El lobo, su legado y su futuro, a debate en Corteconcepción
La jornada se enmarca en las actividades culturales organizadas por el Restaurante Javier
El Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche alberga un amplio universo de tradiciones y simbolismos que lo han conformado desde hace siglos. Una climatología singular, especies animales y vegetales, ecosistemas, actividades económicas y costumbres son los pilares que convirtieron estas tierras y estas gentes en lo que hoy son.
Entre las figuras más controvertidas de cuantas han poblado la comarca se encuentra el lobo ibérico, admirado y odiado a partes iguales, animal tótem para la naturaleza y los espacios naturales peninsulares, ejemplar mítico para historias de misterio y noches de tormenta.
Una jornada celebrada en Corteconcepción ha propuesto el recuerdo del legado que dejó el lobo en la zona, así como la hipotética posibilidad de que algunos ejemplares lleguen por su propio pie a estas estribaciones de Sierra Morena. La iniciativa se enmarca en las actividades que habitualmente organiza el Restaurante Javier, centradas en temáticas como las proyecciones audiovisuales y otros ámbitos culturales o de actualidad. En esta ocasión, los actos estuvieron dirigidos por Iván Parrillo, naturalista y biólogo de la empresa Nature and Translation, con fuertes vínculos familiares y profesionales en el parque natural serrano onubense.
El programa comenzó con la proyección del documental Los Ojos del Lobo, del director-naturalista Víctor Gutiérrez Alba. Su visionado incluía una exquisita narración del periodista Ezequiel Martínez, así como entrevistas con ganaderos, dueños de fincas cinegéticas, gestores de patrimonio y conservadores del medio natural. Casi todos ellos, tras relatar sus experiencias loberas, reclaman la conservación de la cultura popular protagonizada por el lobo. Se pudieron conocer topónimos, construcciones, patrimonio rural, industrias ganaderas y otros elementos que se han visto influenciadas por la presencia del cánido en Sierra Morena.
Tras más de una hora de duración del vídeo, Parrillo dio la palabra a otros dos intervinientes en la mesa redonda destinada a rescatar parte del legado cultural y etnográfico del lobo en la Sierra de Huelva. El escritor arocheno Expedi Vázquez habló de sus recuerdos y su apuesta por rescatar episodios relacionados con el lobo en sus libros, como hizo en los que dedicó al contrabando en la Sierra. También deleitó con su propia experiencia lobera, apenas siendo un niño, leyendo un relato protagonizado en primera persona con sorpresa final, y apostó por seguir recopilando en sus próximos libros historias y relatos de antaño.
También tuvo un papel destacado la Asociación Cultural Lieva, cuyos representantes se centraron en poner en valor la memoria oral serrana, traducida en tertulias y conversaciones al calor de la candela en las frías y tormentosas noches de invierno. El papel de los mayores, guardianes y transmisores de la historia de los pueblos, quedó de manifiesto a través de libros como Sepancuantos, de Manuel Garrido Palacios.
La evocación de la tradición oral quedó complementada con ejemplos palpables y reales recogidos en la hemeroteca provincial, con recorte de prensa que recordaron la posible creación en la zona de una Junta de Exterminio de este animal en 1946, similar a las que se fundaron por toda España, o la presencia de una manada en los alrededores de la aldea cachonera de Navahermosa, en 1927. Los archivos municipales también son fuente de conocimiento para estas historias loberas, como los premios otorgados a los exterminadores de animales dañinos encontrados por Lieva en el archivo de Galaroza o las ordenanzas municipales de Zufre, que ya desde el siglo XIX ofrecía premios monetarios por la muerte de alimañas.
También se aportaron topónimos loberos en prácticamente todos los pueblos de La Sierra, como Pico Lobo, Barranco de la Lobilla, Arroyo de Agualobos o Barranco de la Lobera, así como reseñas de libros de cuentas de fincas serranas, como la que se escribió en 1842 reflejando la pérdida de 24 cabras, 11 chivos y 9 chivas.
Finalmente, se repartieron gratuitamente ejemplares del número 3 de la revista Rumor de Aguas, editada por Lieva en 2010, y que publicaba la fotografía de la última loba con testimonio gráfico conocido cazada en La Sierra, en la finca zufreña de Caravales, en 1975, junto a un trabajo del propio Iván Parrillo sobre el lobo en Sierra Morena.
Tras las intervenciones, se abrió un interesante debate con opiniones contrapuestas, tanto a favor como en contra del lobo. Algunos vecinos afirmaron que el animal no traía nunca nada bueno consigo, resaltando las pérdidas para la cabaña ganadera y los propietarios de rebaños. Por el contrario, otros intervinientes defendieron que los tiempos han cambiado y la reintroducción del lobo no sería tan traumática como en épocas anteriores. Parrillo centró el debate en diversas cuestiones de interés, como la percepción positiva que la figura del lobo y su conservación está teniendo en otras partes de España, frente al recuerdo negativo de muchas generaciones.
El lobo en la Sierra, recuerdo y futuro
La presencia humana ha condicionado la vida del lobo en la comarca serrana, como en tantos otros lugares. Las andanzas del animal están documentadas e investigadas en diversas fuentes, como el trabajo de Pablo Romero, que recoge diversos datos de interés. En una ponencia presentada en las Jornadas de Patrimonio de la Sierra celebradas en Puerto Moral en 2013, afirma que las últimas jaurías en la comarca se localizaron en la comarca en los años 60 del siglo XX, y sus últimas reproducciones en los años 70. Las últimas capturas las data en los años 80 del siglo pasado.
Romero informaba también e que la fragmentación de la población de Sierra Morena en tres núcleos aislados (occidental, central y oriental) era un hecho hacia 1975. Desde entonces, tan solo noticias aisladas desembocan en la consideración de la práctica extinción a finales de los 80, aunque considera posible la existencia de ejemplares divagantes en Sierra Morena occidental en los años 90 hasta el año 2000. En la actualidad, se constata la inexistencia del lobo en nuestra zona, al igual que se considera virtualmente extinto en toda Andalucía, no existiendo ninguna población viable.
A pesar de que la foto de la revista Rumor de Aguas es de 1975, se tienen referencias, aunque no testimonio gráfico conocido, de otros abatimientos posteriores de lobos en la comarca. El último, según Parrillo, el de tres ejemplares muertos en Puerto Moral en 1981. También hay datos de los territorios limítrofes con el Parque Natural serrano, como el animal muerto en 1985 en el coto de la Pata del Caballo. Una estimación de este naturalista afirma que en total podrían contarse unos 28 lobos cazados desde 1951 a 1984 en las comarcas de Huelva, Sevilla y Badajoz.
En el debate surgieron detalles de gran relevancia, como el papel de este depredador en el control de cérvidos y otras especies cinegéticas, la valentía de los mastines a la hora de defender los rebaños, las carlancas que se usaban a modo de collares de hierro para proteger sus cuellos de las mortales dentelladas del lobo, o los cepos, venenos y otros métodos utilizados legal o ilegalmente en su caza.
Actualmente no existe ninguna propuesta real de conservación de esta cultura popular sobre la figura del lobo, más allá de la existencia de manuscritos que narran la experiencia de cómo se vivió y convivió con el lobo ibérico en la sierra. La recuperación de dichos, refranes, referencias geográficas, material fotográfico fue una de las conclusiones de este encuentro. De hecho, algún interviniente aportó vivencias de una cacería de lobos en La Sierra posterior a la de 1975 de la que podría haber una fotografía, que se comprometió a buscar.
En todo caso, se recalcó que su hipotética vuelta sería casual, a largo plazo, y fruto de numerosos condicionantes, pues actualmente la administración andaluza, responsable de su conservación, no baraja planes para volver a reintroducir está emblemática especie.
Un debate interesante el propiciado por el Restaurante Javier en Corteconcepción, precisamente ahora cuando se propone recuperar la legalidad de la caza del lobo en territorios peninsulares donde aún mantiene manadas con cierta estabilidad. El mítico canis lupus también pobló la Sierra de Huelva y quizá, con las medidas oportunas, pueda volver a convertirse en rey de nuestras sierras onubenses.
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