La imagen del Santo Patrón cumple en este día 400 años
El 17 de octubre de 1610, Mateo Gómez y Juan de Robles encargaron el trabajo al taller del escultor Diego López
Hoy se conmemoran 400 años del encargo al maestro escultor, avecindado en Sevilla, Diego López Bueno, de la imagen de San Juan Bautista, Patrón de San Juan del Puerto, y del retablo para la capilla principal de la iglesia mayor en el municipio, un hecho significativo tras el Concilio de Trento, que vendrá a marcar la vida del pueblo, tanto en lo religioso como en lo civil, al ser la imagen de talla de San Juan Bautista el mayor signo de identidad de esta localidad, otrora villa del condado de Niebla, perdurado y engrandecido generación tras generación hasta nuestros días.
Tal y como ha publicado el historiador local Juan Bautista Cartes, una vez levantada la Iglesia Mayor dedicada al Precursor, los cristianos de San Juan del Puerto, clero y pueblo, tras las oportunas diligencias previas y la recaudación de fondos, gestionan a través del cura mayordomo de fábrica la solicitud al provisor del Arzobispado de Sevilla para la realización de un retablo para la capilla mayor del templo, entre cuyo mobiliario se comprendía, entre otras, una imagen tallada en madera del titular del templo.
La imagen del Santo fue realizada en madera de cedro. Tiene una altura con peana como base de 7,5 palmos, corriendo la encarnadura de la misma a cargo de José de Huerta. El precio completo de la hechura fue de 600 ducados y otros 600 de la encarnadura. La obra del retablo en madera tallada, más la imagen titular de San Juan Bautista y un calvario o remate del retablo compuesto por un Cristo crucificado, una talla de San Juan Evangelista y otra de María al pie de la cruz, completaban tan magnífica muestra, salvadas en los hechos de julio de 1936. En esta fecha fueron destrozados altares, retablos, enseres e imágenes, acabando en unas horas de ensañamiento con la mayor parte del patrimonio artístico acumulado desde hacía siglos gracias a compras y donaciones de los seis templos locales.
El cura Mateo Gómez, por escritura realizada el 17 de octubre de 1610 encargó la escultura al maestro escultor Diego López Bueno, una de las figuras mejor preparadas para la realización de la obra.
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