Jaime Ruibal Rodríguez: Madrileño, gallego y hombre de mundo
Gente de aquí y de allá
Durante esa época vivió en Chile el terremoto más grande que había sufrido el país, 8,8 grados en la escala de Richter en la región de Maule; en Santiago, la capital, fue algo menor, 8 grados
Lo conocí hace solo unos años aquí en Punta Umbría, ya que era muy amigo de unos buenos amigos míos y vino con ellos pasar unos días. Nació el 1 de octubre de 1948 en Madrid y era el tercer hijo del notario del pueblo de Bellpuig, de la comarca del Urgel, en la provincia de Lleida. Después de él nació su hermana la pequeña, pero su padre murió 40 días antes.
Su padre fue capitán jurídico durante la Guerra Civil y al terminar la contienda preparó las oposiciones a Notaría y obtuvo plaza en Rascafría, en la provincia de Madrid y luego cambió de destino y se marchó a Bellpuig. Al morir, su madre, que era ama de casa nacida en Cádiz, se fue e vivir a Madrid. Su Padre era gallego, de Pontevedra, concretamente de Porráns, estudió Derecho y ejerció hasta que murió en Madrid, dejando a su madre viuda con 4 hijos, de los que en la actualidad solo quedan Jaime y una de sus hermanas.
Aunque Jaime es madrileño y ha recorrido medio mundo, como veremos, él se siente muy gallego por el lugar de nacimiento de su padre. Por eso, pasa casi todos los veranos en Galicia y, como yo también paso algunas temporadas de verano en el sur de esa bendita tierra, coincido con él para comer o tomar unos vinos junto a nuestros amigos.
Jaime tiene tres hijos y seis extraordinarios nietos de su primera esposa, de la que se divorció hace 25 años. Ha trabajado en muchas empresas y viajado por toda España, hasta que hizo una oposiciones a la Comunidad Europea y estuvo 24 años en Bruselas, 14 de los cuales estuvo en el FEDER (Fondo Europeo de Desarrollo Regional) desarrollando su trabajo como auditor. Después en RELEX (Grupo de Consejeros de Relaciones Exteriores), luego en EEAS (Servicio Europeo de Acción Exterior), en las delegaciones de Colombia, México, y Chile como jefe de finanzas, contratos y auditorias y, finalmente, como consejero de Cooperación, hasta el 1 de enero de 2014, cuando le llegó la edad de jubilarse.
Durante esa época vivió en Chile el terremoto más grande que había sufrido el país, 8,8 grados en la escala de Richter en la región de Maule; en Santiago, la capital, fue algo menor, 8 grados.
“Yo no pensaba que a lo largo de mi vida me podía ocurrir esto, un terremoto no se da todos los días y menos a mí, pero me ocurrió y, a decir verdad, fue un hecho natural terrible que deja una huella tremenda y que no se te olvida nunca. Y es que fue de una graduación tan alta que es para no olvidarlo nunca. No sé ni cómo estoy vivo”. Eso me contaba mientras nos tomábamos un vino en la terraza de la cafetería Monterrey de Baiona La Real, donde curiosamente se celebraba la “Arribada”, que es una fiesta para celebrar la llegada de Martín Alonso Pinzón a ese lugar tras el Descubrimiento de América. Y más curioso todavía es que pasó por allí, inesperadamente para mí, Carmelo Romero, el alcalde de Palos de la Frontera, muy amigo mío desde mucho antes de ser político; y allí charlamos un buen rato mientras nos saludábamos.
Justo ahí, donde se encuentra la cafetería Monterrey, hay unos arcos decorativos con unos azulejos muy bonitos diseñados por el artista onubense José Bacedoni con motivo del hermanamiento de Palos de la Frontera y Baiona la Real.
También me contaba Jaime que en Colombia pasó por otro hecho muy lamentable y que no se le olvida como fue el secuestro de su compañero Carlos Ayala.
Ahora Jaime disfruta en España, más concretamente en Galicia y, sobre todo, cuando se reúne con sus amigos a tomar algo, como es el caso que se ve en la foto que acompaña estas letras. Jaime es el primero por la izquierda, a su lado está el gran amigo Quin Leyenda, en el centro de la foto Camino, mi esposa, también gallega, luego Mary, natural de Baiona y, por último, yo, orgulloso de ser de Huelva, cuna del Descubrimiento.
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