiores a 100.000 células por mililitro, ya que puede aumentar la probabilidad de toxicidad sobre otros organismos como aves o peces.
Más tarde, durante julio, debido al aumento de temperaturas y a la progresiva disminución de la superficie inundada, hubo una gran proliferación de fitoplancton que se extendió por toda la superficie de la laguna. Los valores más altos se detectaron el 31 de julio, con algo más de 140.000 células por mililitro. Se observó también, como cada año, cómo los valores de salinidad de la laguna aumentaban según avanzaba el verano por efecto de la evaporación del agua y la pérdida de superficie inundada, pasando de 6,6 gramos por litro a principios de junio a 13,6 a finales de julio.
Asimismo, desde hace algunos días, el equipo de Monitorización Ambiental de la ICTS-Doñana, que se encarga del seguimiento de la biodiversidad y los procesos naturales del espacio protegido, ya no puede tomar muestras representativas de agua para analizar, ya que "solo queda humedad residual y barro".
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