Las jaurías de perros matan al menos a medio millar de cabezas de ganado al año

Salvajes, vagabundos o de caza, lo cierto es que por esta época convierten las explotaciones ganaderas en su principal objetivo. La temporada de caza se abre y con ella se multiplican los ataques de perros a cabezas de ganado, fundamentalmente ovejas y borregos. Los primeros del año llegaban hace tan solo unos días, según adelantó este periódico en su edición del miércoles. Se localizaron en varias fincas del Andévalo y provocaban el malestar entre los propietarios de las ganaderías. Lógico si se tiene en cuenta que cada ataque termina con la vida de un treintena de cabezas y que cada año, al menos, medio millar de ejemplares muere en nuestra provincia por este tipo de embestidas.

Desde la organización agraria Asaja se asegura que estas agresiones llegan cada año de forma indiscriminada a cualquier rincón de la provincia con explotaciones de este tipo. Dicen que el control es prácticamente imposible porque los perros que llegan a las fincas o bien han sido abandonados por su propietarios (suele ser lo más habitual) o bien se han perdido y acuden en busca de alimento y por él son capaces de atacar a cualquiera que se interponga: "Ningún ganadero intenta atrapar a los animales que atacan al ganado porque el remedio puede ser peor que la enfermedad", explica uno de los afectados el año pasado.

Esta situación ha llevado al Comité Andaluz de Agricultura Ecológica (CAAE) y a la Asociación para la Defensa y Desarrollo de la Ganadería y Producción Ecológica (Agape) a remitir un escrito conjunto al consejero de Medio Ambiente, José Juan Díaz Trillo, en el que se le insta a estudiar medidas que eviten y solventen este problema. El documento, remitido a la consejería el martes, pone de relieve "la preocupación y el malestar" del sector ganadero ante los ataques de "perros abandonados, zorros, leoncillos, etc., que añaden un problema más a un sector cuya situación -prosigue- es crítica". En su opinión, este conflicto lo único que hace es añadir más pérdidas económicas al sector, derivadas de la muerte de sus animales y de la necesidad de llevar a cabo inversiones para proteger su ganado de posibles ataques. Ambas asociaciones denuncian que los ganaderos están "desprotegidos", por lo que entienden que es necesario que tanto la Junta de Andalucía (a través de sus consejerías de Medio Ambiente y de Agricultura) como las organizaciones de cazadores y las de ganaderos estudien de forma conjunta la aplicación de normas que aporten una solución y eviten que los posibles costes de las mismas recaigan en unas explotaciones que están "al límite de la supervivencia".