villablanca

La parroquia cumple cuatro siglos de historia

  • La localidad celebra numerosas actividades para conmemorar la efeméride

  • La Virgen de la Blanca bajará el 8 de septiembre desde su ermita al templo

Exterior de la parroquia de San Sebastián, con una gran banderola en su campanario.

Exterior de la parroquia de San Sebastián, con una gran banderola en su campanario. / fotos: jordi landero

Para un municipio como Villablanca, situado en la comarca del Sur-Andévalo onubense y con una población de 2.781 habitantes censados en 2017, el templo parroquial supone, en muchos sentidos, un importante elemento de cohesión identitaria y social, además de uno de los principales valores de su patrimonio arquitectónico e histórico y hasta el eje central que define el skyline de su casco urbano.

La parroquia de San Sebastián en este caso es todo eso y mucho más. No en vano, sus muros son testigo del devenir histórico de esta próspera localidad agrícola desde hace ahora justamente cuatro siglos, efemérides que el municipio celebra este año por todo lo alto con numerosas actividades y cultos. La más importante, sin duda, la bajada en procesión extraordinaria el próximo mes de septiembre de la Virgen de la Blanca, patrona de Villablanca, desde su ermita hasta el templo para conmemorar el 400 aniversario de su construcción, inauguración y consagración.

Por otro lado, Juan Clemente Rodríguez Estévez, catedrático de Historia de la Universidad de Sevilla, ofrecerá por este acontecimiento una conferencia en la que dará a conocer los avatares históricos y las principales características arquitectónicas de tan emblemático edificio.

Según Rodríguez Estévez, el 5 de febrero de 1618, Alonso Méndez de Vargas firmó un acta bautismal como presbítero y cura de esta iglesia dedicada al mártir San Sebastián. Quien hasta ese momento había sido titular de la ermita de Nuestra Señora de la Blanca, celebraba de esta forma el primer acto público que acredita la puesta en funcionamiento del nuevo templo. No obstante, los trabajos arrancaron 6 años antes, concretamente en 1612, cuando doña Ana Félix, marquesa de Ayamonte, autorizó la venta de dos parcelas en El Ejido con el propósito de financiar la obra, cuya gestión quedó bajo la supervisión del Ayuntamiento de Villablanca y la directa implicación de los parroquianos.

Arquitectónicamente, el edificio inaugurado en 1618 presentaba un aspecto muy diferente al actual. Se trataba de una modesta obra de albañilería, dotada de una sola nave, cubierta con una armadura de madera y una capilla mayor presidida por una cúpula sobre pechinas. Según prosigue Juan Clemente Rodríguez Estévez, en 1675 se ultimó la construcción de una segunda nave, al sur de la principal y separada de ella por una tanda de arcos sobre pilares de planta cuadrada. Medio siglo después, en 1726, el templo presentaba un aspecto clásico, dotado de tres naves, separadas por dos arquerías que montaban sobre grandes columnas toscanas. En los años siguientes las tareas de acabado se sucedieron sin descanso hasta la culminación con la reforma del altar mayor y la construcción de una torre campanario.

El interior del templo estaba entonces presidido por un cuadro de la Asunción de la Virgen, engalanado con un sencillo dosel y acompañado de las esculturas de San Roque y San Sebastián. En 1752 se colocó un retablo para acoger ambas imágenes y dotar al presbiterio de una mayor dignidad. Pero el templo volvió a quedarse pequeño ante el crecimiento de una población que, a finales del siglo XVIII, ya se aproximaba a los 2.000 habitantes. Sin embargo los intentos por ampliarlo se vieron frustrados.

A partir de entonces atravesó momentos muy complicados como el saqueo por las tropas francesas en 1810; el abandono de su fábrica, que hizo que amenazara ruina a lo largo del siglo XIX; y, sobre todo, el saqueo del que fue objeto el 24 de julio de 1936, cuando se destruyeron imágenes y retablos. A pesar de ello, este lamentable episodio, grabado en la memoria colectiva de los villablanqueros, abrió un nuevo tiempo para la parroquia.

Nuevos daños en sus cubiertas y un problema crónico de humedades justificaron una nueva intervención mucho más reciente, entre los años 2005 y 2006. Con proyecto de Fernando Molinero, la empresa Tomás Neto se ocupó de los trabajos, centrados en la dotación de un nuevo suelo, el enlucido de los paramentos y el montaje de nuevas cubiertas de madera, tanto en las capillas laterales de la cabecera como en el cuerpo de naves, que así perdía la estructura de hormigón montada en los años sesenta. Esta última gran obra, realizada a iniciativa del párroco del momento, se culminó con el encargo de nuevo mobiliario y la restauración de los cuadros de las Ánimas del Purgatorio y la Asunción de la Virgen. Conservado éste último desde hacía años en el Museo Diocesano de Moguer, fue recuperado por la parroquia para volver a presidir su altar mayor.

Desgraciadamente, afirma en su estudio Juan Clemente Rodríguez Estévez, los trabajos no pudieron verse acompañados de una necesaria intervención arqueológica. Sin embargo, dejaron a la vista las huellas que marcaron la historia del monumento; el cual aún preserva, con sus luces y sus sombras, la memoria de la población a través de los últimos 400 años.

Entre todas las actividades programadas, la más relevante será la bajada hasta el pueblo desde su ermita de la Virgen de la Blanca. La venerada patrona será trasladada de forma extraordinaria el próximo 8 de septiembre y su imagen permanecerá en la parroquia de San Sebastián hasta el 29 del mismo mes. Es el acto central de la extensa programación con la que el municipio conmemora tan "importante efemérides", según ha señalado a Huelva Información el párroco de Villablanca, Rubén Pérez, quien ha precisado que los actos conmemorativos se iniciaron el 3 de junio, solemnidad del Corpus Christi, con la colocación de una gran banderola que cuelga del campanario del templo, en la que se informa de su 400 aniversario.

Durante estos cinco meses de celebraciones, la parroquia va a editar una revista especial sobre la efemérides y el municipio acogerá distintas exposiciones y conferencias a cargo de historiadores locales, con el objeto de divulgar la celebración y de dar a conocer todos los detalles posibles sobre la historia y características arquitectónicas del templo.

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