A un paso de la gloria carnavalera
carnaval de isla cristina Semifinales del concurso de agrupaciones
Ocho agrupaciones, cuatro murgas y cuatro comparsas pasan a la gran final que se celebró anoche · Perojil, los Tikismikis, Pintao, Mateo o Fae, entre los excluidos de la última ronda de la competición isleña
Viernes por la noche y última de semifinales en el teatro Horacio Noguera. Jornada de cuchillos largos y grandes apuestas en el plantel de las ocho agrupaciones que querían demostrar al jurado su valía para lograr el ansiado pase a la finalísima de Isla Cristina, que se celebró anoche.
Abrió la velada la murga puntaumbrieña El batallón de la colada. Los de Pedro Manuel Garrido no lograron clasificarse para la final, pero hicieron gala de simpatía y buenas voces sobre el escenario. Con tipo de ropa tendida, cantaron un primer pasodoble que narraba una deliciosa historia de amor en la que utilizaron símiles de ropa para demostrar el cariño a la pareja, como "quién fuera aquella sábana blanca para dormir en tu cama" o "un osito en tu pijama". El segundo fue un piropo a la capital onubense. Los dos cuplés versaron sobre los condones de sabores y la duquesa de Alba, personaje que no ha escapado de críticas y chascarrillos en el repertorio de ninguna agrupación.
La segunda de la noche fue la propuesta de Rafael Rodríguez Fae, La charanga del mamarracho, un entretenido y colorista concepto de comparsa -todo un homenaje a los reyes del disfraz callejero de Isla Cristina- que mantuvo al público aplaudiendo durante casi todo el desarrollo de la actuación gracias a sus rítmicos soniquetes. Tampoco pudo colarse en la final la agrupación con letras de Manuel Columé y el propio Fae que repasaron en el primer pasodoble la mala situación que atraviesa España y en el segundo rindieron tributo a dos de las coplas más conocidas y cantadas en las carnestolendas isleñas, Tengo un trocito de mar y La Higuerita marinera. El primer cuplé, a los vampiros de Crepúsculo y con intervención del peculiar conde Drácula de la Peña Las Monjas, Morilla; una crítica a los catalanes y a Cayetana de Alba centraron el segundo de los cuplés.
Entre las que quedaron en el camino de la final está la murga Comparsa: Centinelas del Carnaval, la agrupación de los Tikismikis que, pese a desatar carcajadas constantes en el patio de butacas no logró convencer al jurado.
Original propuesta la de esta agrupación, que dedicó el primer pasodoble a aquellos que les crucificaron por ganar en 2011 el primer premio del concurso por haber ensayado sólo un mes antes de que comenzara el concurso. Cuestión de efectividad, claro está, aunque este año parecen haber recibido un castigo por el galardón del pasado. El segundo pasodoble, continuando con el mismo tema, ahora tirando por la rama poética. El primero de los cuplés de esta particular comparsa chirigotera indicó que fueron tantas las prisas de ACI y Ayuntamiento por solucionar el conflicto surgido antes de la fiesta que "María Luisa (la alcaldesa) cogió el cartel de la feria de la gamba", en clara alusión a la ilustración que este año anuncia las carnestolendas. El segundo cuplé, sobre la necesidad de "unas estufitas" con final para el presidente del jurado, Vito Ochoa, que "con cuatro pelos es capaz de cogerse una coleta".
Justo antes del descanso actuó la comparsa de Juan Carlos Casado Pintao, Los reyes del callejón. Estos negros del Bronx volvieron a demostrar su calidad vocal sobre las tablas. Una crítica a la Casa de Alba con figurantes ataviados como agricultores y ondeando la bandera de Andalucía constituyó la temática del primer pasodoble. La pieza siguiente se centró en Marta del Castillo. Entre los cuplés, de nuevo uno a la boda de la duquesa de Alba. Su rítmica actuación, de nuevo con interludios musicales de gospel, tampoco convenció a los miembros del jurado, que dejaron a esta agrupación en la estacada de semifinales.
Las cuatro agrupaciones que intervinieron en la segunda parte del viernes de semifinal corrieron la suerte contraria a las de la primera: todas pasaron a la gran final. Los donantes de semen de Servando Cárdenas, Los que viven del carajo, levantaron el telón de esta mitad dulce de la velada. Los de la peña Antonio Salas El Caja echaron un bonito piropo a Isla Cristina en su primer pasodoble que finalizó con una crítica a los que esquilman el caladero; el segundo narró la historia de un desahucio. Los cuplés, a la vasectomía que les realizó un cirujano con tembleque y a los concejales que se apuntaron, imaginariamente claro está, a la moda de donar semen.
Luego llegó la gran comparsa de la noche, la que ha logrado sin duda conectar mejor con el público a lo largo de todo el concurso. La más marinera, dirigida por Carmelo Vázquez y José María Rivero, ejecutó con fuerza y garra la presentación, que desembocó en uno de los pasodobles más exquisitos y elaborados de todos cuantos se han escrito este año y que finalizaba con "se declaran frente al mar: tú serás mi Carnaval y yo tu Semana Santa". Una peculiar historia de amor entre las dos fiestas hilada fino por la pluma de Francis García. El segundo de los pasodobles, bonito también, al aborto. Tras ambos, público en pie. Los cuplés fueron para los pechos de silicona de su esposa y Cayetana de Alba.
La murga de Carlos Columé, Los indignaos de la Puerta del Sol, también está en la final gracias a su desparpajo sobre el escenario. El primer pasodoble de esta agrupación fue para los politiquillos que sólo recortan los derechos de la gente sin escrúpulos, mientras que en el segundo hablaron de la polémica ACI-Ayuntamiento para terminar desplegando una pancarta en la que se leía: "Primer premio, 3.500 euros; cantar a mi pueblo no tiene precio". Esta polémica volvió a resurgir en uno de los cuplés, donde hablaron de la concejala de Festejo y el presidente de la ACI, Servando Cárdenas.
Cerró la velada otro de los finalistas, Fran Sosa. Divertida y llena de color y ritmo, la comparsa desplegó todas sus armas sobre el escenario (especialmente sus fantásticas voces) para meterse al jurado en el bolsillo. Los pasodobles, a la situación global de España y a la amistad. Los cuplés fueron para Urdangarín y Perojil.
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