María José Jiménez Guijarro (Tita Jiménez): Notabilísima arquitecta de San Juan del Puerto, discípula de José Pablo Vázquez
Durante una época ejerció la profesión libre
Yo siempre he sido muy amigo, desde mi juventud, de su madre Pili Guijarro, una magnífica mujer, muy simpática y aún, cada vez que nos vemos, nos abrazamos, porque nos alegramos mucho y nos queremos de verdad. Esto lo da, yo creo, el haber sido alumnos del Colegio Francés, pues todos los que estudiamos allí nos tenemos mucho cariño.
Un día Pili me contó que tenía una hija que estudiaba Arquitectura y que me la presentaría, pero mira por dónde, la conocí antes porque me la presentó mi gran amigo, otro arquitecto importante de Huelva, José Pablo Vázquez Hierro, “el arquitecto de la pipa”. Mucha gente lo conocía así porque siempre iba fumando con su pipa. Era un profesional muy generoso porque en su estudio siempre tenía jóvenes pupilos a los que él les enseñaba y Tita era una de ellos, como César Morales o Alberto Calviño; y un día me la presentó y enseguida nos hicimos buenos amigos.
A María José desde pequeña le llaman Tita y así la conoce todo el mundo. Nació en Huelva de las manos, nunca mejor dicho, de su padre, que era un estupendo ginecólogo, el doctor don Vicente Jiménez. Desde pequeñita fue al Colegio de las Madres Teresianas, donde estudió todo el bachiller antes de irse a Sevilla a hacer la carrera de Arquitectura. Pero de su colegio tiene un bonito recuerdo que son sus amigas, una amistad que a día de hoy siguen manteniendo y además están muy unidas.
Aunque dudó sobre qué carrera estudiar, porque estuvo a punto de hacer Medicina como su padre, al final se decidió por el diseño y gestión de espacios, es decir Arquitectura. Yo he colaborado con ella, haciéndole los trabajos topográficos, en algunos proyectos en San Juan del Puerto, donde ella ejerce como arquitecta municipal.
Hace 20 años se casó con Juan Rueda, un asturiano criado en Madrid y que es un gran hombre. Juntos tienen 4 hijos: Carmen, Luis, Vicente y Juan, a los cuales les dedica mucho tiempo cuando deja un poco a parte la arquitectura en San Juan del Puerto.
Durante una época ejerció la profesión libre, pero no mucho tiempo porque pronto ingresó en los servicios técnicos municipales de San Juan, donde aún sigue dedicándose con todo su empeño. Pero mientras que tuvo un estudio para trabajar libremente, lo hizo junto a su compañera Cinta Román de la Corte y luego se unió otra amiga, también compañera de carrera, Manuela Peinado Palomero; y las tres trabajaron en perfecta armonía porque, a pesar de ser muy diferentes, precisamente por eso el resultado de sus proyectos fue siempre sensacional. Paco Orta, el alcalde de San Juan, la llamó y la fichó con unas condiciones a las que no pudo negarse. No obstante, siguió trabajando con sus compañeras hasta que empezaron a nacer sus hijos y tuvo que cambiar “el chip”, porque las mañanas las seguía teniendo ocupadas en el municipio.
La amistad con sus dos magníficas compañeras perdura porque se fraguó en muchas horas de estudio juntas. Ahora ella sigue trabajando y procurando que la vida de los sanjuaneros sea un poco más cómoda, a la vez que ve cómo sus hijos siguen creciendo y ayudándose mutuamente unos a otros, con su madre siempre ayudándolos a todos. María José es una mujer muy feliz dedicándose la Arquitectura y a su familia.
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