Provincia

Cinco personas atienden a una veintena de mujeres

  • Vuelven a salir por las calles de la localidad minera a pedir limosna para las ancianas

A mediados de la década de los años 50, concretamente el 2 de julio de 1955, se formaliza la Comunidad de la Obra de Jesús Nazareno de Nerva. En esta ocasión tampoco tuvieron el apoyo del cura-párroco, pero la Comunidad salió adelante con el esfuerzo y tesón de Luisa Sosa, además de Esperanza Mora y Carmen Luengo. Tres años más tarde se extendía el Decreto de aprobación de la Obra de Jesús Nazareno de Nerva en Pía Unión Diocesana, sin llegar a ser congregación religiosa, como siempre fue su deseo. A lo largo de los años se fueron uniendo a la Obra su hermana Elisa Tilde Sosa, Ángeles Dorado, Dolores Romero, Yolanda Pérez, María del Pilar Angulo (actual Superiora), Inmaculada Florencio, Mónica Moya y su sobrina, Julita Hierro.

Hasta pasados años no pudieron disponer de su propia casa para atender a las ancianas que iban recogiendo. Llegaron a tener a 12 ancianas a su cargo. En esta casa se llevaron casi diez años hasta que se les empezó a quedar pequeña para albergar a tanta anciana como empezaba a llegarles. Entonces decidieron afrontar el proyecto de construir desde los cimientos un nuevo hogar con mayor capacidad. En esta ocasión, todos empezaron a sumar. Los terrenos se los cedería la Compañía minera de Riotinto y el arquitecto no les cobraría nada.

En julio de 1955 se formalizó la Comunidad de la Obra de Jesús Nazareno

Finalmente, la nueva casa de acogida no se llegaría a alzar en el lugar previamente establecido. El obispo de Huelva, Cantero Cuadrado, les ofreció hacerles otra que contaría con una parroquia anexa. El 20 de marzo de 1962 pusieron la primera piedra. Dos años después continuarían con su obra social en la nueva casa, lo que se conoce en la actualidad como el Asilo de Ancianas de Nerva, que llegó a albergar hasta 45 señoras y atender las necesidades de una veintena de niñas procedentes de familias desfavorecidas. "Todo con más comodidad, con más efecto, pero nosotras con nuestro mismo espíritu de pobreza y sencillez que tuvimos en la casita que dejamos, casita querida, casita caída y apuntalada, que guardaría para siempre entre sus muros nuestras tribulaciones y nuestras agonías de aquellos 15 años que en ella vivimos", recuerda Sosa en su escrito.

En la actualidad, solo cinco integrantes de la Obra de Jesús Nazareno de Nerva, supervisadas por María del Pilar Angulo, atienden a una veintena de mujeres, muchas de ellas ancianas, a las que se dedican en cuerpo y alma bajo la impronta de su fundadora: "Pobreza, sencillez, comprensión, ternura y amor". Las que quedan al frente de esta labor de beneficiencia se sienten huérfanas desde el fallecimiento de su Madre el 25 de noviembre de 2017 (el 14 de enero de 2018 hubiera cumplido 100 años), pero siguen fieles a su vocación de servir a los más necesitados. Ahora han vuelto a salir por las calles de Nerva a pedir una limosna para las ancianas, como venían haciendo desde hace más de medio siglo, porque en la actualidad como en aquel entonces carecen de cualquier subvención o ayuda económica por parte de las administraciones. Pero lo que más les importa a ellas es la falta de vocaciones en una sociedad tan materialista como la que vivimos hoy día, que pone en peligro la continuidad de la Obra social Jesús Nazareno en Nerva. "Necesitamos a personas que estén dispuestas a dejarlo todo para ayudar a los más desfavorecidos. Las puertas de nuestra casa están abiertas para acogerlas", claman.

En definitiva, las hermanas del Asilo de Ancianas de Nerva llevan 70 años cuidando con mucho amor y afecto de aquellas personas que, aun habiéndolo dado todo por sus seres más queridos, hoy se encuentran solas y desamparadas. Las ancianas siguen siendo su prioridad. Atienden todas sus necesidades físicas y afectivas. Después de toda una vida trabajando por los demás, sin hacer casi ruido, hoy continúan con admirado tesón al frente de una Comunidad con escasos recursos económicos al servicio de cuantos las necesitan.

El Ayuntamiento de Nerva les concedió en 2002 el Galardón Villa de Nerva en atención a los méritos y circunstancias concurrentes. Acostumbradas a hacer su labor solidaria de una forma silenciosa, siempre en segundo plano, la Madre Superiora, Luisa Sosa Fontenla, encomendó recoger tal distinción al pianista nervense de reconocido prestigio internacional Javier Perianes Granero, con el que mantienen una relación de amistad, más que sincera, de cariño y afecto mutuo, desde siempre.

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