El regreso de Villa Aldea

cuenca minera El Archivo de Riotinto recibe nuevas donaciones documentales

La Fundación Río Tinto recupera numerosos ejemplares de la revista creada por el cura del pueblo, José Luis Bernabeu · López Garrido dona fotos de la familia Lindon

Paisaje desolado con las teleras humeantes, una de las fotos recuperadas.
Paisaje desolado con las teleras humeantes, una de las fotos recuperadas.

En los años 60 los mineros y sus familias habían forjado un nuevo mito en las minas. Mucho había llovido ya desde que Egocheaga fuera el líder idolatrado por todos en las huelgas obreras de las primeras décadas del siglo XX.

Un hombre nuevo con nuevas ideas había llegado a la Cuenca desde los pueblos serranos. Acababa de ejercer su ministerio y ganado, o mejor despertado, conciencias a los aldeanos de Cortelazor la Real, Los Marines, Corterangel y Castañuelos. Ya entonces, preocupado por los problemas humanos y sociales de su entorno, creó como medio de información y protesta, y como no de "adoctrinamiento", el periódico que le va a acompañar a su llegada a la Cuenca Minera Villa-Aldea, aunque en esta zona acogerá rápidamente el sobrenombre de Minera. Desde el número 52 de 25 de septiembre de 1960 sólo habían salido dos números hasta entonces.

La revista iba introducida por un pequeño adagio que era toda una declaración de intenciones: "La revista que habla de Dios y de los hombres, que sale cuando puede, que se ríe de muchas cosas y llora también a veces".

En ella se promulgaba un trato igualitario entre trabajadores y jefes, con lecciones moralizadoras y bíblicas que condenaban las diferencias sociales.

El padre José Luís Bernabeu Amo, así es como se llamaba, trabajó codo con codo con los mineros, a quienes ayudó en sus huelgas de 1962 y 1964. Colaboró con las mujeres del taller de costura, ayudó a los enfermos y germinó en los jóvenes de la Cuenca la semilla de la justicia y la libertad, ganándose el respeto y la confianza de todos, aunque no le faltaron ciertos detractores de una clase conservadora que lo veía como un elemento desestabilizador y disonante del sistema.

Una de sus grandes obras, gracias al apoyo del ministro de Trabajo, Romero Gorría, fue la creación de la cooperativa Monseñor Cantero, dedicada a la confección de géneros de punto y artesanía, ubicada en una gran nave en Nerva, para huir de los tentáculos de la Compañía, en la cual tampoco debía tener gran predicamento.

Ahora gracias a la donaciones efectuadas por estudiosos de aquella época, se pueden consultar los 16 números sueltos y discontinuos desde el número 98 de fecha 13 de agosto de 1961 hasta el número 259 de fecha 23 de diciembre de 1968, que están a disposición de los investigadores en la sede del Archivo de Riotinto.

Junto a esta documentación también han sido donadas las siguientes revistas, que sin duda contribuirán a la investigación de la difícil convivencia de las dos comunidades asentadas en Riotinto: Alma Obrera, número 4 de 21-12-1913; El Correo, números 174,175 y 177 de enero y febrero de 1914; boletín parroquial de Valverde: números 25, 29,30,31 y 33 de diciembre de 1913 hasta abril de 1914 y Diario de Huelva, nº 1848 de febreo 1914, además de El Mundo, números 2253 y 2254 de febrero de 1914.

Por otro lado, de nuevo, Isabel López Garrido ha donado 4 fotografías en formato electrónico de la familia de Austen Lindon, jefe inglés asesinado por un obrero de la mina, en el contexto de la huelga de 1913. Paradójicamente había sido uno de los pocos jefes que desobedeció la norma no escrita de prohibir la convivencia con los españoles, y se casó con la española Isabel flores Alcain, lo que le valió su expulsión de Bellavista y la pérdida de muchos beneficios.

La muerte de Austen Lindon provocó una verdadera conmoción en las minas, donde llegó a tener gran predicamento entre la población autóctona y los trabajadores.

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