Galaroza descubre sus acrósticos
La Asociación Lieva publica poemas inéditos dedicados a la localidad cachonera
Aprovechando la celebración de la XXVII Velada de Poesía Erótica, recientemente disfrutada en Galaroza, la Asociación Lieva ha publicado una investigación relacionada con la literatura en la que lleva trabajando algún tiempo. Se trata del descubrimiento de dos acrósticos sobre el pueblo, totalmente inéditos, que presentan, además, a un autor prácticamente desconocido para el gran público.
El acróstico es un género poco explorado, en general, y menos aún en referencia a localidades o temáticas serranas. La lectura vertical de las primeras letras de cada verso para conformar el nombre deseado, no es especialmente habitual en las publicaciones poéticas. Por ello, tiene aún más trascendencia la obra descubierta.
El primer poema es obra de Julio Beneyto, el recordado maestro y poeta popular cachonero. Don Julio, como es conocido cariñosamente, fue autor de un acróstico que se publicó en su libro ‘Desde mi pueblo’, en 1978, y reeditado y ampliado en ‘Desde mi pueblo otra vez’. Centrado en lugares del pueblo, destaca la alusión a los peros y a las ocho palmeras del Paseo de Venecia que ya, desgraciadamente, no existen.
Pero Lieva ha rescatado, gracias a la colaboración de Víctor Gómez y Cristina Oliva, otro acróstico del viejo profesor dedicado en esta ocasión a la mujer cachonera. Los versos aluden a los valores estéticos que el autor percibe en las cachoneras, ligados a menciones propias de la naturaleza serrana. La alondra, el romero o la albahaca se mezclan con la lozanía y con conceptos tradicionales de este tipo de literatura.
Se trata de un texto nunca publicado, que se encuentra en un cuaderno con poemas manuscritos que deberían próximamente ver la luz, junto a otro cuaderno, esta vez más amplio, que conserva su familia.
Don Julio fue un hombre culto que empezó sus años de maestro en Estepa, en 1935, y que pasó por diversas localidades, como San Miguel de las Dueñas (León), donde tiene una calle dedicada, Jabugo y Galaroza. En la cercana población jabugueña fue incluso miembro de la Corporación municipal, y en su pueblo colaboró con los Días de la Amistad y el Círculo Cultural Recreativo. Formó parte del círculo impulsor del periódico ‘El Manicomio’, en 1930, fue incluido en la Antología de Poetas Onubenses de 1976, año en que recibió un homenaje en Galaroza por su jubilación. En 1977, fruto de ese reconocimiento iniciado en su pueblo, se le impuso la Cruz de Alfonso X el Sabio.
El tercer acróstico descubierto nos presenta a un hombre polifacético que hasta ahora no era muy conocido. Rafael de Castilla Moreno fue un maestro, escritor y poeta nacido en Aroche, en 1866.
Entre sus datos biográficos, algunos de los cuales aparecen en el periódico ‘El Pacense’ de 5 de octubre de 1896, podemos extractar que ejerció el magisterio desde 1888, siendo su primer destino Encinasola. Posteriormente, desarrolló su trabajo en escuelas de las provincias de Huelva, Castellón o Córdoba. Fue “profesor especial de sordo-mudos y de ciegos”, según certificación expedida por el Colegio Nacional en 1887. Dio a la imprenta obras como ‘Rosas y Zarzas’ y, en el plano pedagógico, ‘El enseñar a leer’, ‘Nuestros profesores contemporáneos’ o ‘Ideas educativas’. Nombrado académico de la Real C. de Buenas Letras de Málaga y director del periódico ‘La Brújula’, se retiró de la profesión que amaba en 1925, tras cerca de cuarenta años de servicio público.
En su faceta literaria, fue conocido como ‘el poeta del soneto’ por la forma y cantidad en que cultivó este género. Solía firmar ‘R. de Castilla’, y sus poemas se publicaron en medios de comunicación como ‘La Aurora’, ‘El Noticiero Gaditano’, ‘La Voz’, ‘Vida Gráfica’, ‘La Unión Ilustrada’, ‘Vida Manchega’, ‘La Hormiga de Oro’ o el propio ‘Diario de Huelva’.
Asiduo de revistas y periódicos progresistas, como ‘El Trabajo’ o ‘El Porvenir del Obrero’, llegó a ser incluido en la antología ‘Poesías Ácratas’, publicada en Chile en 1904, y fue premiado en un concurso de cantares denominado ‘Arma y letras’, un año después.
Su acróstico ha sido descubierto gracias a Manuel Sánchez, que atesora un gran patrimonio documental familiar y colabora frecuentemente con Lieva. El texto, que aparece manuscrito y salpicado de borrones, se denomina “A Galaroza”, y se subtitula “Soneto acróstico”, aunque las letras que forman el inicio de cada línea se amplían a la expresión “Para Ti Galaroza”.
Sus contenidos son pastoriles y bucólicos, aludiendo a las musas, a la naturaleza y a la mujer cachonera, reiterando los motivos que están presentes habitualmente en sus sonetos. Escrito en 1930, ha sido incorporado también a la investigación que sigue tejiendo Lieva sobre esa década en Galaroza; la entidad también va a profundizar en la obra de este autor arocheno ignorado hasta la fecha.
Los objetivos de esta publicación son continuar divulgando investigaciones históricas relacionadas con el saber popular y la cultura serranas, una línea de trabajo en la que Lieva cuenta con apoyos como el de Savilcon Group desde hace tiempo y que aportará trabajos de diversa índole. Un proyecto que pretende compilar este tipo de textos se ha presentado a la convocatoria de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales sobre fomento de la actividad cultural en áreas rurales de Andalucía.
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