Un pionero en la cría de caracoles



A escasos centenares de metros del núcleo urbano de Bonares se levanta una explotación ganadera que parece desafiar al monocultivo del fresón. En poco más de 2.000 metros cuadrados José Manuel Prieto se dedica a la helicicultura, cuyos primeros pasos comenzó con una humilde explotación extensiva de 500 metros cuadrados en la que, de forma experimental, fue formándose en los entresijos y vericuetos de la cría del caracol. Hoy día a este área ha sumado otros 1.000 metros cuadrados mientras ultima su salto a la producción industrial, lo que le permitirá hacer del cultivo de este molusco su medio de vida.
El emprendedor cría en exclusiva la Helix Aspersa, una variedad que representa el 70% del patrimonio helicícola en Europa; un hecho que responde a las cualidades de esta especie que destaca por su resistencia, alta fecundidad y adaptación al cautiverio y las diferentes situaciones climáticas.
Tras la fase experimental en invernadero, ahora estudia los resultado en producción extensiva donde estos minúsculos seres, terror de todo aquel que tiene una huerta, campan a sus anchas en un entorno silvestre. Aun a merced de las inclemencias meteorológicas y sin ningún tipo de socorro en cuanto al control de temperatura y humedad, reciben por parte del ganadero los mismos mimos que los criados en invernadero, disponiendo de todas las comodidades para mantener la hierba que les resguarde del sol y puentes de madera para procrear.
En contra de la percepción generalizada, la helicicultura requiere un trabajo paciente pero continuo. Hasta el primer año el Helix Aspersa no tiene totalmente formada su peristoma (el borde de la cocha) y esta en disposición de procrear. La cópula (cuyo ritual de apareamiento puede durar entre dos y doce horas) se desarrolla dos fechas: mayo y octubre, en las que pueden poner huevos en una horquilla que oscila entre los 80 y los 90 embriones, de los cuales el 90% logran eclosionar. Sin embargo, esta alta tasa fecundidad del caracol decae tras las dos primeras campañas de apareamiento. A este problema el helicicultor apunta un segundo factor: una tasa de mortandad que alcanza "el 30% durante el primer mes", si bien en los recintos protegidos con malla térmica esta cifra baja a la mitad.
El objetivo a corto-medio plazo del empresario figura el dedicarse profesionalmente a la helicicultura como un medio de vida. "Creo que puedo ser mileurista dedicándome en exclusiva" a este tipo de cría, "con la satisfacción de trabajar en el campo sin el estrés de otros sectores", apostilla Prieto.
Con una inversión inferior a los 30.000 euros ha podido levantar la explotación si bien destaca que su mayor patrimonio empresarial lo conforma los conocimientos adquiridos. "Aquí no existe una carrera universitaria que te permita conocer una ciencia, pues no es exacta". Sólo el tiempo y la paciencia del "ensayo error" es la clave para adquirir la sapiencia necesaria para habituarte a los hábitos y necesidades de nutrición de estos animales, pulir el mantenimiento de los criaderos o la temperatura óptima y nivel de humedad para favorecer la etapa de apareamiento o su engorde. En este sentido explica que las directrices que pueda encontrar en un libro son orientativas a la hora de conocer las distintas patologías, afecciones y depredadores de la especie, si bien solo la experiencia te permite aplicar las medidas paliativas y mejorar la calidad de vida de estos animales.
El ejemplo lo tenemos en la alimentación que incluso en la explotación intensiva es natural y circunscrita a vegetales como las acelgas y piensos naturales que están compuestos de cebada (60%) y soja y maíz, así como carbonato cálcico que contribuye a endurecerles la concha.
Prieto es uno de los profesionales de la construcción desterrados del mercado laboral cuando estalló la burbuja inmobiliaria. Frente al incierto futuro que se le presentaba a la hora de encadenar varios meses de trabajo comenzó a dar cuerpo a una alternativa laboral que le permitiera algo más que subsistir de contratos de quince días o un mes. Tres años después de aquel proyecto pionero resalta que está preparado para dar el salto a nivel profesional.
El cultivo de caracol es una actividad económica de futuro gracias al importante mercado potencial que existe y que la oferta en España es prácticamente nula. José Manuel Prieto tuvo claro desde un primer momento que su aventura empresarial se iniciaría con pies de plomo, de ahí que se decantase por la cría de la variedad Helix Aspersa, que se presta a su cría en cautividad. Para su plan de negocios se documentó y corroboró la alta demanda existente. "Me motivó el saber que en España se genera sólo el 20% de la producción que se consume en España", mientras que el resto se importa, principalmente, de Marruecos e Italia, donde existe una red industrial de producción. Por estos factores no es de extrañar que ya disponga de clientes que le comprarán su producción una vez comience a producir a pleno rendimiento.
Pero la facturación de las empresas de cría en cautividad podrían multiplicarse tras la entrada en vigor de una reglamentación que prohibiría la recogida de caracoles silvestres. Una normativa que, según algunas páginas web de helicicultura, apuntan que podría estar operativas a corto o medio plazo. Esta previsión refuerza por sí las expectativas de negocio. La popularización de la alta gastronomía ha contribuido a que la demanda de este producto en los restaurantes se haya incrementado exponencialmente.
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