La saturación náutica de recreo esquilma el segundo banco piscícola de Europa

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) considera el río Piedras y su cuenca fluvial-mareal como el segundo lugar de toda Europa más rico en biodiversidad marina. Una especie de inmensa granja natural que surte de nutrientes y alevines las ricas y templadas aguas de gran parte del Golfo que se reparten Cádiz y Huelva. Los cientos de kilómetros de brazos de marismas son el refugio de miles de especies marinas que buscan amparo para el desove y facilitan la pesca a decenas de embarcaciones y marineros que se garantizan con sus diarios lances un salario y un seguro medio de supervivencia. Todo esto está en peligro de extinción por obra y gracia de la saturación de la náutica de recreo, según denuncian los marineros.

La reciente presentación del Plan de Usos del Río Piedras diseñado por la Empresa Pública de Puertos de Andalucía (EPPA) y el Ayuntamiento de Cartaya permitirá que unas 2.600 embarcaciones, con sus atraques y temidos amarraíllos (en el argot marinero), se alojen en el canal de El Rompido todo el año.

El proyecto ha alarmado tanto a los pescadores rompieros que auguran "el fin de uno de los bancos de especies más ricos de Europa, a juicio de la FAO".

Los marineros José Rodríguez, 67 años, que echó los dientes en el mar; Gumersindo Burgos, pescador desde los siete años, hoy tiene poco más de cincuenta; Cecilio Ceada, de 61; y Cándido Burgos, presidente de la Asociación de Vecinos de El Rompido, están desesperados ante la política de hechos consumados puesta en marcha por el Ayuntamiento cartayero, Medio Ambiente y la Empresa Pública de Puertos de Andalucía. Creen que lo que acaba de bendecir la Junta de Andalucía con la presentación del Plan de Usos es simple y llanamente "la privatización del Piedras. Se reparten la zona entre el Ayuntamiento de Cartaya y los clubes náuticos pasando por alto los intereses históricos y laborales de todo el colectivo de pescadores de la zona. Nos han dejado literalmente sin sitio para poder trabajar".

Los marineros, armadores, Ecologistas, WWF y muchos vecinos de El Rompido no están de acuerdo con el Plan que deja el canal del Piedras como si fuera un enorme aparcamiento marítimo donde se apiñan las embarcaciones que navegan y navegarán hacia los puertos deportivos de La Barreta, Nuevo Portil, El Terrón o San Miguel.

Cándido Burgos asegura que la Junta y el Ayuntamiento "defienden los intereses especulativos y están poniendo todos los medios para que El Rompido y los pueblos marineros de Huelva pierdan en muy poco tiempo cientos de puestos de trabajo ligados al mundo de la mar". Burgos no entiende cómo la Administración andaluza "permite este juego y antepone el rendimiento económico a la protección del medio ambiente, primando el uso turístico del río mediante la saturación del mismo con embarcaciones de ocio en detrimento de usos tradicionales como la pesca".

Los pescadores recuerdan que el primer golpe que recibió la zona fue la regulación de las aguas con las presas del Piedras y Los Machos. Entonces ya comenzó a flaquear la pesca pues los caudales de agua dulce llegaban escasos a la ría. Pero ahora "le van a dar el golpe de gracia final, el definitivo, pues los miles de barcos y motos de agua que se mueven a diario río arriba y río abajo están matando y espantando a las especies cuando entran y salen para desovar".

El crecimiento desmesurado del urbanismo ligado a los atraques marítimos como si se trataran de plazas de garaje opcionales se alía con el aumento del tránsito de recreo. Todo esto, unido a la contaminación por hidrocarburos que padece la ría acabará muy mal, augura el colectivo social del pueblo marinero.

La desesperación entre las asociaciones de marineros, pescadores y vecinos es de tal calibre que han mandado escritos a la Consejería de Medio Ambiente y a la EPPA para advertirles que el alcalde de Cartaya, Juan Antonio Millán, no les representa.

Su objetivo es conseguir una moratoria del Plan de Usos del Piedras hasta que se realice un estudio de impacto ambiental que incluya el río completo, desde la punta de la Flecha hasta río arriba de la zona de La Barca, la antigua playa de Cartaya. Su propuesta pasa porque el estudio se realice bajo el amparo científico y profesional del Centro de Investigación y Formación Pesquera y Acuícola Aguas del Pino, dependiente de la Administración andaluza.

Entre las propuestas que subrayan desde la Asociación de Vecinos que defiende los intereses de los 900 nativos rompieros, se en cuentran pedir la opinión de todos los grupos políticos representados en los ayuntamientos de Cartaya y Lepe, la Junta de Andalucía, los ecologistas y las asociaciones de marineros y armadores. Otra de sus ideas es la de solicitar más pasarelas de paso hacia la zona denominada la otra banda o Flecha del Rompido para reducir el tránsito de barcos particulares y que bajo ninguna circunstancia se hagan dragados en Marina del Rompido, una zona cara y exclusiva, para poner más pantalanes pues "por Poniente y hacia la Isla del Vinagre existen cuatro cabeceras de cebas (algas protegidas de altísimo valor ecológico) donde desovan y crían numerosas especies comerciales", según Cándido Burgos.

Los vecinos piden que se proteja especialmente la zona de algas existente en el popular Caño de la Culata, esencial para el refugio de las especies antes de su eclosión vital.

La Asociación de Vecinos exige a la Junta de Andalucía que garantice el caudal ecológico del Piedras para salvaguardar su riqueza natural y los puestos de trabajo asociados a la práctica de la pesca y aconsejan a la Empresa Pública de Puertos que "escuche a los marineros y vecinos de El Rompido, que son quienes conocen el río, por abajo y por arriba, y lo han mantenido intacto durante siglos, y no haga oídos sordos tal y como hizo y hace el actual delegado de Medio Ambiente, Juan Manuel López, tanto desde su actual puesto como en el anterior de la delegación de Agricultura y Pesca".