La fiscal pide 78 años de cárcel para los 7 acusados del robo y asesinato de Calo

Afirma que los tres cabecillas de la banda golpearon hasta la muerte al empresario en octubre de 2008 para obtener la clave de la caja fuerte El juicio se celebra entre el 19 y el 30 de este mes

El chalé en el que fue asesinado el empresario Manuel Díaz Calo, ubicado en la localidad de Sanlúcar de Guadiana.
El chalé en el que fue asesinado el empresario Manuel Díaz Calo, ubicado en la localidad de Sanlúcar de Guadiana.
Raquel Rendón Sanlúcar

sanlúcar de guadiana, 14 de septiembre 2013 - 05:01

Desde el jueves que viene y hasta el 30 de septiembre se celebrará en la Sección Tercera de Huelva la vista oral por la muerte del empresario Manuel Díaz Calo, asesinado brutalmente en su chalé de Sanlúcar de Guadiana el 1 de octubre de 2008. En el macrojuicio se escuchará, a petición del fiscal, la voz de 39 testigos (tres de ellos protegidos) y se verán los informes de cuatro peritos.

Siete son los hombres que se sentarán en el banquillo para responder ante la Justicia por delitos de asesinato, robo con violencia y allanamiento de morada. El Ministerio Fiscal onubense pide para ellos una pena global de 78 años y cinco meses de prisión, según consta en el escrito de acusación, al que ha accedido este periódico.

La fiscal del caso, Ana Belén Nevado, considera que cinco de los procesados, todos de nacionalidad rumana, se desplazaron desde Cartaya a Sanlúcar en el coche propiedad de uno de ellos, M.F. Llegaron al chalé de la víctima "en la tarde o la noche" del 1 de octubre de 2008 (hace casi cinco años), cuando se produjeron los hechos.

Sabían perfectamente, dice la representante del Ministerio Público, que Díaz Calo se hallaba en la finca La Final, sita en el camino Las Madrinas, y fueron a su encuentro "con ánimo de obtener un beneficio patrimonial ilícito". Conocían todos sus movimientos gracias "a la información que les habían suministrado" J.A.M.P. y M.N.P., quienes en jornadas precedentes a los hechos enjuiciados llegaron incluso a mostrar a los otros cinco imputados la configuración de la parcela "desde la atalaya del castillo de Sanlúcar de Guadiana" para que supieran bien por dónde y cómo moverse.

También dominaban sus costumbres. M.F. y su hermano N.F. se quedaron en el coche. Tres se prepararon para el asalto al chalé: I.T., alias Ion Rusu, de 26 años; I.M., alias Bebe, de 29 años; y F.A.M., de 32 años. La fiscal detalla que el trío rodeó los muros laterales de la propiedad hasta llegar casi al río Guadiana, con el que ésta limita.

Por allí, el lugar más vulnerable, saltaron presuntamente la valla y se dirigieron al interior de la casa. Lo tuvieron fácil para entrar. Manuel Díaz Calo se hallaba completamente solo y sin protección. Sin vecinos en las inmediaciones tampoco se oirían sus gritos.

La víctima estaba desnuda. Su ritual diario -y los asaltantes lo sabían- era meterse en la piscina a aquellas horas y luego, en la sauna. Lo redujeron rápidamente, propinándole "diversos golpes y empujones que se repitieron desde la entrada de la casa hasta el dormitorio principal, pasando por el salón".

Ya en la alcoba, dice la Fiscalía que lo hicieron sentarse en un sillón y procuraron inmovilizarlo: le ataron los pies con un cinturón de cuero de caballero y las manos con otro de una bata. El relato acusador prosigue indicando que Ion Rusu, Bebe y F.A.M. lo golpearon con "objetos contundentes no determinados" en la cara, el torso, los brazos y las piernas. El objetivo: que Calo les diera la combinación de la caja fuerte del dormitorio. Pero el empresario no cedió. "Continuaron con la ristra de golpes durante un tiempo, asumiendo el peligro que sabían que entrañaba para su vida". El hombre, que entonces tenía 64 años, falleció.

La autopsia reveló que la muerte se produjo "por la combinación de múltiples contusiones, en particular por la mediación del efecto de la insuficiencia respiratoria debido a las múltiples fracturas costales y la del esternón, asociado con hemorragia interna".

La actuación de los tres principales actores no quedó ahí. Siempre según el relato de la fiscal, buscaron por la vivienda un objeto que les permitiera desanclar de la pared y el suelo la caja fuerte. Cuando consiguieron arrancarla, la arrastraron hasta una furgoneta propiedad de la víctima que estaba estacionada fuera de la casa. Junto con M.F. y N.F., pusieron rumbo en el coche y la furgoneta por la carretera que une Sanlúcar con El Granado, desviándose por una vía de servicio del canal del Chanza. Desembarcaron la caja fuerte, la ocultaron tras una caseta y extrajeron el contenido.

Según las estimaciones del Ministerio Público, el dinero en metálico que sustrajeron podía alcanzar los 27.000 euros. También se llevaron un Rolex de oro que costó tres millones de pesetas en 1985. Seguidamente, "los cinco procesados abandonaron la furgoneta en un camino a dos kilómetros de distancia" y regresaron a Cartaya en el mismo coche con el que partieron.

Ana Belén Nevado pide para cada uno de los tres presuntos cabecillas de la banda 21 años y 11 meses de prisión: 18 años y nueve meses por un delito de asesinato, dos años y un mes por otro de robo con violencia o intimidación y otro año y un mes por allanamiento de morada, a lo que agrega 2.160 euros de multa por este último hecho delictivo.

A los dos que se quedaron en el coche les imputa la comisión de los delitos de robo con violencia o intimidación y el de allanamiento de morada, lo que da una suma de tres años y dos meses de cárcel para cada uno y multas de 2.160 euros.

Los mismos delitos (y, por tanto, la misma pena) atribuye la fiscal a J.A.M.P. y M.N.P., a los que considera cooperadores necesarios por facilitar al quinteto la información del inmueble y, entre otros detalles, la de que Manuel Díaz Calo tenía costumbre de guardar generosas cantidades de dinero en la caja fuerte de su habitación.

Todos los procesados asumirán las costas del juicio e indemnizarán conjunta y solidariamente a los herederos del empresario con 27.000 euros por el dinero y el reloj sustraídos y no recuperados, "y en la cantidad que se acredite en ejecución de sentencia por la caja fuerte sustraída e inutilizada para su uso". Los tres presuntos asesinos de Calo pagarán también una indemnización de 120.000 euros a los herederos de la víctima por su fallecimiento.

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