El vino generoso Ricahembra queda tercero en el Nariz de Oro

Bodegas Iglesias acumula un nuevo premio Mezcla un 90% de uva Zalema con un 10% de Pedro Ximénez

Cata en Bodegas Iglesias.
Cata en Bodegas Iglesias.
Carlos López / Bollullos

09 de junio 2012 - 05:01

El Condado suma una nueva condecoración a sus caldos con el prestigioso galardón Nariz de Oro que recientemente ha celebrado su vigésimo primera edición en Madrid. En concreto, el Ricahembra elaborado por Bodegas Iglesias ha obtenido el tercer puesto en la categoría de generosos, en una final en la que se ha tenido que medir a los vinos más prestigiosos de España.

El Ricahembra es uno de los caldos buque insignia de la bodega Condal, fundada en 1935 y que gestiona Manuel Iglesias, tercera generación de esta estirpe de bodegueros.

En la elaboración de este afamado caldo se mezcla un 90% uva Zalema con un 10% de Pedro Ximenez, variedad que aporta al resultado final los toques dulces tan característicos.

Su crianza y envejecimiento se gesta en maderas nobles que reposan en los sótanos de este templo vitivinícola de Bollullos.

En una penumbra en la que se mantiene estable la temperatura y se detiene el tiempo, tiene lugar la crianza oxidativa que da cuerpo y sabor a este manjar de color caoba oscuro con iluminaciones de oro viejo, así como elegantes aromas de uva pasa que delatan el tiempo que permaneció tomando cuerpo en los vientres de viejos bocoyes. Una correlación de factores que potencian en boca su sabor de rico cuerpo.

Este premio se suma a otros obtenidos por Ricahembra en la Muestra Internacional del Vino de 2002, donde obtuvo el oro en el apartado de generosos de licor dulces.

En esta cita también se reconoció la mejor Nariz de Oro, distinción que en esta edición se ha ganado por derecho propio José Joaquín Cortés, quien ejerce como sumiller del restaurante Modesto en Sevilla; quien a partir de ahora engrosará la nómina de mejores catadores del territorio patrio.

En la final se midieron los mejores 62 sumilleres que se habían clasificado para esta reñida final en la que se fue cribando los participantes hasta quedar únicamente seis de ellos, quienes tuvieron que determinar el vino únicamente con el olfato, realizando una última cata en cinco copas negras a efectos de privar a los participantes del resto de sentidos y que sólo su nariz delatase el contenido de la copa.

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