Dos investigadores onubenses sitúan en Urbasur las enigmáticas barra y almadraba de La Tuta
En un libro, replantean la ubicación de un enclave pesquero ya desaparecido, heredero del complejo almadrabero documentado más antiguo de la provincia de Huelva y clave para conocer la historia de la pesca en el litoral occidental onubense
Isla Cristina se convertirá en el epicentro del atún del 7 al 14 de septiembre
Nunca se han encontrado hallazgos arqueológicos que nos permitan conocer la ubicación exacta de la misteriosa barra de La Tuta y, por tanto, de la almadraba que llevaba su mismo nombre y que estuvo enclavada en sus orillas. Un enclave envuelto en el misterio del que, sin embargo, sí existe abundante documentación escrita y cartográfica. Precisamente esa huella documental es la que han seguido los investigadores cartayeros Juan Villegas Martín y Juan Manuel Ruiz Acevedo, autores del libro "La Tuta: playa, barra y real de almadraba en la costa occidental onubense", para hacer una propuesta seria y fundamentada sobre su verdadera localización, heredada de la almadraba más antigua calada en la provincia de Huelva documentada.
El volumen fue presentado este sábado en el CIT Garum de Isla Cristina, dentro del XXIII Encuentro de Capitanes de Almadraba "Arráez y Sotarráez", una cita que del 7 al 14 de septiembre ha convertido a la localidad en epicentro del diálogo entre historia y tradición pesquera, organizada por la Asociación Amigos del Atún Thunnus Thynnus. La obra ha visto la luz gracias a la Editorial de la Universidad de Huelva (UHU), que la ha publicado en su colección científica.
Un enclave enigmático
"El solo nombre de La Tuta nos envuelve con un halo enigmático, el de una realidad que ya no existe", señalan Villegas y Ruiz, quienes añaden que dicho accidente geográfico se trataba de una "barra que proporcionaba desde tiempos inmemoriales el acceso marítimo a La Redondela, lugar de asiento de la almadraba de su nombre, escenario de vida pesquera y testigo de excepción de una costa en permanente transformación. La Tuta es una insistente llamada a la curiosidad investigadora y un reto para el conocimiento de nuestra historia".
En el acto de presentación, el profesor de Arqueología de la UHU Javier Bermejo subrayó que el volumen es una aportación decisiva: "Este trabajo de investigación monográfico va a suponer un antes y un después en el estudio de los poblamientos pesqueros del litoral onubense, porque no sólo ofrece un análisis histórico y socioeconómico, sino que también integra los procesos de cambio geomorfológico que han modelado esta franja litoral a lo largo de los siglos".
De El Terrón a La Tuta: la gran almadraba perdida de Occidente
El libro explica cómo la almadraba del Terrón, la más antigua documentada en la costa onubense e instalada en 1741, tuvo que ser trasladada en 1779 a la barra de La Tuta por los problemas de turbidez de las aguas de su emplazamiento original. Según Juan Manuel Ruiz, "el traslado no fue casual: en La Tuta el agua era más limpia, y eso evitaba que los atunes huyeran. Fue una decisión estratégica que convirtió a ésta en la gran almadraba de occidente".
La nueva localización, además, contribuyó al auge económico de La Higuerita (actual Isla Cristina), entonces recién fundada. "La Tuta acercó la actividad almadrabera al núcleo costero y facilitó el desarrollo de la industria salazonera. No se trataba sólo de pescar atunes y sardinas, sino de generar riqueza en torno a su venta y transformación", añade Ruiz.
Uno de los grandes ejes del estudio de ambos investigadores es el análisis de la morfología cambiante del litoral occidental de nuestra provincia. Según explica Juan Villegas, "la costa era muy diferente de la que conocemos hoy: un cordón de islas dejaba en medio un estero que permitía navegar desde El Terrón hasta Ayamonte sin salir al mar abierto. En ese sistema había varias barras -bocas o salidas- al océano, y una de ellas era la de La Tuta".
Villegas aclara que "siempre se había pensado que el cegamiento definitivo de esta barra fue causado por el maremoto que siguió al Terremoto de Lisboa de 1755. Nosotros hemos demostrado que no fue así. El tsunami influyó, claro, pero no la cerró de golpe: la barra siguió operativa hasta finales del XVIII, aunque con calados cada vez menores".
Un plano de 1831 ofrece la clave definitiva: en él ya aparece mencionada como "Junquera" o "antigua barra de La Tuta", colmatada de marismas y juncos. "Hoy sabemos que esa zona es donde se levanta Urbasur (Isla Cristina). Allí donde ahora hay parcelas agrícolas y una playa continua, antes hubo mar abierto y actividad pesquera intensa", señala Villegas.
La propuesta novedosa: Urbasur
De esta forma, el gran aporte del libro es el replanteamiento de la ubicación de esta singular barra. "Tradicionalmente se ha considerado que estaba frente a La Redondela, siguiendo un eje norte-sur", explica Villegas. "Pero la documentación histórica y la cartografía coetánea lo desmienten. Todas las evidencias apuntan a que estaba más al sureste, en lo que hoy es Urbasur. Y es la primera vez que se plantea de forma sistemática esta hipótesis".
Para Juan Manuel Ruiz este cambio de perspectiva es fundamental: "Situar la barra en Urbasur cambia también la ubicación del real de la almadraba. Allí se levantaban las chozas donde se guardaban los aparejos. Cuando el calado ya no permitió el acceso de las barcas, tuvieron que trasladar el real más cerca del mar abierto. Eso nos habla de una costa viva, cambiante, y de cómo los pescadores se adaptaban constantemente al medio".
Los autores insisten en que su trabajo no es una conclusión definitiva, sino una propuesta abierta. "Lo que hemos hecho es reunir y analizar toda la documentación posible: fuentes escritas, cartografía antigua y fotografía aérea", explica Ruiz. "No pretendemos zanjar el debate, sino dar herramientas para que otros investigadores –arqueólogos, geólogos…- sigan avanzando".
Villegas lo resume así: "Nuestra hipótesis está fundamentada, pero necesita ser confirmada sobre el terreno. Sondeos, catas, estudios geomorfológicos… Esos pasos los tienen que dar ahora otros equipos de investigación. Nosotros hemos puesto la base documental".
Una llamada a la investigación
Por todo lo anterior, el libro no sólo rescata un capítulo olvidado de la historia marítima onubense, sino que también lanza una invitación a profundizar en el conocimiento del litoral y sus transformaciones. Para Bermejo, se trata de un ejemplo de cómo la investigación histórica puede dialogar con la arqueología y la geología. "El litoral de Huelva es un laboratorio vivo, y obras como esta demuestran que aún quedan muchos enigmas por resolver", afirmó.
La propuesta está hecha. Ahora tendrán que ser los geólogos y los arqueólogos quienes confirmen, tras estudios y trabajos sobre el terreno, la ubicación exacta de este olvidado enclave almadrabero, esencial para entender la historia de la pesca en la costa de Huelva.
Temas relacionados
No hay comentarios