La línea de unión con Portugal

Tres puentes construidos en las dos últimas décadas han estrechado los lazos con el país vecino, superando las barreras geográficas. Huelva nunca había estado tan cerca del Algarve y el Alentejo.

Muelle ayamontino con la vista al fondo del Puente Internacional del Guadiana, el primero que unió en 1991 a Huelva con Portugal.
Jordi Landero/Huelva / J. Landero

26 de agosto 2012 - 05:01

La línea recta no es siempre el camino más corto entre dos lugares. Lo saben bien los vecinos de El Granado, que hasta hace muy pocos años tenían que recorrer hasta 140 kilómetros si querían visitar a la vecina aldea lusa de Pomarão. El paso por Ayamonte, al sur, o por Rosal de la Frontera, al norte, era obligado. Nunca una raya fronteriza, acentuada con el río Chanza, había alejado tanto a dos pueblos, de espaldas durante siglos.

Todo cambió en febrero de 2009, cuando se abrió sobre dicho afluente el Puente Internacional del Bajo Guadiana, recortando la distancia por carretera a tan sólo 12 kilómetros. Todo un hito para las relaciones entre sus gentes.

Esta unión, tan real como simbólica, se enmarca en el acercamiento que ha vivido la provincia de Huelva en las dos últimas décadas con las vecinas regiones del Algarve y el Alentejo. Esto ha propiciado unos lazos de unión cada vez más estrechos entre dos países cuyas relaciones han estado marcadas históricamente por las tensiones.

De ello quedan numerosos vestigios en forma de fortificaciones que aún resisten el paso del tiempo y que se reparten por las poblaciones situadas en la frontera (la Raya), cuyo principal exponente en Huelva es el castillo de San Marcos, en Sanlúcar de Guadiana; así como las escaramuzas que en la desembocadura del Guadiana aún se siguen produciendo (aunque cada vez más esporádicamente), entre patrulleras portuguesas y pesqueros españoles, cuyos momentos más álgidos se vivieron entre las décadas de los 70 y los 80.

El primer registro sobre la frontera hispano-lusa, la más larga de la península (1.234 kilómetros), y una de las más antiguas de Europa, data de 1267, con el Tratado de Badajoz, que estableció un tramo de frontera a lo largo del Guadiana muy parecido al actual. Pero la frontera entre ambos reinos no quedó definida hasta la firma del Tratado de Alcañices en 1297.

No obstante, la frontera en la Edad Media no era una línea delimitada como la conocemos hoy ya que había amplias tierras de nadie y la Raya era, pese al Guadiana, más cultural que geográfica, lo que ha propiciado históricamente numerosas tensiones. La última, la Guerra de las Naranjas (1801), en la que las tropas españolas conquistaron varias plazas lusas que fueron después devueltas, excepto Olivenza.

El estrechamiento de las relaciones entre ambos no comenzaría a afianzarse hasta hace bien poco, y prácticamente catapultado desde fuera. Primero con el ingreso de España y Portugal en 1986 en la Comunidad Económica Europea; y en 1993 con la entrada en el mercado único. Todo un hito para las regiones fronterizas onubenses, algarvías y alentejanas ya que supuso la apertura definitiva de las fronteras para personas, bienes, servicios y capitales, así como la supresión de las incómodas aduanas. Más tarde llegaría la moneda única, que facilitaría los intercambios comerciales con la desaparición del escudo y la peseta en 2002.

Las fronteras políticas pasaron a la historia, quedando como principal barrera para las relaciones hispano-lusas en Andalucía la frontera natural que conforman el Guadiana y su afluente, el Chanza. La UE traería consigo distintos fondos estructurales, programas e iniciativas comunitarias destinadas a fomentar el acercamiento de las comunidades fronterizas.

Uno de los momentos más importantes se vivió en 1991 con la inauguración del Puente Internacional del Guadiana entre Ayamonte y Castro Marim. Los andaluces comienzan por tanto a adentrase en el Algarve y el Alentejo, mientras antes apenas conocían la localidad de Vila Real de Santo Antonio, frente a Ayamonte, a la que accedían atravesando en barco el Guadiana para aprovisionarse de artículos como sábanas, mantas o toallas, entonces más baratos en Portugal.

A éste se han unido en los últimos años el Puente Internacional del Bajo Alentejo entre El Granado y Pomarão (2009), y el Puente Internacional de Paymogo, que sobre el Chanza al igual que el anterior, une por carretera desde el pasado abril este municipio onubense con la aldea lusa de San Marcos.

Tres puentes en poco más de dos décadas, a los que se unen los dos pasos fronterizos ubicados en el extremo norte de la provincia de Huelva. Ambos unen las localidades rayanas de Rosal de La Frontera y Vila Verde de Ficalho; y Encinasola y Barrancos. Dos casos muy distintos a los anteriores por la inexistencia de barreras naturales en la frontera. También es distinto el caso de las localidades de Sanlúcar de Guadiana y Alcoutim, a escasos metros una de la otra, aunque con el Guadiana por medio. Una pequeña barca era el único medio de cruzar. Ahora hay varios transbordadores de 12 plazas.

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