El plan de regeneración de la playa puede tener "impactos adversos significativos"
El estudio ambiental sostiene que el proyecto puede afectar de modo negativo a Punta del Moral e Isla Cristina El Estado plantea construir dos espigones en el enclave ayamontino
El Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente (Magrama) ha emitido la evaluación de impacto ambiental sobre el Proyecto de Estabilización de la playa de Isla Canela. En el texto publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el pasado viernes, la Secretaría de Estado de Medio Ambiente considera que el proyecto que quiere llevar a cabo la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar, puede "producir impactos adversos significativos".
La playa de Isla Canela llegó a perder, entre 1981 y 1988 hasta 120 metros de anchura, y aunque en la actualidad el ritmo de erosión ya no es tan rápido, ésta prosigue en ciertos puntos mientras que en otros se acumulan los aportes.
En el BOE se explica que las obras que contempla el proyecto en la alternativa seleccionada por el promotor, son la construcción de dos espigones laterales de contención y el relleno con arena.
Los dos espigones proyectados, denominados espigón 1 y espigón 2, se proyectan separados 1.725 metros entre sí. El espigón 1 se sitúa en el lado Oeste de la playa de Isla Canela y se diseña con una longitud total de 175 metros en dos tramos diferentes. El espigón 2 se sitúa al Este del espigón 1 y se diseña con una longitud total de 170 metros, en dos tramos diferentes. La arena de relleno o de aportación se contempla que proceda de la playa de Punta del Moral, mediante excavación desde tierra y transporte en camión hasta la playa de Isla Canela.
La declaración del ministerio especifica esos efectos adversos. Da especial relevancia al impacto en la Zona de Especial Conservación (ZEC) Isla de San Bruno, ya que "hay que destacar los efectos del espigón 1 sobre ese espacio protegido de la Red Natura 2000". El documento ambiental señala que ese espigón va a disminuir el aporte de arena hacia la Punta de la Espada, lo que "provocará erosión en Isla de San Bruno".
En cuanto a los efectos del proyecto sobre la fauna con interés pesquero, el documento ambiental destaca la importancia de la actividad del marisqueo en la zona, y señala que la afección de las obras se puede considerar moderada, aunque no indica qué criterios ha seguido para esa valoración.
El documento ambiental -que fue entregado a Medio Ambiente junto al proyecto el 25 de enero de este año- también indica que la extracción de arena de la orilla de Punta del Moral no afectará en modo sensible al desarrollo futuro de sus sistemas dunares, dado que se trata de una playa en continuo crecimiento, de forma que la extracción de arena prevista solo tendrá como efecto la interrupción temporal del avance a largo plazo del sistema. Sin embargo, para la declaración de impacto, "el razonamiento se considera incompleto e insuficiente, teniendo en cuenta que la ejecución de los espigones reducirá el transporte litoral que diverge desde el centro de la isla hacia los lados y que el documento ambiental llega a indicar que la playa de Isla Canela actúa como suministradora de sedimentos a la playa de Punta del Moral".
La declaración de impacto ambiental añade que "los efectos indirectos del proyecto en la fase de explotación sobre la playa de Punta del Moral y sobre las playas de Isla Cristina deben identificarse y describirse con mayor precisión para su correcta evaluación". De este modo, la Secretaría de Medio Ambiente sentencia que "es previsible que el proyecto Estabilización de la playa de Isla Canela vaya a producir impactos adversos significativos".
El documento que en su momento presentó la entidad promotora, planteó en un principio cuatro alternativas de cara a detener la erosión de la playa y permitir su estabilidad a largo plazo: Demolición parcial del encauzamiento derecho del río Guadiana; aportación permanente de arena; realizar una escollera longitudinal de defensa o llevar a cabo unas obras rígidas de estabilización. El promotor seleccionó finalmente la última de esas cuatro alternativas, al considerar que era "la única alternativa que garantiza una protección efectiva a largo plazo de la playa y la más adecuada para cumplir con los objetivos de defensa y estabilidad de la playa propuestos". Es además, la opción elegida más cara de todas, con una inversión de 2,5 millones de euros y un mantenimiento anual de 75.000 euros.
El proyecto hace especial referencia a las zonas protegidas de valor ecológico. De este modo, invoca el Plan de gestión de las zonas de especial conservación Isla de San Bruno y río Guadiana y ribera de la Chanza y se observa que, entre las principales amenazas se encuentran diques y muros de contención, concretamente el espigón portugués de tipo escollera y el español de tipo sumergido y el muro de defensa de la playa de Isla Canela, que generan alteraciones de estabilidad en la costa y en la ecología del sistema". Pese a ello se insiste en que "el proyecto no coincide directamente con espacios naturales protegidos, espacios protegidos Red Natura 2000.
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