Gente de aquí y allá: Carmen Robles Romero 'Mamen del estanco', la alegría de cada mañana

Cada mañana, al salir de casa, lo primero que hago desde hace muchos años es ir a visitar a Mamen. Y ella, con su sonrisa, me da los buenos días y el periódico Huelva Información. Desde que tenía pocos años yo leía los periódicos en casa porque diariamente los compraba mi padre. El diario Pueblo de Emilio Romero y el diario Odiel de Alejandro Daroca y luego de José María Segovia, que tradicionalmente se los llevaba a casa un repartidor.

Después ya los compraba yo, cuando estudiaba. Mi preferido era el Informaciones de Madrid y al, volver a Huelva, compraba los locales: Odiel, Huelva Información, La Noticia de Huelva, La Prensa de Huelva, La Voz de Huelva y El Fantasma del Conquero, que me regalaba mi amigo Gerardo Macías. Hasta hoy, que solo queda uno, que es el que usted tiene en sus manos, amigo lector, y que cada mañana, con su sonrisa, me lo vende Mamen.

Carmen Robles Romero es una persona muy querida en Punta Umbría. Es todo simpatía y atiende a las mil maravillas a todo aquel que se acerca al estanco de la avenida de Andalucía, ya sea a comprar la prensa o tabaco. Para todos tiene frases cariñosas y nos saluda diciéndonos “chiqui” o “bombón”. Hoy la traigo aquí, a esta galería de person as, porque se lo merece, por su cariño y por su buen hacer. Sin embargo, sabemos poco de ella y por eso les voy a contar a ustedes algo de su vida.

Nació en Huelva en el Hospital Manuel Lois en 1973, hija de José Manuel Robles Payán, que trabajaba en el periódico Odiel y que también nació en nuestra capital; y de Carmen Romero Silva, que trabajaba en el Ayuntamiento del pueblo sevillano de Camas, donde había nacido, pero se conocieron en Punta Umbría un verano en el que se enamoraron, en la calle María Auxiliadora y, en 1970, se casaron y ella dejó Camas y se vino a vivir aquí.

Mamen es la segunda de los cinco hijos que tiene el matrimonio y de pequeña la llevaron al Colegio de las Madres Esclavas del Paseo de Santa Fe, donde me cuenta lo feliz que fue mientras estuvo allí; y luego pasó al Instituto Alonso Sánchez. Guarda muy buen recuerdo de todas sus compañeras y amigas y tiene tan buena memoria que recuerda los nombres de todas ellas: Mar Sevilla, Vero Rodríguez, Carolina Vázquez, Cinta Romero, a quien conoció en la universidad. Y fue en esa época universitaria cuando fue madre y tuvo a su hijo Rafael, al que quiere y adora y que, por cierto, es arqueólogo y recientemente ha presentado junto a sus compañeros de trabajo en el Museo Provincial de Huelva el famoso “carro tartésico de La Joya”, que es un verdadero tesoro para nuestra ciudad y que Rafael ha diseñado en 3D. Él pinta y dibuja muy bien desde pequeño, además de ser muy educado y muy buena persona. Mamen se siente, con toda la razón, muy orgullosa de él.

Ella pasó por muchos trabajos, conoció a mucha gente e hizo muchas amistades. Por allí por donde iba pasando iba dejando su sonrisa y su cariño. Me nombra a todas sus amigas y yo conozco a muchas. No se olvida de ninguna, por eso ellas no se pueden molestar porque yo no las cite en este artículo, pues no tengo espacio suficiente, ya que el periódico me limita y tengo que reducir.

Se casó con otro gran amigo mío, Cayetano Ruiz López, muy conocido en Punta Umbría porque tiene, junto a su hijo, un magnífico taller de mecánica de automóviles y tanto ella como él son muy felices.

Mamen es muy mariana, igual que su abuela Águeda, mujer muy creyente, muy buena persona y muy querida. Es muy devota de la Virgen del Rocío, de la Virgen de la Cinta y también, desde la época de su colegio, de la Inmaculada Concepción. Además, ha acompañado muchos años a la Virgen del Valle de la Hermandad de los Estudiantes y ella y sus amigos fueron fundadores de la Hermandad de la Santa Cruz.

Y ya voy terminando, pero tengo que repetir que, además de hacer muy feliz a su clientela y a sus amigos, también es muy feliz ella. Y toda Punta Umbría con ella, a la que quiere mucho y le desea todo lo mejor, que progrese, que sea cada día más bonita y que la gente la quiera cada día más.