Fernando Gálvez -Cañero Garrido: Puntaumbrieño de pura cepa

Gente de aquí y de allá

Fernando es un puntaumbrieño de pro que nunca abandonó a su pueblo de su alma y su gran afición es el MAR, con mayúsculas

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Fernando Gálvez-Cañero.
Fernando Gálvez-Cañero. / M.G.

Huelva/Otra persona muy conocida en Punta Umbría y que también forma parte del paisaje y de las calles del pueblo es Fernando Gálvez-Cañero Garrido. Nació en Huelva en la clínica del célebre doctor Población, en el Conquero, en el año 1945. Pero inmediatamente lo llevaron a Punta Umbría, donde sus padres tenían una casa, tipo inglesa de madera, que habían comprado a los ingleses. Casa que por cierto yo conozco bien porque fui a medirla, como todas las de Punta Umbría, pues una de mis labores como ingeniero técnico municipal era la de medir todas las parcelas del pueblo para otorgar la propiedad del suelo, que no tenían.

Don Juan Ignacio Gálvez-Cañero, padre de mi amigo Fernando, solicitó al ayuntamiento la propiedad y allí fui yo a medir. Don Juan Ignacio, que era ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, me acompaño y me ayudó. Quién mejor que quien era el director del Puerto de Huelva y jefe de Costas de Andalucía. Y así conocí la casa más bonita que hay en Punta Umbría, que antes de estar en la parcela que yo medí estaba junto a lo que antes se llamaba “la vieja guardia” y que, numerando todas las maderas una a una, se trasladó de lugar.

También conocí ese día a doña Esperanza Garrido, madre de Fernando, que era toda simpatía y me lo pasé muy bien. Luego he visitado la casa muchas veces, cada vez que ha venido algún amigo de fuera a visitar Punta Umbría lo he llevado a visitar la torre de almenara del siglo XVI, el Museo de los Ingleses, las tres bonitas y singulares iglesias que tiene el pueblo y, por supuesto, esta casa inglesa que es la última y única que queda y que Fernando y su familia amablemente nos la enseñan.

Desde hace 80 años Fernando vive en esa casa, desde el día siguiente de su nacimiento, y tiene y ha tenido muchos y muy buenos amigos aquí en este pueblo. Se acuerda de Miranda, Manolo Sevidanes y sus charlas en el Casino de La Esperanza; Rafael el de los buerros, el Porras, Belmonte, el Buzo, Ropero, Juanito Coronel, Rifeño, Gonzalo y sus tapas “requetés” en la puerta del Cinemar San Fernando y Beni, al que va a visitar casi todos los días al magnífico restaurante “El Velero”.

Ellos son siete hermanos y nunca han dejado Punta Umbría. Los más amigos míos son Fernando y Javier, tal vez por cuestiones de edad, aunque los conozco a todos.

Fernando siempre ha tenido una gran afición al MAR. Y quiere que lo ponga con mayúsculas porque así ha sido siempre su afición, y especialmente LA VELA. Cuando solo tenía 10 años su padre les regaló a todos los hermanos un barquito de vela latina, pero sus hermanos no lo utilizaban. Él era el único que lo usaba y me cuenta que siendo aún muy pequeño se fue al mar solo y volcó. Fue un accidente grave y casi no lo cuenta. En otra ocasión volvió a pasarlo muy mal porque volcó en la ría, a la altura de “la Peguera”, y por eso su padre quitó el barco de su vista diciendo que se lo habían robado. En realidad lo que hizo su padre fue vivir más tranquilo, sin sobresaltos con el niño.

Se casó con Blanca Alonso, a la que todo el mundo conoce aquí en Punta Umbría porque siempre va en bicicleta y en pantalones cortos, aunque sea invierno. Tienen dos hijos a los que pusieron de nombre, por decisión de Blanca, Miércoles a ella e Israel a él.

Fernando ha vivido siempre muy ligado al histórico Real Club Marítimo y Tenis, formando parte de la organización de la única regata oceánica que se celebra en España, Huelva-La Gomera. Y gracias a él, Punta Umbría es tan conocida por todos los navegantes, pues Fernando ha traído a este pueblo y a estas playas a gente de toda España y es un extraordinario embajador de estas blancas arenas, de las que él disfruta cada día.

Para colaborar con el progreso de este, su pueblo, hizo una breve incursión en la política local, pero no fue de su satisfacción y lo dejó muy pronto, pues pensó que hacía mejor labor en pro de Punta Umbría con sus conocimientos de navegación y los deportes náuticos que tanto renombre le daban a esta punta de arena que se adentra en el mar y de la que tanto presume.

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