"El peligro que corremos el sector del calzado proviene de los bancos"

Para romper el estancamiento actual, propone vender el producto de calidad que fabrican en Valverde a nuevos mercados, por ello en mayo encabezará una misión comercial a Dubai y a final de año otra a Rusia

La presidenta de Apical, Marisa Fernández, rodeada de los zapatos que se fabrican en su fábrica 'Gladis' en Valverde del Camino.
La presidenta de Apical, Marisa Fernández, rodeada de los zapatos que se fabrican en su fábrica 'Gladis' en Valverde del Camino.
Helenio Ponce / Huelva

16 de marzo 2009 - 05:01

Marisa Fernández asume la presidencia de la Asociación Provincial de Industriales del Calzado (APICAL) desde el pasado mes de noviembre. Desde entonces, está intentando insuflar aire fresco a este importante sector que agrupa a unas 33 empresas -entre auxiliares y fabricantes- de Valverde del Camino, que fabrican entre 600.000 y un millón de pares de zapatos al año y da empleo a cerca de un millar de personas.

-¿Cómo asume usted este cargo de responsabilidad?

-Con mucha ilusión, no sólo porque todos los integrantes de la asociación depositaron su confianza en mí, sino porque tengo muchas ganas de trabajar por este sector del calzado que se encuentra un tanto estancado.

-¿Y cuál es el principal motivo para que no se haya avanzado?

-Que durante muchos años hemos estado sin salir al resto del mundo porque nos conformábamos con Europa. Por ello, además de conservar y afianzar el mercado europeo, lo primero que he propuesto es salir a otros mercados distintos, porque aún existen muchos países que no nos conocen y Valverde tiene un potencial muy grande que no lo estamos explotando ni aprovechando.

-¿Y por dónde se debe comenzar esta expansión?.

-Para iniciar a caminar les propuse a los integrantes de la asociación el realizar una misión comercial a Dubai en mayo. Nunca habíamos contactado con este país, donde nunca están en crisis, a pesar de que contamos con un calzado muy adecuado para aquella zona, por la calidad de nuestro producto y las actividades que allí se practican. También tengo en mente el desplazarnos hasta Rusia, pero eso ya lo dejaremos para final de este año. Antes de que entren otros empresarios, nosotros tenemos que aprovechar de alguna manera la apertura de los mercados que se está produciendo en ambos territorios.

-Estados Unidos parece que lo descarta, ¿por qué?

-Yo he llevado mis zapatos durante tres años a ese país y tengo previsto volver en mayo a Miami, pero Estados Unidos es un mercado muy complicado, porque lo primero que tenemos que hacer es adaptarnos a su forma de trabajar para entrar con cierta garantía. Por ejemplo, las tiendas se encuentran situadas en la planta quince de un edificio y son los propietarios los que buscan a los posibles clientes, y no al revés como aquí.

-¿Hasta qué punto está afectando la crisis al sector?

-En estos momentos, todos las empresas estamos trabajando, aunque sabemos que es posible que las ventas bajen un 30%; pero con esto ya contábamos. El peligro que corremos los industriales del calzado proviene de los bancos, porque la falta de financiación también nos puede llevar al cierre. Nos están poniendo en una situación complicada, porque nuestros clientes nos pagan a 30, 60 y 90 días, pero nosotros tenemos que comprar materias primas, pagar a los proveedores, a los trabajadores, a la Seguridad Social y hasta ahora era el banco quien nos ayudaba en esos momentos. Ahora resulta que buscan cualquier excusa para decir que no.

-¿Qué margen tenéis?

-Poco, porque realmente no sé hasta cuándo podremos aguantar en este plan, sin liquidez; lo mismo un año o un mes, es según las facilidades que nos den los demás, porque de las entidades bancarias ya sabemos que no obtendremos nada. Nosotros ya hemos afrontados varias crisis y la hemos superado como hemos podido, con lo que no contábamos era con las puertas cerradas de los bancos.

-¿La economía sumergida sigue existiendo?

-Cada vez menos, pero siempre hay y no sólo en el sector del calzado. Yo creo que en el resto de España hay más que aquí. A mi me sienta muy mal que se relacione a Valverde con la economía sumergida, sobre todo porque en esta provincia hay otros sectores, como el agrícola, donde se registra un mayor porcentaje y nadie dice nada. En Valverde tratamos de que no haya, pero no se puede controlar empresario por empresario. Es más, a veces, ha sido el propio trabajador el que te obliga a ello, porque te dice que si le das de alta no viene, y eso sería la administración quien debería controlarlo.

-¿Contáis con una marca específica de calidad?

-No existe como tal, pero asistimos a las ferias y misiones comerciales con un logo común que es 'Zapateros de Valverde'; una vez en el certamen, cada uno defiende su marca particular. Quien no tenga el control de calidad es porque no quiere porque aquí, en Valverde, contamos con un centro que garantiza la cualidades óptima del producto.

-¿Los zapatos de stock que llegan a los mercadillos y bazares repercuten en las ventas?

-De mi fábrica salen para los mercadillos los defectuosos, lo que yo no puedo vender al público. Ese zapato barato realmente a quien perjudica es a los chinos, porque aún con taras y todo, el producto es mucho mejor que el de ellos.

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