La historia del Colegio San José refleja la Cortegana de los últimos 80 años
Sus diferentes ubicaciones acogen la formación de cientos de vecinos de la localidad y su entorno
Cortegana, Almonaster y Aroche trabajarán juntos para fomentar e impulsar el turismo en sus municipios

Existen instituciones que han pasado a conformar parte de la identidad de los pueblos. En diversos planos, los recuerdos y la vida de determinadas personas o colectivos dejan huella en la memoria colectiva. Como sucedió con el Colegio San José de Cortegana, cuyo devenir refleja la cotidianidad de la población desde su fundación.
Desde sus inicios como academia en 1942 hasta su actual etapa como Instituto de Enseñanzas Medias, pasando por fases como Colegio Libre y Adoptado o Centro Homologado de Bachillerato, el nombre ha vinculado a muchas generaciones de vecinos de la localidad y de otras poblaciones serranas que deben al centro su formación estudiantil.
Y, como toda institución querida, siempre hay momentos para rendirle homenajes. El más reciente y público, más allá de los sentimientos y la presencia permanente entre el que fuera su alumnado, se le rindió en 2018, cuando un grupo de vecinos y amigos intentaron reconstruir la importancia que tuvo el centro. Se constituyó una Comisión Pro-Memoria, que posteriormente se transformó en la Asociación Amigos del Colegio San José, con el objetivo de realizar un monolito a la memoria de los profesores y colaboradores del colegio por suscrición popular. Para ello, organizaron una serie de actividades con las que trataban de poner en valor la importante labor desarrollada por el antiguo centro educativo y recaudar donativos.
Aspectos históricos del centro
Uno de los legados de esta comisión fue la reconstrucción de los datos históricos más destacados del centro. Gracias a ellos, y a los datos procedentes del artículo publicado en febrero de 2010 por Antonio Martín Fernández en el boletín nº 8 de la Hermandad de la Oración en el Huerto, los vecinos conocieron que el colegio comenzó a funcionar en el año 1942, en el nº3 de la calle Paymogo, por iniciativa de José Barriga Coronel (cura párroco), Luis Fernández Tristancho (maestro nacional) y Antonio Martín Pérez (maestro y juez de paz), que a su vez ejercieron de profesores. Contó en sus orígenes con once alumnos de partida, de los que siete de ellos estudian ingreso y los cuatro restantes cursan primero de bachillerato elemental, sufragándose los gastos mediante una cuota mensual a cargo de los alumnos.

En el año 1946 el colegio es trasladado a un local situado en la Plaza del Divino Salvador, donde el número de alumnos no llega a veinte, incorporándose nuevos profesores, entre los que destacan Amadeo Piña Mateos (nuevo cura párroco) y Manuel López Rodríguez (sanitario practicante). Ya en 1950, el colegio es nuevamente ubicado en una pequeña casa de la calle hoy denominada de García Lorca, dándose la circunstancia que el actual Paseo ejercía de recreo y sala de espera para el cambio de clases por parte de los alumnos.
Nuevamente, en 1955, se traslada su sede a la calle Maestro Lazo Real ante el considerable aumento del número de alumnos. Por estas fechas se incorporaron como profesores Elías Rodríguez Martín (nuevo cura párroco), Antonio García Benítez (farmacéutico) y Amadeo Romero Tauler (licenciado en letras), éste último por tiempo muy breve. Se siguen sufragando sus costes mediante las aportaciones mensuales de los alumnos.
En el año 1961 el Colegio San José obtuvo el reconocimiento oficial por parte del Ministerio de Educación como Colegio Libre y Adoptado de Enseñanzas Medias y Grado Elemental Mixto, pasando sus dependencias a un nuevo edificio sito en la calle Benafique, para cuya remodelación se destinaron cinco millones y medio de las antiguas pesetas, que fueron aportadas por el Ministerio de Educación, el Ayuntamiento de la localidad y el Banco de Crédito a la Construcción. Es en esta nueva etapa cuando se incorpora, de una manera definitiva y como director del centro, Amadeo Romero Tauler. Aparecen también por estas fechas nuevos profesores licenciados como Roberto Fonto Blanco (licenciado en ciencias), así como el nuevo cura párroco Carlos Núñez Vega, y determinados maestros nacionales destinados en la localidad, José Romero Tauler (farmacéutico y alcalde), Francisco Borrallo y María Crisanta Pascual Candilejo.
Asimismo, se dota a las nuevas instalaciones de una conserje, la conocida Señorita Carmela Hernández, a la que posteriormente sustituye Antonio Sierra. En estos años, el número de alumnos matriculados pasó a 207, de los cuales 94 de ellos son de asistencia a clase y el resto eran de matrícula libre con derecho a exámenes oficiales en los meses de junio y septiembre por parte de profesores designados por el Instituto de Enseñanzas Medias de La Rábida de Huelva. En este periodo, el alumnado ya no paga la cuota mensual, solamente un importe anual en concepto de matrícula. Es de destacar, que los gastos de mantenimiento del centro y el sueldo de determinados profesores son sufragados por el Ayuntamiento. Se incorpora también por esta época el nuevo cura párroco Juan Núñez Pérez.

Es durante el año 1973 cuando el centro es trasladado al edificio de nueva planta construido en el cercado de las Hermanas Reyna. En 1975, el Ministerio de Educación reconoce al Colegio como Centro Municipal de Bachillerato San José, pasando a depender del Instituto de Enseñanzas Medias de Aracena. Durante esta época se incorpora al centro un nuevo elenco de profesores titulados y dependientes del Ministerio que compaginan su labor con otros maestros nacionales y estudiantes universitarios de ámbito local, como Miguel Lobo Moriche, Agustín y Ricardo del Portillo y Ángeles Martín, etc.
Al llegar a 1979, comienzan a colaborar con el centro jóvenes licenciados corteganeses, antiguos alumnos del centro como, Antonio Martín Fernández, María del Carmen Carlos, José Luis Anarte, Esteban Castilla o Antonio Martín Vázquez y otros, colaboración que se prolonga hasta 1982. Durante este periodo, el sueldo de estos profesores es abonado con cargo a las arcas municipales.
En 1980 fallece repentinamente Amadeo Romero Tauler, director del centro, figura relevante en la cultura académica e impulsor del mismo hasta el último día de su vida (murió momentos antes de asistir a su clase matinal de Historia). En 1984, gracias a las gestiones realizadas por el nuevo director del centro, Manuel Dabrio González y por el entonces alcalde de la localidad y antiguo profesor del centro, Manuel López Rodríguez, el Colegio se transforma en Instituto de Enseñanzas Medias San José, manteniendo esa categoría en la actualidad, donde ya el profesorado depende de la Consejería de Educación, quedando el Ayuntamiento relevado de esa obligación.
En la actualidad, el centro se denomina Instituto de Educación Secundaria San José y se ha trasladado a una zona de expansión de la población conocida como ‘El Prado’ donde dispone de un espacio adecuado para realizar su función educativa.
El gran trabajo de la comisión de Amigos del Colegio San José
El grupo que se creó hace unos ocho años abarcó varios ámbitos y se hicieron propuestas relevantes, como la de dedicar al Colegio San José la Glorieta del Dr. Fleming, a la entrada de la población. Se lanzó incluso un concurso para construir un monolito en memoria de los profesores y colaboradores del centro y “en homenaje al Colegio San José como institución y a todos los actores principales que a lo largo de los años han hecho y siguen haciendo posible la difusión de la enseñanza en pos de una sociedad más culta, más libre y más justa”. Se pedía que las ideas incluyeran el mármol o granito, como materiales imperecederos, y elementos como un olivo y una lechuza, símbolos relacionados con la longevidad y con Atenea, diosa griega de lasabiduría.
Finalmente, la idea elegida fue la propuesta por el profesor de Facultad de Bellas Artes de Sevilla Alberto Oliver. Tras muchas demoras e incluso algún que otro acto vandálico, se consiguió instalar el memorial en la glorieta, firmando la obra de la lechuza y el mosaico con la figura de Atenea el artista local Daniel Mateo.
Otra de las ideas que se puso en marcha fue una fuerte presencia en redes sociales, con la aportación de recuerdos y documentos de valía relevante. Entre los datos rescatados se encontraba un folleto aportado por Beli Lobo Moriche que fue elaborado por los responsables del colegio San José en el año 1943, tan sólo un año después de que iniciase sus actividades, para promocionar el centro. Se recoge el nombre de su director, el sacerdote José Barriga, párroco muy querido en el pueblo, y se apuntan los estudios que se pueden realizar. Se realizaron homenajes a personas relevantes, como Pepe Delgado, definiciones de la famosa ‘Cabaña’, donde estaban los estudiantes de Magisterio,representaciones teatrales y otras muchas actividades, como la fiesta de ‘La Higuera’.
De las imágenes difundidas se extraían también comentarios y anécdotas, como el sencillo uniforme con que se ataviaban las chicas de un coro que actuó en diversas ocasiones en actos del colegio. También se identificaban a algunos de los protagonistas de la historia del centro, con profesores como Luis Tristancho, Doña Pura, Mari, José Romero Tauler o Ricardo Portillo.
Asimismo, se llegó a organizar un acto de homenaje al colegio al que acudieron un gran número de antiguos alumnos desde diversas localidades. El programa se inició con una concentración de asistentes en la Sociedad Nuevo Casino, que posteriormente se trasladaron al Teatro Capitol, donde se desarrolló una charla con la participación de una quincena de antiguos profesores y alumnos de las distintas etapas del Colegio, que deleitaron a los asistentes con sus recuerdos, fomentando también la participación del público. Cerró la jornada un encuentro gastronómico y de convivencia en la Sociedad Gran Casino, en el que no faltaron comentarios a la muestra de fotos antiguas expuesta que fue recopilada a lo largo de varios meses, así como música en directo por parte de diversos voluntarios que se atrevieron a actuar ante los antiguos alumnos.
En el proceso de recuperación de la historia del colegio incluso hubo que lamentar el fallecimiento de algunos compañeros y antiguos alumnos, como Miguel Ángel Sánchez Muñoz, para los amigos “Pinto”, el médico singular que estudió todo su Bachiller en el San José. También la comisión impulsó otras actividades, como presentaciones de libros, charlas o la recuperación de ejemplares del viejo periódico local Peñalta.
Otras ideas quedaron en el tintero, como las respectivas presentaciones en localidades cercanas, como Aroche, Rosal, El Repilado o Galaroza, para expandir la iniciativa. Hasta que el grupo fue perdiendo empuje, no sin antes haber realizado un gran trabajo para revivir de alguna manera “el alma de una institución que seguro nos marcó por la vía de la Educación y el Conocimiento para el resto de nuestras vidas, haciéndonos sin duda mejores personas y otro tanto como profesionales en diversas ramas y trabajos”.
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