"Los robos están poniendo en jaque la viabilidad de 15 empresas acuícolas"
El sector calcula las pérdidas de producción entre el 10 y el 20% y hasta un millón de euros · La acuicultura permite la subsistencia en Huelva de más de 750 familias y la generación de más de 150 empleos
El onubense Antonio Concepción es el presidente de la Asociación de Empresas de Acuicultura Marina de Andalucía -Asema-. Una organización que representa al 95% de la producción acuícola andaluza y a un total de 65 empresas. Asema, además, se ha convertido en los últimos años en todo un clúster empresarial ya que además de empresas productoras, actualmente está integrada por proveedores de pienso y oxígeno y por todo tipo de empresas de ingeniería y consultoría especializadas en el sector.
Hace unas semanas saltaron todas las alarmas ante la denuncia hecha pública por Asema debido a los continuados robos de pescado que están sufriendo los empresarios acuícolas onubenses, que calculan estar sufriendo pérdidas superiores al 10% de su producción. Un hecho que se traduce en más de un millón de euros en los últimos nueve meses. Y es que de sus explotaciones, y en el mismo periodo de tiempo, los autores de los robos han sustraído según Asema más de 100 toneladas de las dos especies que se producen en los esteros de nuestra provincia: lubina y dorada.
-¿Qué es Asema para el sector acuícola andaluz?
-Además de ser la organización que representa a la mayoría de los empresarios acuícolas de nuestra Comunidad autónoma, Asema es sólo una de las cuatro patas sobre las que se asienta el sector. El resto son una organización de la que sólo formamos parte los productores y cuya finalidad es promocionar, ordenar y comercializar nuestro producto; el Centro Tecnológico de la Acuicultura de Andalucía -Ctaqua-, que tiene por objeto fomentar la innovación competitiva de las empresas del sector; y finalmente nuestra propia Agrupación de Defensa Sanitaria, destinada a autocontrolar la calidad y salubridad de nuestras producciones.
-¿Qué ofrece la provincia de Huelva a la acuicultura?
-El arco suratlántico de la península ibérica se caracteriza por disponer de una amplia plataforma continental, zonas estuáricas y un gran número de horas de insolación que provocan la existencia de altas temperaturas. Estas características han hecho que estos espacios, que cuentan con diferentes figuras de protección medioambiental, sean conocidos por sus amplios humedales, esteros y marismas, los cuales se han venido explotando desde la antigüedad para la obtención de sal marina y para otros usos gracias a la transformación de la marisma. Conocedores de las posibilidades de estos espacios para el engorde de peces, crustáceos y moluscos, estas explotaciones se han reconvertido en instalaciones acuícolas. Así, desde los años 80, Ayamonte, Isla Cristina, Cartaya y más recientemente Punta Umbría se han especializado en la producción de pescado de estero.
-¿Es sostenible la actividad acuícola en nuestra provincia?
-Estamos en condiciones de afirmar que los esteros andaluces, sobre todo los de las provincias de Cádiz, Sevilla y Huelva, permiten disponer de un pescado de primera calidad obtenido en espacios totalmente naturales gracias a una perfecta sintonía con el entorno en el que están asentadas las explotaciones acuícolas y a un aprovechamiento sostenible de los recursos. Además, no debemos pasar por alto que también se trata de una actividad socialmente sostenible ya que en estos espacios hay una actividad socioeconómica generadora de empleo y riqueza que permite la subsistencia en nuestra provincia de más de 750 familias y la generación de más de 150 empleos. Este hecho cobra mayor importancia porque se trata de espacios en los que difícilmente se podría desarrollar otra actividad.
-¿Por qué han decidido denunciar unos robos que al parecer se han venido sucediendo desde el inicio de la actividad?
-Es cierto que los robos de pescado en nuestros esteros se iniciaron a principios de los años 80, coincidiendo con la profesionalización de la actividad acuícola. No obstante, se han ido agravando con el paso de los años y actualmente existen auténticas bandas organizadas dedicadas a robar pescado de estero en las explotaciones de las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz. El problema se ha agravado hasta llevarnos a la situación límite en que nos encontramos desde el último trimestre del año pasado. Actualmente calculamos las pérdidas entre el 10 y un 20% de nuestra producción y hasta de un millón de euros en términos absolutos, lo cual está poniendo en jaque la viabilidad económica de las 15 empresas que operan en Huelva, las cuales tuvieron el año pasado una producción de 1.300 toneladas de pescado y generaron un volumen de negocio de 8 millones de euros.
-¿Cómo cree que funcionan los autores de los robos?
-Estamos convencidos que se trata de auténticas bandas mafiosas a tenor del elevado número de kilos de pescado que sustraen semanalmente y por la alta profesionalización con la que operan. Por ello también pensamos que asociadas a éstas existen redes o puntos de receptación de la mercancía sustraída, y hasta incluso que los robos se producen por encargo, existiendo intermediarios que demandan o encargan previamente la mercancía. Un hecho que además constatamos cuando nuestros clientes habituales rechazan comprar el producto por estar abastecidos.
-¿Cuál ha sido la respuesta de las administraciones?
-Hasta la fecha han sido muchas las gestiones que tanto a nivel particular como a través de Asema hemos realizado tanto con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado como con las distintas administraciones, siendo por el momento los resultados prácticamente inexistentes. No obstante, también nos consta que la Guardia Civil está haciendo todo lo que puede, si bien pensamos que entre la lucha contra los robos agrícolas y el tráfico de droga que también se produce en nuestra zona, poco pueden hacer.
-¿Dónde puede estar la solución al problema?
-En este sentido exigimos a las administraciones competentes una mayor vigilancia en las zonas productoras, aunque también la realización de más y mayores controles en los puntos de venta ya que si las bandas no pudiesen dar salida al pescado sustraído dejarían de robarlo.
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