Manuel Cartes González 'Manolín': Conocido en todo el pueblo como “Manolín Cartes”, es un moguereño de pro que ha participado en todo a favor de Moguer
Gente de aquí y de allá
De pequeño fue al colegio con la célebre maestra doña María Molina y, aunque el niño era muy listo, tuvo que dejar los estudios porque en su casa necesitaban algún apoyo económico
Juana Hernández Carrasco, excelente pintora

Yo siempre he presumido de la gran cantidad de amigos que tengo por todas partes. Y en Moguer especialmente, porque allí pasaba mucho tiempo, ya que mi madre y toda su familia eran moguereños. Y esos amigos, que los conservo desde pequeños, a la vez tienen muchos amigos que ya son amigos míos también. Este es el caso de Manolín, al que conocí ya de mayor, cuando él era teniente de alcalde y concejal de Urbanismo en el Ayuntamiento de Moguer. Yo realizaba muchos trabajos topográficos para el municipio con todos los alcaldes y, en esta ocasión, Manolín Cartes estaba en el equipo de Gobierno de mi gran amigo Paco Díaz Olivares.
Manolo nació en Moguer el 29 de marzo de 1946 y ahora, ya jubilado, vive junto a su esposa Amalia en el lugar más moguereño posible, el “Coto de Montemayor”, en las faldas de la ermita de la patrona del pueblo, donde se celebra la preciosa romería.
Su padre, Julián Cartes, siempre se dedicó al campo y también trabajaba en la fábrica de ladrillos que existía en el pueblo. Y su madre, Carmen González, dedicada a sus cinco hijos, de los cuales Manolín es el pequeño y su hermano Pepe es el único que tiene estudios, ya que hizo la carrera de Magisterio.
De pequeño fue al colegio con la célebre maestra doña María Molina y, aunque el niño era muy listo, tuvo que dejar los estudios porque en su casa necesitaban algún apoyo económico. Por tanto, pronto le buscaron una ocupación, ir todos los días a llevar la comida a su padre al trabajo y ya, con 18 años, se incorporó a una cuadrilla de albañiles y pronto empieza a despegar con José Iglesias Cumbrera de Moguer y luego con Luis Molina de Palos de la Frontera. Tanto aprendió con ellos que no tardó en montar su propia empresa, “Construcciones Cartes”, con la que empieza a construir casas sueltas hasta que en Lucena del Puerto hace una promoción de 40 viviendas y empieza su gran despegue. Luego en Mazagón construye muchos chalets y muchas promociones y, como lo hace muy bien y es muy honrado, no paran de llamarlo. En Moguer construye mucho, tanto es así que le encargan las obras de reforma de la preciosa Ermita de la Virgen de Montemayor, dirigidas por mi malograda amiga y notable arquitecta Cristina Pinedo.
A todo esto, conoce a una chica moguereña Amalia Márquez Conde, de la que se enamora perdidamente y deciden formar una familia. Tienen cinco hijas muy guapas y muy listas: Amalia, Carmen, Silvia, Belén y Ángeles, todas con sus carreras y tres de ellas dedicadas al mundo de la Arquitectura. Además, tienen siete nietos que les dan muchísima alegría.
Yo no podía pasar, al escribir esta semblanza sobre una persona trabajadora y buena como es Manolín, sin nombrar a Paco Díaz Olivares, quien fuera tan buen alcalde de Moguer y que fue a la Peña de Cante Jondo del pueblo a buscarlo para que se uniese a su equipo para presentarse a las elecciones municipales y formar parte de la próxima corporación si salían elegidos, como así fue. Y es que Manolín Cartes fue durante 14 años el presidente de la peña y es por eso que todos los flamencos moguereños le dedicaron varios homenajes y distinciones.
En su época como edil también destacó, sobre todo en unas jornadas de Urbanismo que se celebraron en Moguer y que fueron muy sonadas, no solo en el pueblo, sino fuera de él y en todas sus labores fue siempre muy arropado por sus buenos amigos como Manolo Batista, que fue el primer teniente alcalde y el propio Paco Díaz y toda la corporación en sí, lo que le hace recordar aquellos años como muy felices.
Él ha disfrutado mucho en los trabajos y eventos en los que ha participado y me dice que fueron todos siempre muy ilusionantes. En otra etapa de su vida, en el año 2002, adquirió junto a sus hijas unas grandes bodegas para dedicarlas a celebraciones, un lugar precioso al que llamaron “Castillo Santo Domingo” y que tuvo mucho éxito.
Manolo, como buen rociero que es, también le hizo unas obras extraordinarias a la Casa Hermandad de Moguer en la aldea. También perteneció a la directiva del equipo local, el Club Deportivo Moguer, que llegó a estar en tercera división. En fin, que seguro que se nos quedan muchas cosas en el tintero, pero no importa, se trata simplemente de hacer una breve semblanza de un moguereño de pro, que además es un gran amigo y disfruta de todo lo que hace y, muy especialmente, con su esposa, sus hijas, sus nietos y sus amigos. Enhorabuena querido Manolo por ser tan querido.
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