Un estudio analiza el ayer y el futuro de los regadíos de Linares de la Sierra
Agricultura
Una iniciativa pretende recuperar sus valores y funciones históricas
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Linares de la Sierra/La labor de un grupo de personas y entidades que se lleva desarrollando desde hace tres años en Linares de la Sierra está impulsando la puesta en valor y rehabilitación para su protección patrimonial de los sistemas de regadío en la población. Nacieron para “impulsar la dinamización de un sistema alimentario territorializado bajo el paraguas de Inspira Territorio y gracias a la financiación de la Fundación Daniel y Nina Carasso”. Desde entonces, bajo la denominación de Linares en red y con la colaboración del Ayuntamiento de Linares de la Sierra, han elaborado un completo informe sobre la situación, las capacidades y los retos que tienen presentadas las huertas del pueblo chicharrero.
Este sistema agrario tradicional hunde sus raíces en siglos pasados, existiendo datos y recuerdos que ligan la explotación de las huertas al bienestar de la población. El contexto territorial está repleto de pequeñas parcelas, cercanas a las residencias o con pequeñas construcciones de apoyo, conectadas por una tupida red de caminos y salpicada por elementos patrimoniales rurales. Es el reino de las lievas, de las aguas y de frutas y hortalizas.

El estudio parte del análisis de la comarca serrana onubense, en la que, opinan, “la globalización e industrialización del sistema alimentario, ha marginalizado la producción de alimentos en zonas de montaña como esta, con peor acceso a la mecanización agraria y la distribución de alimentos”. Todo ello ha provocado el abandono “de las actividades agroganaderas extensivas, familiares, de pequeña escala, que durante siglos han alimentado, seguro con mucho esfuerzo pero también con mucha sabiduría, a la población”, conllevando “el abandono rural, la pérdida de biodiversidad, cultivada y silvestre, y del patrimonio cultural asociado y nos hace cada vez más dependientes de productos externos y menos resilientes frente a los cambios globales”.
Frente a esta situación, han apostado por la recuperación de la soberanía alimentaria, la agroecología y la importancia de la producción en las huertas serranas, partiendo de la descripción de los ruedos agrícolas del pueblo, espacios bisagra entre el casco urbano y el campo, “verdaderos ecotonos en que la población serrana ha cultivado frutas, verduras, hortalizas, en combinación con la cría de ovejas, burros o aves, pero, sobre todo, ha cuidado vínculos sociales y emocionales, entre las personas y con la naturaleza”. Tienen, por tanto, un enorme valor, ya no tanto económico, pero sí ambiental, etnográfico y emocional. La presencia del agua, a través de lievas, acequias, albercas, fuentes y cortas, como se las llama en esta zona, ha resultado siempre un factor esencial. Su domesticación y gestión ha resultado un pilar de la acción antrópica chicharrera.

Uno de los problemas con que se han encontrado a la hora de relanzar este sistema es que el conocimiento se limita a personas de avanzada edad. La inexistencia de altas rentabilidades económicas, el desinterés de los jóvenes, el trabajo duro o la falta de relevo generacional lastran las posibilidades de la recuperación del regadío tradicional en la comarca.
Por el contrario, valores como la producción local, su calidad, el espacio de encuentro y la preservación del patrimonio actúan como acicates para una población deseosa de reencontrar su identidad y ámbitos de progreso.
El estado del sistema de producción agrícola chicharrero
Tras numerosas visitas, entrevistas, análisis de datos y estudios, los investigadores Aida Márquez Domínguez y Joaquín Moral García ha conformado un amplio informe con los cuatro manantiales del entorno (Barranco del Valle de la Palma, Fuente Vieja, Fuente Nueva y Plamencia/Riandero) y las once cortas, o cabeceras de las lievas, los puntos donde se capta el agua del arroyo para su canalización por la acequia. Estas cortas son La Presa, El Merendero, Fuente Vieja, Fuente Nueva, El Marenillo, Molino Viejo (Las Valeras), El Riandero, El Algarrobero (El Molino), Encinas Altas, Puente Los Galápagos y Corta El Molino.
Los investigadores han analizado las características de estos espacios desde diversos puntos de vista, como el ambiental, el de su estado y conservación, o si las parcelas que riegan están en uso.
Los resultados se ofrecen en forma de Hortotipos, dependiendo si la parcela está abandonada, sin agua o con agua, si se encuentra en explotación y qué producción tiene, o si se observa cierta transformación o atención, aunque sea por ocio.

Entre las curiosidades, destacan que haya lievas canalizadas bajo las calles del pueblo, respetando los afamados ‘llanos’ de Linares, que se mantengan lievas con acceso a viviendas o las que llegan al magnífico lavadero público redondo de la población.
Los datos son inequívocos, resultando que el conjunto de las lievas está en un mal estado de conservación, por diversos motivos, que la producción hortofrutícola está limitada a un pequeño número de parcelas, que la comercialización de los productos es prácticamente inexistente y está destinada al autoconsumo o al regalo, o que ellos manejos agrícolas están desfasados y faltos de transmisión y actualización. Los autores ponen el acento en la necesidad de que el relevo generacional devuelva más actividad a las huertas y proponen fórmulas como la gestión comunitaria de las mismas.
Como propuestas a llevar a cabo se plantean el arreglo de las lievas, el consenso sobre los turnos de riego, la comunicación entre las partidas o comunidades de regantes, un inventario de variedades de frutas locales, ayudas a proyectos piloto de parceles regenerativas, y, en definitiva, afrontar la puesta en valor y la conservación del patrimonio material e inmaterial del ruedo agrícola de Linares de la Sierra. Para ello, se van a organizar diversas jornadas con la participación de personas y colectivos de la comarca y foráneos, como J. María Martín Civantos, profesor de Historia y Arqueología Medieval de la Universidad de Granada, referente en los estudios y trabajos por la recuperación y puesta en valor de los regadíos históricos y las comunidades de regantes que las gestionan.

De esta forma, en el Foro del Agua del pasado sábado 24 de mayo, han presentado el documento Diagnóstico del Ruedo Agrícola a vecinos y vecinas de Linares de la Sierra, además de conocer la experiencia de protección de lievas y huertas llevada a cabo en Cañaveral de León.
Por otra parte, se están programando unas jornadas para los días 28 y 29 de junio, en las que participarán instituciones y colectivos como la Universidad de Granada, la Asociación Cultural Lieva, RepueblArte, Ecogistas en Acción, los Pies en la Tierra, Universidad Rural Paulo Freire, Huerta Las Chinas, Regadíos Históricos de la Sierra, Tierras del Murtiga o Acequias Históricas, así como asistentes de las dos poblaciones involucradas, y que incluirá la visita a los ruedos agrícolas y regadíos históricos de Linares y Cañaveral y la limpieza comunitaria de lievas. En definitiva, iniciativas que puedan aportar ideas y soluciones a esta problemática ambiental, patrimonial y de vida.
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