Este es el origen de los gentilicios más curiosos de Huelva: olontense, alfillanco o panzurraco

Muchos visitantes y onubenses se sorprende de cómo se llaman los vecinos de algunas localidades de la provincia

Los nombres de algunos municipios en la Huelva de Felipe II: Guelba, Monester o Santa María la Blanca

Varias personas paseando en el centro de Huelva. / H.I

Huelva es una provincia rica en gastronomía, cultura, costumbres, tradiciones... Y también en aunar en un mismo territorio municipios muy variopintos desde la Costa hasta la Sierra, igual de llamativos que algunos de sus gentilicios que hacen estrujar la cabeza de visitantes, y de algún onubense, que no conoce de dónde viene un nombre tan diferente para definir a los habitantes de un municipio cuyo nombre no tiene nada que ver.

Pasando por el conocido onubense, gentilicio de Huelva que viene del nombre antiguo de a ciudad, Onuba, la provincia cuenta con otros muchos que llaman la atención a quienes lo escuchan por primera vez. En Encinasola sus vecinos son los marochos, un gentilicio del que no está claro su procedencia. Llama la atención su similitud con el nombre de los habitantes de San Nicolás del Puerto, en Sevilla, que son llamados maruchos, se cree que ambos términos podrían haber derivado de la palabra portuguesa 'maroto' o 'maroito' que significa merodeador o travieso.

Los cachoneros son las personas que viven e Galaroza, que viene del, pero cachón, un gentilicio traído por la gran fama de este municipio de cultivos este tipo de manzana y que ha llegado hasta nuestros días. Si es la primera vez que se pasa por Gibraleón, siempre sorprende saber que su gentilicio es olontense, un término que tiene sus raíces en el nombre Olont, que es el municipio romano que se cree que fue origen del municipio actual.

Nada tiene que ver el término para definir a los vecinos de La Granada de Río-Tinto, que se llaman alfillancos por el origen del nombre de la población que se tomaba de la fuente denominada La Adelfilla, que era punto equidistante entre los tres primitivos asentamientos en torno a la cual se concentraría el núcleo definitivo que hoy conocemos.

Debido a su nombre romano, Ilipla, los habitantes de Niebla se continúan llamando actualmente ililplenses. De hecho, no solo recibió este nombre, anteriormente, los tartessos la llamaron Ilípula, después de que los romanos la llamasen Ilipla, fueron los visigodos la que la llamaron Elepla, los musulmanes Lebla y ya los castellanos Niebla.

Panzurraco es el nombre que reciben quienes viven en Puerto Moral, aunque hay quienes también emplean el término puertomoralenses. Este nombre tan llamativo para nativos y visitantes viene de una leyenda que señala que existía una fuente antigua que al beber daba hambre, provocando hinchazón de la barriga o panza.

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